Jos¨¦ Alfredo, las rancheras han muerto
El g¨¦nero mexicano por excelencia se ha quedado mudo, no se ha hecho un s¨®lo ¨¦xito en ocho a?os y no ha nacido un artista que lo levante
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En el pie de p¨¢gina del programa de los Grammy Latinos rezaba una advertencia para M¨¦xico: "La categor¨ªa de m¨²sica ranchera no se celebrar¨¢ por falta de inscripciones". Y, aunque estos galardones nunca han sido especialmente relevantes para el g¨¦nero, ese fue el remate final para destapar lo que todo el mundo se tem¨ªa: las rancheras han muerto. Con la desaparici¨®n de los ¨²ltimos grandes¡ªla retirada de Vicente Fern¨¢ndez de los escenarios, la muerte de Juan Gabriel y de Joan Sebastian¡ª la m¨²sica vern¨¢cula por excelencia, referente de toda una naci¨®n, se ha quedado muda. No hay artistas nuevos, los compositores que quedan se han pasado a la banda norte?a o al pop para sobrevivir y los lamentos cantados frente a un vaso de tequila ya huelen a?vintage.
Mart¨ªn Urieta, ¨²ltimo autor vivo de la banda sonora parrandera hecha en M¨¦xico, explica con dolor que a sus 76 a?os est¨¢ viendo c¨®mo se muere el g¨¦nero de su vida, c¨®mo da "pataditas de ahogado", precisa. El hombre que compuso Ac¨¢ entre nos o Mujeres divinas,?que Vicente Fern¨¢ndez los convirti¨® en el himno de cualquier cantina que se precie, se encuentra escribiendo rancheras para un sevillano (sur de Espa?a), que "pese a ser extranjero ha entendido muy bien el g¨¦nero y canta de maravilla", a?ade. Porque en M¨¦xico la m¨²sica ranchera, seg¨²n cuenta, ya no vende. "Nos hemos dejado invadir por la cosa gringa del pop y ya no existe una radio que dinfunda nuestra m¨²sica", se lamenta uno de los pocos que todav¨ªa se aferra en seguir la estela rom¨¢ntica de Jos¨¦ Alfredo.
Un d¨ªa como este mi¨¦rcoles, pero hace 43 a?os, mor¨ªa de cirrosis el gran compositor de m¨²sica ranchera, Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez, y su nombre es lo m¨¢s comentado en las redes sociales modernas, porque temas como El rey, La media vuelta, o El ¨²ltimo trago (por citar algunas), interpretados por todos los grandes, desde Chabela Vargas, Vicente Fern¨¢ndez hasta Luis Miguel, le confirieron la inmortalidad en los corazones mexicanos. Jos¨¦ Alfredo sigue m¨¢s vivo que nunca el d¨ªa que anunciamos la muerte cerebral del g¨¦nero y Urieta tiene una explicaci¨®n: "Sencillamente antes los autores hac¨ªan canciones para vivir, ahora las hacen para comer".
Sencillamente antes los autores hac¨ªan canciones para vivir, ahora las hacen para comer Mart¨ªn Urieta, compositor de rancheras
Para vivir y para "pasar a la posteridad", precisa Urieta desde el otro lado del tel¨¦fono. "Los compositores de rancheras son como los futbolistas: hay de todo, pero existen unos pocos de selecci¨®n nacional, a los que les canta el pueblo y permanecen para siempre", explica el autor. El problema para el g¨¦nero mexicano por excelencia es que ninguno reconocido tiene menos de 70 a?os.
"Las rancheras est¨¢n en coma. No hay producci¨®n porque nadie la difunde, por eso no se animan. La radio est¨¢ metida con la m¨²sica grupera o el pop, el camino f¨¢cil. Para emitir m¨²sica ranchera, primero hay que conocerla", se?ala uno de los expertos en la materia, locutor y promotor musical, Gustavo Alvite. No queda claro si una m¨²sica e int¨¦rpretes tan ligados a las tradiciones puedan adaptarse a las nuevas plataformas de difusi¨®n por Internet. Cuesta imaginarse a un nuevo Vicente Fern¨¢ndez surgiendo desde Youtube.
El ¨²ltimo ¨¦xito que se compuso fue, seg¨²n cuenta Alvite, Estos Celos ¡ªproducida por Joan Sebastian e interpretada por Vicente Fern¨¢ndez¡ª, y ya han pasado ocho a?os. El locutor continua: "Ocurre que despu¨¦s de las tres principales figuras de la musica ranchera que quedaban, como Vicente fern¨¢ndez, Juan Gabriel y Joan Sebastian, no ha salido ning¨²n otro artista".
Cuando las rancheras mueren, uno piensa en El Potrillo. Pero Alejandro Fern¨¢ndez ¡ªquien tom¨® el testigo de su padre cuando Vicente se retir¨® de los escenarios en abril¡ª no parece ser la salvaci¨®n del g¨¦nero. Aunque hasta ahora hab¨ªa combinado estrat¨¦gicamente su traje de charro, ajustado a la cintura, con su contoneo de caderas al m¨¢s puro estilo latin lover, camisa de mezclilla desabrochada hasta el pecho y pantalones pitillo, cada d¨ªa se aleja m¨¢s de las maneras tradicionales de su padre. Y en esto de las rancheras, se sigue repitiendo lo de "o uno es macho o es guapo", como se?alaba Chente, que sub¨ªa siempre armado al escenario y se emborrachaba con el p¨²blico.
"Los programas de talento en la televisi¨®n siempre premian a un cantante de rancheras. Pero ah¨ª se queda la cosa, no triunfa m¨¢s all¨¢ del programa", explica Alvite. "Hay todav¨ªa compositores, pero no se conocen porque no tienen posibilidades econ¨®micas. Y sobre todo porque no hay un referente, un l¨ªder, un modelo", a?ade el locutor.
Creo que alguien est¨¢ ah¨ª escondido prepar¨¢ndonos una sorpresa. Llegar¨¢ un artista nuevo para levantarla Eugenia Le¨®n, int¨¦rprete mexicana
La m¨²sica de banda o norte?a es la salvaci¨®n para muchos autores de rancheras, aunque no parece tener muchas salidas. "Lo m¨¢s terrible es que los propios int¨¦rpretes o miembros del grupo acaban haciendo canciones, que aunque no tengan calidad, las difunden igual. Lo importante es sacar el tema r¨¢pido, son compositores improvisados", explica Urieta.?
Uno de los s¨ªmbolos del folclore mexicano, la int¨¦rprete Eugenia Le¨®n, reconoc¨ªa a su llegada a los Grammy Latinos, que las rancheras han entrado en un estado de pausa. Aunque ella lo ve¨ªa desde un ¨¢ngulo m¨¢s optimista: "Es verdad que con la salida o la p¨¦rdida de algunos grandes, las rancheras se han quedado algo hu¨¦rfanas. Pero yo creo que alguien est¨¢ ah¨ª escondido prepar¨¢ndonos una sorpresa. Llegar¨¢ un artista nuevo para levantarla".
En un rinc¨®n decadente de la capital de M¨¦xico, en la plaza Garibaldi, los mariachis reciben al turista con uno de los patrimonios nacionales, referente del pa¨ªs en el mundo. All¨ª las canciones de Jos¨¦ Alfredo o de Mart¨ªn Urieta las cantan incluso los m¨¢s iniciados en el g¨¦nero. El autor de Ac¨¢ entre nos ¡ªaquel al que Vicente Fern¨¢ndez se refiere en su canci¨®n cuando grita: "?Ay, Mart¨ªn! ?No cabe duda que tambi¨¦n de dolor se canta, cuando llorar no se puede! "¡ª nos da una pista:
¡ª ?Cu¨¢l es el secreto para alcanzar la posteridad?
¡ª La madre de una buena canci¨®n es la vivencia. Por eso, mientras uno viva, tiene que seguir escribiendo.
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