Muere el director de orquesta Jes¨²s L¨®pez Cobos a los 78 a?os en Berl¨ªn
El maestro, que ha fallecido a consecuencia de un c¨¢ncer, figura entre los grandes de la historia de la direcci¨®n en Espa?a
Como buen castellano leon¨¦s, nacido en Toro (Zamora) en 1940, no andaba por la vida con pa?os calientes. Pero s¨ª era capaz de extraer toda la sutileza a Mozart, el temperamento a Beethoven, la ligereza a Rossini o la contundencia a Brahms. Jes¨²s L¨®pez Cobos fue un director todo terreno. Una de las contundentes excepciones dentro de una generaci¨®n digna de m¨²sicos nacidos en plena posguerra, que como heredera del mejor Ata¨²lfo Argenta, hizo mundo. Muri¨® la pasada madrugada con 78 a?os en Berl¨ªn, donde resid¨ªa, v¨ªctima de un c¨¢ncer.
Mantuvo una relaci¨®n extra?a con su pa¨ªs de origen. Su nivel de exigencia casaba mal con la cansina muralla administrativa y con ciertos desencuentros en los despachos. Su esp¨ªritu cr¨ªtico se afianz¨® como alumno de Filosof¨ªa y Letras en los a?os sesenta, cuando se licenci¨® en la Complutense. Pero decidi¨® entregarse a la m¨²sica y formarse como director junto a maestros como Franco Ferrara y Hans Swarowski, aparte de estudiar composici¨®n.
Despunt¨® antes fuera que en Espa?a. Dirigi¨® la ?pera de Berl¨ªn entre 1981 y 1990, pero entremedias se llev¨® la primera experiencia amarga con un cargo en Madrid. Fue con la Orquesta Nacional, donde aguant¨® cuatro a?os (de 1984 a 1988) antes de autoexiliarse de nuevo a la Sinf¨®nica de Cincinnati y a la Orquesta de C¨¢mara de Lausana, en Suiza. De aquella relaci¨®n traum¨¢tica salieron ambos heridos. L¨®pez Cobos se resist¨ªa a volver ¡ªlleg¨® incluso a afirmar que nunca m¨¢s lo har¨ªa como responsable de nada¡ª y la orquesta anduvo hu¨¦rfana casi m¨¢s de una d¨¦cada, con el par¨¦ntesis de tres a?os que qued¨® en manos de Aldo Ceccato, antes de que finalmente la curara Josep Pons.
L¨®pez Cobos prosigui¨® su carrera internacional hasta que de nuevo lo sedujo un proyecto en la capital de Espa?a. Recuperado de su trauma en la Nacional ¡ªa la que sigui¨® acudiendo a?os despu¨¦s¡ª fue seducido por los responsables de un casi reci¨¦n resucitado Teatro Real. Lo vio con reservas, pero accedi¨® a sustituir en el foso a su colega Luis Antonio Garc¨ªa Navarro. Quer¨ªa que la instituci¨®n fuera dotada de cuerpos estables ¡ªorquesta y coro¡ª pero, para eso, el teatro deb¨ªa resolver la situaci¨®n de fr¨¢gil interinidad que manten¨ªa con la Sinf¨®nica de Madrid, poco menos que realquilada, y hacerla pasar a otro estado de residente perpetua.
Entr¨® a formar parte del equipo que integraban In¨¦s Arg¨¹elles, como directora general, Emilio Sagi, responsable art¨ªstico, y ¨¦l, como musical. Fue el tercer cuadro directivo en tres a?os, desde que se reabriera el teatro en 1997. Nada hac¨ªa prometer un largo plazo. Pero se mantuvo siete temporadas en el cargo, entre 2003 y 2010.
Le gustaba decir que en la nave comandaba una capitana, a la que segu¨ªan el primer oficial (Sagi) y un jefe de m¨¢quinas, en referencia a s¨ª mismo. Le toc¨® conformar una orquesta que en buena parte es lo que suena hoy dentro del foso. Pero rompi¨® su relaci¨®n de manera poco amistosa con la instituci¨®n tras la llegada de Gerard Mortier. Y volvi¨® a vivirlo con amargura.
Su trabajo se centr¨® en proporcionar flexibilidad a una orquesta poco entrenada entonces en el repertorio oper¨ªstico. L¨®pez Cobos dominaba varios palos ¡ªde Rossini a Richard Strauss, sobre todo los grandes del cartel tanto alemanes como italianos¡ª aunque se hab¨ªa apartado una temporada del g¨¦nero. Lo recuper¨® con vigor y en ese periodo vivi¨® grandes noches y catapult¨® a grandes estrellas emergentes. No s¨®lo entre las voces, tambi¨¦n como director sinf¨®nico, apoy¨® a j¨®venes int¨¦rpretes.
Tras su salida de Madrid, de nuevo poco amistosa, fue regresando a su pa¨ªs para afrontar alguna haza?a m¨¢s, como dirigir las nueve sinfon¨ªas de Beethoven en el Auditorio Nacional o figurar como principal director invitado de la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia. El camino de reconocimientos entre sus compatriotas hab¨ªa empezado pronto con un Premio Pr¨ªncipe de Asturias en 1981, cuando era relativamente joven y contaba 41 a?os. A partir de entonces, qued¨® marcado por encuentros y desencuentros. Pero no hay duda de que L¨®pez Cobos figura entre los grandes de la historia de la direcci¨®n en Espa?a.
Tristeza entre sus colegas
La noticia de la desaparici¨®n de Jes¨²s L¨®pez Cobos ha afligido al mundo de la m¨²sica. Pero, ante todo, a los colegas de la generaci¨®n posterior que vieron en ¨¦l un faro. Juanjo Mena, desde Oslo, recordaba ayer para EL PA?S como de sorpresa se present¨® en su debut en la Filarm¨®nica de Berl¨ªn: ¡°Sin avisar, elegante, dando apoyos y consejos sin condiciones a cualquier colega. Nos toca coger su testigo y con rigor seguir labrando el camino de los directores espa?oles¡±. Lo mismo cree Josep Pons, amigo suyo, sucesor en la Orquesta Nacional y responsable musical de Liceu: ¡°El dolor de la m¨²sica espa?ola es inmenso. Ha sido un gran director y un caballero. Deja un list¨®n muy alto como int¨¦rprete y como persona. Se le apreci¨® en la Deutsche Oper de Berl¨ªn y en Cincinnati m¨¢s que en su pa¨ªs, donde se quejaba que se le trat¨® peor¡±. Gustavo Gimeno, responsable de la Filarm¨®nica de Luxemburgo y el m¨¢s joven de los tres citados tambi¨¦n reaccion¨®: ¡°Un gran referente. Buena persona, culto, inteligente, muy honesto. Uno de los grandes en la historia de nuestro pa¨ªs. Abri¨® puertas a las nuevas generaciones de directores espa?oles¡±.
Babelia
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