David Lodge, la novela de la Rey Juan Carlos es tuya
Pensaba yo estos d¨ªas en el empe?o que tienen algunos pol¨ªticos en engrosar sus curr¨ªculos con m¨¢steres no realizados o de poca monta a los que por lo que estamos viendo bautizan con t¨ªtulos que impresionan en grado sumo
El ¡°anoche so?¨¦ que volv¨ªa a Manderley¡±, de la Rebeca de Daphne du Maurier, podr¨ªa servir de t¨ªtulo para ese cap¨ªtulo de la psicolog¨ªa que estudia aquellos sue?os que nos arrojan de nuevo a un pret¨¦rito que cre¨ªamos superado. Anoche so?¨¦ que volv¨ªa a Manderley: anoche so?¨¦ que me quedaban dos asignaturas para obtener el t¨ªtulo; anoche so?¨¦ que deb¨ªa volver a la mili dos meses para licenciarme; anoche so?¨¦ que en casa me esperaba mi primer marido; anoche so?¨¦ que no hab¨ªa terminado de pagar la hipoteca o que regresaba a mi pisito ruinoso; anoche so?¨¦ que para seguir trabajando deb¨ªa volver a examinarme. En realidad, este ¨²ltimo sue?o, el del examen, es el que contiene todos los dem¨¢s, porque nos sit¨²a en esa edad de la vida en la que descubrimos que para avanzar debemos mostrar lo que sabemos ante algo parecido a un tribunal. La vida laboral nos somete a un examen continuo, de eso es imposible librarse, pero para algunos es una liberaci¨®n que el estudio se corresponda a las necesidades que tu propio trabajo te va marcando. El aprobado o el suspenso se deja a juicio del p¨²blico y as¨ª lo vivimos en el d¨ªa a d¨ªa, a veces con aprensi¨®n pero siempre con el consuelo de haber superado la ¨¦poca estudiantil. Siento gran admiraci¨®n por los que entregan la vida a la investigaci¨®n y al estudio porque un oficio como el m¨ªo permite al menos esa dispersi¨®n errabunda de observar la vida para luego contarla, as¨ª como la escritura paseada favorece llegar a casa casi con los deberes hechos.
Francamente, ni sab¨ªa ni me importaba qu¨¦ t¨ªtulos reun¨ªa la entonces Delegada del Gobierno en Madrid, pero si hay un adjetivo que defina la ambici¨®n de una persona tan bien situada por adquirir un nuevo titulillo es cutre. Es muy cutre
Influida por los acontecimientos en los ¨²ltimos d¨ªas he so?ado que volv¨ªa a examinarme. En fin. Dejando a un lado la sinvergonzoner¨ªa de los que no contemplan la dimisi¨®n cuando est¨¢ claro que han mentido en el curr¨ªculum, que es el aspecto del pasado de un pol¨ªtico en el que no se deben permitir los embustes; obviando el espect¨¢culo de quienes apoyan la mentira con el aplauso y acrecientan el descr¨¦dito con el que han empa?ado la actividad pol¨ªtica; pasando por alto que los ciudadanos reconocemos ya la astucia en cierta clase pol¨ªtica de eternizar un asunto a fin de que transforme su naturaleza y parezca parte del juego sucio de la liza electoral; olvidando un rato que Espa?a agota, que es irritante que un m¨¢ster que no se hizo acapare tantos d¨ªas la actualidad y que la estudianta que no estudi¨® tenga el cuajo de declarar que no se ir¨¢ hasta que no lo diga el jefe; constatando una vez m¨¢s que esto no va de honradez democr¨¢tica, sino de abuso de poder; dejando aparte esta insoportable lentitud, repito, pensaba yo estos d¨ªas en el empe?o que tienen algunos pol¨ªticos en engrosar sus curr¨ªculos con m¨¢steres no realizados o de poca monta a los que por lo que estamos viendo bautizan con t¨ªtulos que impresionan en grado sumo.
Pareciera que el m¨¦rito est¨¢ en reunir un gran n¨²mero de credenciales acad¨¦micas que acreditan que si est¨¢s arriba es porque lo vales. Francamente, ni sab¨ªa ni me importaba qu¨¦ t¨ªtulos reun¨ªa la entonces Delegada del Gobierno en Madrid, pero si hay un adjetivo que defina la ambici¨®n de una persona tan bien situada por adquirir un nuevo titulillo es cutre. Es muy cutre. Es la codicia del que tiene mucho y a¨²n quiere m¨¢s, del que no re¨²ne sensibilidad social alguna para advertir que si desde la enga?ifa del plan Bolonia muchos j¨®venes pagan esperanzados por a?adir otro cr¨¦dito a su expediente es porque creen que as¨ª encontraran ese trabajo que nunca les llega. Aquel fue el truco perfecto que encontr¨® el sistema para mantenerlos entretenidos y contenida su desesperaci¨®n y la de sus padres, que a menudo financian esta privatizaci¨®n solapada de parte de la ense?anza universitaria.
Deber¨ªamos cambiar aquella frasecilla tan discutible de la generaci¨®n mejor preparada de la historia por la generaci¨®n m¨¢s precarizada de la historia. Para qu¨¦ tanto titulillo cuando lo que la mayor¨ªa anhela es un trabajo decente y un sueldo que les permita acceder a una vida soberana. No es que uno no deba seguir prepar¨¢ndose sino que en la mayor¨ªa de los oficios lo que ense?a de verdad es el ejercicio de los mismos. Lo que le sirve a un joven licenciado en Periodismo es curtirse en una redacci¨®n, sus verdaderos maestros ser¨¢n los colegas con a?os de experiencia que actuar¨¢n como gu¨ªas. Oficios y profesiones suelen aprenderse trabajando, ganando dinero y asumiendo responsabilidad. Lo dem¨¢s es alargar lo peor de la juventud, la inestabilidad y la dependencia. Cu¨¢ntas personas que a diario observas realizar admirablemente su trabajo no poseen un t¨ªtulo o tienen el justo y necesario. As¨ª debiera ser tambi¨¦n en pol¨ªtica, donde no se puede fiar todo a la universidad sino al compromiso, a la honradez y a la ¨¦tica. ?Para qu¨¦ una pandilla de pol¨ªticos hiperprofesionalizados, megatitulados, supermasterizados si a la hora de la verdad no saben asumir un error y recuperar la dignidad vali¨¦ndose del noble acto de la dimisi¨®n? Y a todo esto, ?d¨®nde est¨¢ nuestro David Lodge para escribir la gran novela de la Rey Juan Carlos?
Babelia
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