¡°En Colombia, la belleza y la violencia son igualmente democr¨¢ticas¡±
'Matar a Jes¨²s', la cinta de la directora colombiana que trata sobre la violencia en su pa¨ªs, fue una de las grandes vencedoras en la ¨²ltima edici¨®n del Festival de Guadalajara
Tiene un tatuaje que le atraviesa el cuello como si fuera una raja. El tatuaje dice ¡°latina¡±. Y es cierto, si por ello se entiende fuerza y coraje unido a no tener miedo a sentir. Laura Mora (Medell¨ªn, 1981) lleva tambi¨¦n otro tatuaje: el asesinato de su padre, un se?or normal, un profesor de universidad al que un sicario dispar¨® hace casi 20 a?os.
Ese disparo ¨Ccomo el de tantos otros sobre personajes an¨®nimos de su pa¨ªs, Colombia- le ha servido para dirigir y escribir la pel¨ªcula Matar a Jes¨²s. La cinta, con una larga lista de premios a sus espaldas, es el testimonio salvaje de una chica de 22 a?os, ella, que busca al asesino de su padre. Mora est¨¢ en Madrid para presentar su trabajo, que se estrena el pr¨®ximo 13 de abril en Espa?a. All¨ª participar¨¢ tambi¨¦n en la primera edici¨®n del festival Cine por mujeres. Su largometraje fue uno de las grandes vencedoras del Festival de Cine de Guadalajara que se celebr¨® en marzo en la ciudad mexicana. En el certamen se llev¨® el premio a mejor pel¨ªcula de ficci¨®n y el de mejor actor por el papel de Giovanni Rodr¨ªguez.
Pregunta. ?C¨®mo se puede filmar con honestidad un drama como el que cuentas?
Respuesta. No lo s¨¦. Con a?os, dir¨ªa. Me interesaba poder sobrepasar la tr¨¢gica an¨¦cdota y ser capaz de contar una historia que tuviese m¨¢s impacto. Se trataba de poder separarme de dolor. Y eso se logra con los a?os.
Me gusta que menciones la honestidad; es lo que buscaba. Y es as¨ª gracias a la educaci¨®n que recib¨ª. Y s¨ª, el gui¨®n est¨¢ m¨¢s pegado a lo que pueda ser una catarsis, pero la pel¨ªcula es una carta de amor a mi pap¨¢ y a una educaci¨®n que dice que no se debe excluir a nadie y que est¨¢ en contra de dividirnos en ¡°buenos¡± y ¡°malos¡±. Me refiero a una educaci¨®n de una humanidad tan excesiva que te permite contar esta historia.
P. Hablas de resistencia.
La exclusi¨®n es la violencia que opera a diario
R. Eso es. La pel¨ªcula trata de resistirse a ser violento. Eso es de S¨¢bato, cuando dice que la resistencia es el ¨²nico lugar donde habita la esperanza siento que todas las familias que nos hemos resistido a la venganza, a pesar de no tener ninguna verdad o reparaci¨®n, somos la resistencia. Resulta muy complejo, cuando la violencia es tan cotidiana. Porque cuando uno sufre una p¨¦rdida de este tipo, es normal que surja la venganza; es una pasi¨®n humana que de repente se despierta de una forma totalmente natural. El problema es c¨®mo la contenemos. Adem¨¢s, aqu¨ª es m¨¢s complicado desactivarla porque lo que en otros pa¨ªses va acompa?ado de una sociedad que compadece y de un sistema penal que acompa?a, en Colombia hay una sociedad indolente, impunidad y un sistema corrupto.
P. Dices que te gusta hacer preguntas¡
R. Me interesa m¨¢s generar preguntas que construir mensajes, moralejas o imponer mi visi¨®n del mundo. Prefiero construir reflexiones. Por eso me sigue inquietando la violencia de una forma muy profunda, porque no tengo las respuestas.
Me impresiona la exclusi¨®n, que es la que la violencia que opera a diario. Y en la pel¨ªcula cuento la exclusi¨®n del sicario, pero tambi¨¦n la de ella, que tambi¨¦n ha sido excluida de un sistema penal. Y s¨ª, la protagonista crece con un tipo de privilegios, pero a ella la sociedad y la justicia la excluyen, como a ¨¦l, que est¨¢ fuera del sistema desde que nace. Me preocupa c¨®mo hemos perdido la capacidad de compasi¨®n, de mirar al otro.
P. En Matar a Jes¨²s la v¨ªctima y el verdugo llegan a bailar juntos. ?Eso es posible?
R. Aplaudo el proceso de paz con todas mis fuerzas y me quito el sombrero ante esas v¨ªctimas que fueron a La Habana, se enfrentaron a los victimarios y se abrazaron. Pero creo que el tema del perd¨®n debe ser algo muy ¨ªntimo. Impon¨¦rselo a toda una sociedad no debe ser la forma. Debes permitir a una v¨ªctima decir: ¡°Yo no perdono¡±. Yo no lo hago, pero no perpet¨²o. Me siento incapaz de perdonar a quienes ordenaron asesinar a mi pap¨¢, pero lo que s¨ª s¨¦ es que yo no voy a perpetuar la violencia.
?Por qu¨¦ puedo escribir de otra forma sobre el sicario? Porque ¨¦l es tambi¨¦n una v¨ªctima de ese aparato criminal que se vale de su exclusi¨®n, de una pobreza que le convierte en un soldado de ellos que pone la cara.
El baile entre los dos protagonistas tiene que ver con esos odios heredados. Si este mundo salvaje alrededor de ellos no existiera, quiz¨¢s hubieran podido ser amigos, amantes, hermanos. Es la sociedad la que los ha enemistado antes de nacer. Antes de que ¨¦l cometa el crimen.
P. ?Colombia est¨¢ acostumbrada a la muerte?
R. S¨ª, estamos anestesiados, acostumbrados. En Colombia nos duelen los grandes l¨ªderes, los hombres, no. Mi pap¨¢ era un abogado, un hombre, un padre, un profesor... y esos hombres no parecen importarnos. Por eso era importante decir en la pel¨ªcula ¡°se nos march¨® un hombre¡±. Deber¨ªan dolernos todos. Los muertos nos tienen que seguir doliendo.
El perd¨®n debe ser algo muy ¨ªntimo
P. La indiferencia mata, dicen las v¨ªctimas colombianas.
R. Sin duda. ?Qu¨¦ me iba a imaginar yo cuando escrib¨ªa la pel¨ªcula, que todo esto iba a coincidir con el proceso de paz? Imposible imagin¨¢rmelo. Pero f¨ªjate, casualidades, empezamos la preproducci¨®n de la pel¨ªcula el domingo que gan¨® el ¡°no¡± en el refer¨¦ndum. Y mientras trabaj¨¢bamos, se o¨ªa p¨®lvora y la gente pitaba y celebraba como si hubiesen ganado un partido de f¨²tbol. Eso es ser b¨¢rbaros. Ese d¨ªa la pel¨ªcula cobr¨® m¨¢s sentido que nunca, un sentido pol¨ªtico. El proceso de paz tiene todos los problemas del mundo, pero si con eso estamos salv¨¢ndonos 500 vidas al a?o, vale la pena.
Seguimos enfrascados en el discurso del odio. Es como si los colombianos estuvi¨¦semos asustados de desprendernos de la violencia. Porque en Colombia la belleza y la violencia son igualmente democr¨¢ticas: la tenemos todos. Es as¨ª de tr¨¢gico. Por eso el cine es importante, porque puede ayudarnos a desprendernos del relato de la violencia, desactivarla y ver la monstruosidad que hay en ella. Tenemos tanto miedo porque tenemos que reinventarnos para construir un nuevo relato social.
P. ?Es la educaci¨®n la clave, como lo fue en tu caso?
R. Yo creo que la educaci¨®n es un eje fundamental, pero el Estado debe empezar a ocupar unos lugares que ha dejado desprotegidos en un sistema absolutamente desigual. La educaci¨®n funciona cuando te va a servir para algo. Porque si dices, s¨ª, voy a la escuela, pero llego a casa y no hay qu¨¦ comer, mi mam¨¢ no tiene trabajo, no hay salud, no hay pensi¨®n, no hay agua¡ ?Entonces? Hay que repensar radicalmente el sistema de igualdad.
P. Qu¨¦ ha sido de los dos actores protagonistas, actores naturales, por cierto.
R. Natasha no tiene ning¨²n inter¨¦s en volver a actuar. Es artista pl¨¢stica, estudia en la Universidad, trabaja con un colectivo y es una chica con una postura pol¨ªtica y art¨ªstica impresionante. ?22 a?os y tanta coherencia! Es maravillosa. ?l tiene una vida m¨¢s compleja. Giovanni es la tragedia de Colombia en un cuerpo de 24 a?os. Le mataron a su pap¨¢ cuando su mam¨¢ estaba en embarazo, su mam¨¢ lo abandon¨®, creci¨® a la merced de la calle, a los 11 fue reclutado por grupos ilegales en la ciudad. ?Qu¨¦ m¨¢s quer¨¦s? Pero es un chico de una inteligencia brillante, ya no como actor, sino en la vida. Lo que habl¨¢bamos de la educaci¨®n: Ella es hija de profesores, le han inculcado la libertad, el respeto. Y ¨¦l¡ ?ves? No cerramos esas brechas con educaci¨®n, hace falta igualdad.
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