Los Oscar llevan a Guillermo del Toro adonde se merece: el Olimpo
'La forma del agua' era la mejor pel¨ªcula del a?o en la ceremonia de la Academia de Hollywood gracias a su mezcla de tradici¨®n y modernidad
Ya lo ha logrado. De los tres compadres, solo faltaba uno por ser reconocido en el altar de los Oscar. En el Olimpo de los dioses cinematogr¨¢ficos. A Guillermo del Toro sus carnales Alfonso Cuar¨®n y Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu le esperaban con sus oscars en la mano y le ha llegado el turno. Es cierto que puede que a Donald Trump le d¨¦ igual que un creador mexicano que se autodeclar¨® inmigrante con el Oscar a mejor direcci¨®n en la mano se lleve los dos grandes premios del a?o. Pero Del Toro subray¨®, como ocurre a trav¨¦s de su cine, la radicalidad de su trabajo que esconde en el fondo. Porque en comparaci¨®n a I?¨¢rritu o a Cuar¨®n, el director de La forma del agua no provoca por provocar en la forma, sino que se vale del arma m¨¢s poderosa que siempre ha tenido el cine, y su cine: la imaginaci¨®n.
Para el mexicano, su imaginaci¨®n es pol¨ªtica. Desde que comenz¨® su carrera. O si no, ?de qu¨¦ iban en el fondo El espinazo del diablo, Hellboy, Cronos, La cumbre escarlata o El laberinto del fauno? De lo extra?o, lo ¨²nico, de la necesidad de que enfrente haya otro.
Como La forma del agua, "un cuento de hadas para tiempos dif¨ªciles, mi pel¨ªcula francesa al estilo Nouvelle Vague", seg¨²n su creador. Usando un g¨¦nero, el terror, llega mucho m¨¢s lejos ¨Ccomo de similar manera urde su radiograf¨ªa del racismo D¨¦jame salir¨C?para hablar de muchas otras cosas: la vida, el placer, el amor... Y para confundir / no confundir lo traslada a la ¨¦poca de la guerra fr¨ªa. Una bella y bestia en un laboratorio de investigaci¨®n ultrasecreto estadounidense: "La ideolog¨ªa tiende a separarnos y en realidad somos uno. Matando a la otredad no acabas con el problema, por mucho que as¨ª lo diga Trump", asegura el director.
En el escenario dej¨® impronta de sus dos caras: la de inmigrante, la de hombre consciente de la sociedad que le rodea; y por otro, la del cineasta que no mata a su padre ni rompe con la tradici¨®n. Defiende el legado, la herencia ¨Csignificativa su menci¨®n a Steven Spielberg¨C, el cine que resuena en su ADN. Si el a?o pasado se enfrentaban cara a cara dos obras maestras, La La Land y Moonlight, y gan¨® la rompedora, en esta edici¨®n, La forma del agua ha mirado en las ¨²ltimas semanas por encima del hombro a sus rivales. Porque s¨ª, hab¨ªa grandes filmes, pero la que de verdad pod¨ªa estar a su altura, The Florida Project, no hab¨ªa llegado a la selecci¨®n final.
Pocas sorpresas
?Y del resto? Casi ni una sorpresa. Si acaso, que el guion original recayera en el de D¨¦jame salir, de Jordan Peele, en detrimento de Tres anuncios en las afueras, pero hay que ver esa estatuilla con ojos estadounidenses y entender lo que ha significado all¨ª esa pel¨ªcula de terror para retomar el debate sobre el racismo. Aunque es merecido, porque Tres anuncios en las afueras es una pel¨ªcula en la que su director/guionista siempre se sit¨²a por encima de sus personajes, como un dios chulo necesitado de demostrar su inteligencia. Para hablar de la white trash, de las clases pobres blancas, Yo, Tonya es un trabajo mucho mejor y m¨¢s efectivo.
Nada se sali¨® del guion: ni que los hombres no hablaran desde el escenario ¨Cigualito que en los Globos de Oro¨C sobre la falta de equilibrio de g¨¦nero, ni que la Academia al final se sabe y se siente Academia y no saca sus pies del tiesto. Ni para reflexionar sobre lo f¨¢cil que es encarnar personajes histri¨®nicos o hist¨®ricos, y lo dif¨ªcil que es hacer cre¨ªble, por ejemplo, un encargado de un motel, como el que encarna Willem Dafoe. Los experimentos, en otra ventanilla.
Puede que con los a?os, los cin¨¦filos recuerden m¨¢s a la rusa Sin amor, de Andr¨¦i Zvyagintsev, que a la chilena Una mujer fant¨¢stica, de Sebasti¨¢n Lelio, pero esta ha sabido coger la ola, hablar de lo que se habla hoy, del sentir que el otro, por muy distinto que sea, te refleja. As¨ª que merecido Oscar a pel¨ªcula extranjera, en una ceremonia en la que se escuch¨® mucho castellano -gracias tambi¨¦n, claro, a Coco, que aun no siendo el mejor de los productos Pixar est¨¢ muy por encima de sus rivales. Los emigrantes del Sur se han multiplicado en su patio de vecinos, se?or Trump.
Junto a Del Toro, otros cl¨¢sicos vieron reconocido su talento: incre¨ªblemente, fueron las primeras estatuillas para James Ivory -el director, ahora guionista, tiene 89 a?os, el m¨¢s anciano ganador de un oscar- y el director de fotograf¨ªa Roger Deakins, y la segunda para el m¨²sico Alexandre Desplat. El momento m¨¢s emocionante no fue cinematografico, sino que vino de la mano de Frances McDormand, que en su discurso pidi¨® a todas las candidatas al Oscar en la sala que se levantaran. Visualmente, fue impactante. Ahora bien, veremos c¨®mo se refleja eso en el comportamiento de los ejecutivos de Hollywood.
Vuelta al inicio, a Del Toro, al apasionado del cine, a un hombre m¨¢s que cin¨¦filo cin¨¦fago, a alguien que el p¨²blico siente como un amigo. Suyo es el Olimpo del cine. Del gran cine.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.