Jos¨¦ Alfredo se merec¨ªa m¨¢s
Tienen suerte los responsables de este homenaje: Jos¨¦ Alfredo muri¨® en 1973; caso contrario, hoy estar¨ªa ahogando su frustraci¨®n en tequila y agujereando el techo de alguna cantina, por no disparar a los culpables. Estamos ante un delito grave: emascular uno de los repertorios m¨¢s recios de la canci¨®n en espa?ol.
Artista: Varios
Disco: Un mundo raro. Las canciones de Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez
Sello: Warner
Calificaci¨®n: 5 sobre 10
No es solo que (casi) todo suene algodonoso, blando, bonito hasta la cursiler¨ªa. Un mundo raro no incluye cr¨¦ditos para cada tema pero intuimos que, en general, se impuso id¨¦ntico patr¨®n sonoro a los artistas. Como instrumentistas estelares, aparecen Joey Burns y John Convertino, cabecillas de Calexico, banda formidable por su cuenta, pero aqu¨ª empe?ados en espolvorear arena de Arizona sobre toda la geograf¨ªa sentimental mexicana.
Si la uniformidad estil¨ªstica ya resulta peligrosa, la estocada mortal reside en que muchos de los vocalistas no est¨¢n a la altura. Hay patinazos estruendosos que uno solo puede explicar por razones intr¨ªnsecas (enfermedad, ani?adas cuerdas vocales, automatismos expresivos) o coyunturales (labores de ali?o, audacias mal rematadas, confusi¨®n est¨¦tica). El virus del peor pop del siglo XXI parece haberse contagiado incluso a artistas veteranos: hagamos cosas mo?as, como al desgaire, para no caer en los excesos de pasi¨®n de aquellos charros que protagonizaban pel¨ªculas en blanco y negro.
Se libran Julieta Venegas, Bunbury, DePedro con San Pascualito Rey, Celso Pi?a y pocos m¨¢s. Ah, y una Lila Downs que, para evitar males mayores, se pone en modo Chavela Vargas y santas pascuas. Que conste que algunos de ellos estaban n¨ªtidamente superiores en otros homenajes al maestro de la canci¨®n ranchera.
En 2003 sali¨® un disco de t¨ªtulo incluso similar, XXX El mundo raro del que sigue siendo el rey. Aunque era igualmente un producto de multinacional (BMG, en aquel caso), cada artista trabaj¨® por su cuenta y result¨® un estimulante rompecabezas, donde cab¨ªa desde el rock duro al rap hiriente, pasando por el pop mainstream; su ratio de aciertos era muy superior al de este tributo desnatado. Exig¨ªa un ejercicio de autoan¨¢lisis, al enfrentar a los participantes con el nudo central de Jos¨¦ Alfredo: la soledad impostada, la confesi¨®n p¨²blica de dramas ¨ªntimos o inventados.
El responsable del presente Un mundo raro es un tipo brillante, Camilo Lara, y no puede alegar que desconoc¨ªa la posibilidad de otros enfoques: con su Mexican Institute of Sound, particip¨® en Brindando a Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez (homenaje m¨¢s alternativo, de 2010) con una descacharrada pero simp¨¢tica lectura de ¡°Si nos dejan¡±. Aqu¨ª, convertido en cicerone de la mexicanidad tur¨ªstica en el documental que acompa?a al disco, Camilo renuncia a la complejidad emocional, la catarsis sonora.
Y, oiga, estamos hablamos de cosas serias: Jos¨¦ Alfredo revel¨® el coraz¨®n tierno que lat¨ªa en el pecho del abusador, el masoquismo escondido bajo la m¨¢scara del macho, la panoplia de excusas para la parranda y el despecho.
Lo siento. Este Un mundo raro no nos lleva a la plaza Garibaldi de M¨¦xico, con sus mariachis y sus toquecitos; todo lo m¨¢s, a la plaza del Trigo, en Aranda de Duero.
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