Kobe Bryant: el coraz¨®n del deporte triunfa en los Oscar
La pel¨ªcula ¡®Yo, Tonya¡¯, el documental ¡®Icarus¡¯ y los dibujos animados de ¡®Dear Basketball', premiados por Hollywood
Cuando en las p¨¢ginas de Deportes de los peri¨®dicos se habla de dopaje, violencia, sexo, dinero y trampas en la competici¨®n profesional, se suele decir que se habla del lado oscuro, inevitable, de una realidad luminosa. Es una manera suave de decir las cosas, claro. M¨¢s que de lado oscuro, m¨¢s valdr¨ªa confesar que esos asuntos tan truculentos e indeseados son, en realidad, las verdaderas tripas del deporte profesional, el aparato digestivo que metaboliza la miseria humana real y la convierte en sue?os de alm¨ªbar y algod¨®n dulce, los dibujos animados que hacen llorar de emoci¨®n a los ni?os.
La m¨¢s pura f¨¢brica de sue?os que es Hollywood, que todo lo digiere sin que le duela el est¨®mago, acogi¨® con amor en su seno ambas realidades, la verdadera y la imaginada, y premi¨® con el Oscar a ambas, materializadas en tres historias que coinciden en que parten de hechos reales, de personajes que han marcado los ¨²ltimos a?os de la historia del deporte.
El deporte es, como todo en la vida, una lucha de clases en la que la piedad es una r¨¦mora, recuerda Yo, Tonya, el documental fingido de Craig Gillespie que le ha valido a Allison Janney el Oscar a mejor actriz de reparto. Si Yo, Tonya es lucha de clases sobre el hielo y unas gotas de tragedia de Shakespeare, Icarus es lucha de clases con ojos de guerra fr¨ªa, los malos rusos, perversos, que usan el dopaje como ¨²ltima arma de conquista de la tierra. Gan¨® el Oscar al mejor documental, aunque la realidad en la que penetra es tan incre¨ªble y putrefacta, y sus personajes, que tambi¨¦n habr¨ªa tenido derecho a aspirar a un premio a la mejor ficci¨®n.
Ni documental real ni fingido ni pel¨ªcula con actores, Dear Basketball?es, tan apropiadamente, dibujos animados, un cuento para leer a los ni?os antes de desearles dulces sue?os. Gan¨® el Oscar al mejor corto de animaci¨®n.
En Yo, Tonya hay una patinadora n¨ªtida hija de la clase blanca trabajadora de Estados Unidos, Tonya Harding, y Nancy Kerrigan, una rival de la burgues¨ªa m¨¢s exquisita, que luchan por una plaza en el equipo ol¨ªmpico para los Juegos de Lillehammer 94. La currante, maltratada por su madre, una camarera que por la noche le cose los vestidos para las exhibiciones, y por su marido, que vive de su gran talento para el patinaje (fue la primera del mundo capaz de introducir dos triple axels en su programa largo), se siente excluida de un mundo que adora lo pijo, del verdadero sistema dominante. El conflicto se resuelve con violencia y acaba en derrota para la trabajadora, por supuesto. Ni su m¨²sica estridente es aceptada en los concursos ni su figura macarra.
En Icarus, distribuida por Netflix, la lucha de clases termina con la aparente derrota de los malos rusos, representados de forma magistral por Grigory Rodchenkov, el traidor que desvela todos los secretos del dopaje de Estado que permiti¨® a la Rusia ganar m¨¢s medallas que nadie en los Juegos de Sochi 2014, y con la nada aparente semilla de duda plantada en el espectador atento: ?de verdad solo los rusos son malos? ?De verdad todo el sistema, desde la Agencia Mundial Antidopaje hasta los laboratorios de todo el mundo no forman parte de la misma farsa? Icarus, del ciclista mediocre Bryan Fogel, director y protagonista que busca c¨®mo doparse para ganar carreras, no es un documental aparente sino real, aunque no lo parezca, tal es su grandeza, que narra, como todos, una b¨²squeda, una investigaci¨®n que se desarrolla seg¨²n avanza el rodaje.
El amor de Kobe Bryant es tan puro como su sue?o. Uno de los mejores baloncestistas de la historia de la NBA, el jugador de los Lakers escribi¨® Dear? Basketball, una carta de despedida, cuando se retir¨® del baloncesto, el final de un t¨²nel en el que se pas¨® la vida corriendo para salir. El animador Glen Keane y la m¨²sica de John Williams lo han convertido en cinco minutos de ternura para lanzar su el mensaje bonito, puro coraz¨®n: el deporte es el mundo en el que los sue?os se cumplen y esas cosas. Las tripas que suenan ruidosas de tanta digesti¨®n indigesta parecen, sin embargo, advertirnos de lo contrario.
Babelia
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