Las figuras del toreo se esconden de los aficionados (una comedia en dos actos)

Acto I. Plaza de La Maestranza. Preludio de la Feria de Abril.

El viernes 6 de abril, la empresa Pag¨¦s, que gestiona la plaza de La Maestranza, organiz¨®, por quinto a?o consecutivo, una jornada de puertas abiertas y m¨¢s de 5.000 personas pudieron pisar el amarillo ruedo sevillano, y esbozar un capotazo, dibujar un natural, clavar banderillas en un carret¨®n o sentirse un varilarguero de ¨¦poca a lomos de un caballo de picar.

Fueron dos horas de divertimento muy especial para chicos y mayores porque muchos pisaban por vez primera el albero y pudieron cumplir ese sue?o maravilloso de torear, aunque sea al aire, en la atm¨®sfera m¨¢s taurina del mundo. Pisar esa tierra en la que algunos de los grandes h¨¦roes de nuestra historia reciente y pasada han triunfado y fracasado, se han sentido grandiosos o diminutos, han llorado de rabia o sonre¨ªdo de felicidad, se han extasiado ante la pasi¨®n incontenida de los tendidos o han visto correr la sangre por su piel herida¡­ es una experiencia cuasi religiosa. Situarse en la boca de riego, perderse con la imaginaci¨®n entre los arcos que circundan la plaza, mirar al cielo y pensar en Joselito y Belmonte, Pepe Luis, Paquirri, Curro, Espartaco¡­, en el toro ¡®Cobradiezmos¡¯, ?d¨®nde fue aquel par de banderillas de Curro Javier?, ?fue aqu¨ª la estocada de Manzanares?... y recordar tantas y tantas tardes que han dejado huella en la memoria de cada cual¡­ Un gozo inenarrable.

Fueron unos instantes que, con toda seguridad, muchos de los asistentes han guardado para siempre en la alcanc¨ªa de su intimidad.

La relaci¨®n de los matadores con el mundo exterior no puede limitarse a una cuenta en las redes sociales

Hubo m¨¢s actividades. El 7 de abril, un nutrido grupo de abonados sevillanos visitaron, tambi¨¦n por iniciativa de Pag¨¦s, la ganader¨ªa de Partido de Resina. El d¨ªa 5, m¨¢s de mil escolares participaron en la plaza en talleres taurinos, en los que conocieron algunos de los secretos del toreo; y en marzo, aficionados pr¨¢cticos asistieron a un colegio p¨²blico y ¡®torearon¡¯ y hablaron de toros con los m¨¢s peque?os.

Y todo, para promocionar la fiesta de los toros y la Feria de Abril; magn¨ªficas iniciativas que han contado con la entusiasta respuesta de aficionados y curiosos. De justicia es resaltar el buen trabajo de Toromedia, empresa de comunicaci¨®n que dirige el entusiasta y buen periodista Jos¨¦ Enrique Moreno, m¨¢ximo responsable del ¨¦xito de estas convocatorias.

Acto II. La tauromaquia y las figuras

No son pocos los aficionados que piensan que las figuras del toreo viven en una burbuja, en otra galaxia, alejados del mundo real, como si la crisis de identidad que padece la fiesta, el alejamiento de aficionados, el creciente animalismo o los ataques constantes de los antitaurinos no fuera con ellos. Est¨¢n encerrados en el campo, en sus fincas y solo acuden a la ciudad cuando se les requiere con constancia para una entrega de premios o vestirse de luces. Aun en esos casos huyen con rapidez de los hoteles y reuniones sociales como si les quemara el contacto con la gente.

Los toreros, con raras excepciones, no participan de la vida social, ni se dejan ver en actos culturales, deportivos, solidarios, medioambientales¡­ Los toreros son los grandes desconocidos de nuestra sociedad.

Es verdad que no est¨¢ el horno para bollos, y no son muchos los actos, peri¨®dicos, programas radiof¨®nicos o televisivos que reclaman su atenci¨®n, pero no estar¨ªa mal que alguien les hiciera caer en la necesidad de dar visibilidad a su profesi¨®n.

?Qu¨¦ entender¨¢n los toreros por comunicaci¨®n en el siglo XXI?

La tauromaquia no puede acabar en las plazas de toros; los toreros no pueden ser se?ores aparentemente hura?os que se esconden del mundo. Su relaci¨®n con el exterior no se puede limitar a una cuenta en Twitter o en Facebook que no gestionan ellos.

La comunicaci¨®n en el siglo XXI exige una mayor apertura; lo exige la tauromaquia, que necesita de su compromiso para su propia supervivencia.

Las figuras del toreo ¡ªlos toreros¡ª son personajes admirables y admirados y deben mezclarse con el p¨²blico y los aficionados, que desean reconocerlos como h¨¦roes.

Es imprescindible que los toreros abandonen sus guetos, se dejen ver en las calles, y soporten las molestias que acarrea la fama. Es por su bien y por el del negocio que les da de comer.

Desenlace. Comunicaci¨®n en el siglo XXI

M¨¢s de 5.000 personas asistieron a las jornadas de puertas abiertas de La Maestranza y solo tres toreros anunciados en el abono ¡ªPepe Moral, Manuel Escribano y el novillero Alfonso Cadaval¡ª pisaron el ruedo vestidos de paisano. Los entrevistaron, se hicieron cientos de fotos, firmaron aut¨®grafos, se dejaron manosear y repartieron sonrisas. Hicieron una labor impagable por la tauromaquia.

M¨¢s informaci¨®n

C¨®mo defender la tauromaquia con los argumentos de los animalistas

Una corbata con s¨ªmbolos taurinos hasta que los toros vuelvan a Catalu?a

Fortes, torero heroico, joven, maduro, mil veces ca¨ªdo y m¨¢s vivo que nunca

Pero ni rastro de las caras m¨¢s conocidas, de los toreros que mandan en la feria, que exigen, quitan, ponen e imponen. (Tampoco hubo toreros en los talleres escolares ni en la visita a la ganader¨ªa).

?D¨®nde estaban los que se consideran figuras? ?D¨®nde estaban esos a los que se les llena la boca de lugares comunes cuando hablan de la fiesta, se dejan la piel en los despachos para lidiar toros de ganader¨ªas que solo interesan a ellos y huyen del contacto con quienes los mantienen en lo alto?

?Qu¨¦ ocasi¨®n perdida¡­! ?C¨®mo hubiera agradecido los asistentes encontrarse en el ruedo de La Maestranza con los ¨ªdolos que admiran vestidos de luces¡­!

Pero es que tampoco estuvo el empresario de la plaza, ni el teniente de hermano mayor de La Real Maestranza, propietaria del coso, ni la autoridad¡­

Desgana, tal vez; desinter¨¦s, sin duda; miedo, quiz¨¢, a una reprimenda de alg¨²n aficionado molesto¡­ Qui¨¦n sabe.

Otra vez, como tantas veces, el aficionado solo, a cuestas con el veneno impagado de la b¨²squeda constante de la emoci¨®n.

Lo cierto es que fueron dos horas inolvidables, tiempo m¨¢s que suficiente para constatar, tambi¨¦n, que la torer¨ªa andante est¨¢ desfasada, perdida, desorientada y sin rumbo.

A todo esto, ?qu¨¦ entender¨¢n las figuras por comunicaci¨®n en el siglo XXI?