¡®Blues¡¯ tuareg con acento de mujer
Fatou Seidi Ghali lidera Les Filles de Illighadad. El grupo, con ra¨ªces en la m¨²sica tradicional de N¨ªger, est¨¢ de gira por Espa?a
De su guitarra salen riffs hipn¨®ticos, frases musicales cortas que se repiten en bucle, sobre las que brota una polifon¨ªa de voces que hablan de amor, melancol¨ªa y religi¨®n. Es la propuesta musical de una joven tuareg, Fatou Seidi Ghali, l¨ªder de Les Filles de Illighadad, donde la m¨²sica folcl¨®rica del rinc¨®n de N¨ªger donde le toc¨® nacer se fusiona con las sonoridades del blues en el continente africano. El grupo inicia hoy en Bilbao una gira por Espa?a que pasar¨¢ por Oviedo, Vigo, Zarautz, Zaragoza, Sevilla, Valencia, Huesca, Barcelona y Madrid, donde terminar¨¢ el 9 de marzo.
La vocalista y guitarrista presentar¨¢ su primer disco de estudio, Eghass Malan, editado el pasado oto?o y producido por Christopher Kirkley, el music¨®logo detr¨¢s del sello Sahel Sounds. El t¨ªtulo del ¨¢lbum responde a un intraducible t¨¦rmino que hace referencia al n¨²mero de camellos que incluye la dote de una futura esposa. El Illighadad que da nombre a la banda, de la que tambi¨¦n forma parte Alamnou Akrouni, es un pueblo del desierto, sin electricidad ni agua corriente, que adopta tonos rojos en las estaciones ¨¢ridas y verdes durante la temporada de lluvias.
¡°No tiene nada original. Es un pueblo perdido en la maleza semides¨¦rtica, donde nuestras familias, todos ellos pastores n¨®madas, se ocupan del ganado. Tenemos una vida rural, centrada en cubrir las primeras necesidades: beber, comer y alimentar a los animales, en condiciones clim¨¢ticas duras. Es una vida dif¨ªcil, pura supervivencia¡¡±, explic¨® Ghali v¨ªa telef¨®nica la pasada semana desde Reuni¨®n.
En su tradici¨®n, la guitarra el¨¦ctrica es un instrumento que las mujeres tienen casi prohibido. Suelen inclinarse por el tend¨¦, nombre de un estilo tradicional y tambi¨¦n de un instrumento de percusi¨®n fabricado con una membrana de piel de cabra sobre una caja de resonancia en la que se vuelca agua. ¡°Con el tend¨¦ no hay problema. Al rev¨¦s, los hombres se extas¨ªan cuando las mujeres lo tocan¡±, afirma Ghali. ¡°Lo dif¨ªcil no fue tocar la guitarra, sino que los dem¨¢s aceptaran que una mujer joven pudiera recorrer el mundo, subirse a un escenario y ganarse la vida con esto. En nuestra casa, eso no se hace¡±, dice la guitarrista y vocalista.
Cuando Ghali empez¨® a tocar en p¨²blico, la compararon con un hombre. ¡°Una mujer no deja el hogar si no es para casarse. No est¨¢ permitido, est¨¢ mal visto¡¡±, confirma su t¨ªo, Ahmoudou Madassane, que la acompa?a como guitarrista y traductor al tamasheq, principal lengua tuareg.
Ghali se inici¨® en la m¨²sica desde muy peque?a, durante las jornadas que consagraba al pasto de su reba?o. Un amigo le prest¨® un takamba, peque?o la¨²d de una o dos cuerdas, del que no tardar¨ªa en sacar melod¨ªas. M¨¢s tarde, su hermano lleg¨® a casa con una guitarra ac¨²stica. ¡°Cuando estaba sola y nadie me escuchaba, la cog¨ªa y me marchaba a tocarla entre la maleza, trasponiendo las melod¨ªas que hab¨ªa aprendido antes con el takamba¡±, relata.
Mucho ha cambiado desde entonces. Les Filles de Illighadad llevan meses de gira por el mundo, convertidas en nuevo fen¨®meno de la m¨²sica tuareg tras el que protagoniz¨® Bombino, el Jimi Hendrix del desierto. La cantautora Leslie Feist las ha destacado como su ¨²ltimo flechazo musical. ¡°Al p¨²blico occidental le encanta nuestra m¨²sica. Dir¨ªa que les da energ¨ªa¡±, suscribe Madassane. Lo mismo sucede en su propio pa¨ªs, tan sometido a la amenaza terrorista. ¡°En ese contexto, la m¨²sica es lo que nos hace revivir¡±, concluye el m¨²sico.
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