El maestro de los imposibles vuelve a casa
Leeuwarden, ciudad natal de M. C. Escher, y Capital Europea de la Cultura 2018, homenajea con una exposici¨®n al genio holand¨¦s
Maurits Cornelis Escher (1898-1972), el artista gr¨¢fico holand¨¦s, no aprob¨® la rev¨¢lida de secundaria y tampoco pas¨® del primer a?o de Arquitectura. Su destreza con el dibujo, una voluntad f¨¦rrea, y el apoyo incondicional de su familia le salvaron de una vida mediocre y acab¨® convirtiendo sus visiones en im¨¢genes inconfundibles. Parad¨®jicamente, sus mundos imposibles, escaleras sin fin, o cocodrilos que parecen pasear por la mesa, suelen ilustrar las clases de matem¨¢ticas. Su trabajo, por el contrario, no destaca en los temarios de las facultades de Historia del Arte de su pa¨ªs. Un vac¨ªo cubierto por su enorme popularidad. Solitario pero tambi¨¦n muy familiar, y viajero incansable, le habr¨ªa gustado saber que El viaje de Escher titula la antol¨®gica que le dedica el Museo de Frisia, su provincia natal.
¡°Seguro que mucha m¨¢s gente de la que pensamos ha visto un grabado o un dibujo de Escher. Hasta en la sala de espera del dentista. Puede que no figure como merece en el canon art¨ªstico, en parte porque se trata de obra gr¨¢fica, pero sus patrones sin espacios vac¨ªos, sus retos visuales solo factibles sobre papel, tienen un poder de atracci¨®n indiscutible¡±, dice Judith Spijksma, conservadora de la muestra, que permanecer¨¢ abierta en Leeuwarden capital de Frisia, y este a?o Capital Europea de la Cultura, hasta el 28 de octubre. La sala presenta cerca de 80 grabados y 20 dibujos de gran virtuosismo, con una inclinaci¨®n por los paisajes italianos, sus monta?as y edificios. Y por la geometr¨ªa de la Alhambra. Escher estuvo dos veces en Espa?a, la segunda en 1936, y en Granada se enamor¨® de los motivos ornamentales del arte ¨¢rabe.
Escher naci¨® en una familia de ingenieros deseosa de que fuera arquitecto, pero estudi¨® Artes Decorativas de Haarlem. Era el lugar adecuado, y no lleg¨® con las manos vac¨ªas. ¡°Fue muy ambicioso desde la juventud, y mandaba sus grabados al lin¨®leo a artistas profesionales pidiendo consejo. Es una variante de la impresi¨®n en madera (xilograf¨ªa) -en su caso en tacos de peral- donde el dise?o se corta en la superficie de lin¨®leo con un cincel¡±, se?ala Spijksma, mientras las ilusiones ¨®pticas del creador iluminan la pared. Muy cerca, absorbe Metamorfosis II (1940), xilograf¨ªa donde los rombos mutan en abejas, peces, y p¨¢jaros, para acabar en una vista de Atrani, en la costa italiana de Amalfi. Lo mismo ocurre con Belvedere (1958), la litograf¨ªa donde un efecto ¨®ptico crea un mirador imposible de apariencia l¨®gica, con figuras de El Bosco y monta?as de Abruzzo, al sur de Italia.
El ansia viajera de Escher empez¨® con su familia, que pasaba las vacaciones fuera de Holanda, algo poco frecuente a principios del siglo XX. A los 15 a?os fueron a Par¨ªs, y a los 21, hacia el final de sus estudios, estuvieron en la Costa Azul, Venecia y Florencia. Su querencia por el paisaje italiano fue tal, que adapt¨® el ?viaje a Italia? de los artistas de otros siglos. En lugar de buscar a los cl¨¢sicos para inspirarse, ¡°pate¨® los caminos con otros amigos artistas buscando vistas, pueblos colgados en la monta?a y edificios¡±, sigue la conservadora. La muestra trata de darle un toque en tres dimensiones a los porches c¨®ncavos de ladrillo, galer¨ªas, campos a vista de p¨¢jaro, peces bajo el agua, y contraluces de Escher. Una de las salas rebosa de nocturnos de Roma sobre un fondo negro. Parece un cruce entre una capilla y un paseo felliniano.
La aventura italiana result¨® doblemente fruct¨ªfera: vivi¨® all¨ª 15 a?os y conoci¨® a su esposa, Giuliaetta Umiker, apodada Jetta. Se hab¨ªan encontrado en Amalfi, y su familia, que viv¨ªa en Mosc¨² en 1900, sali¨® huyendo de la Revoluci¨®n en 1917. Se casaron en 1924, tuvieron tres hijos y fueron felices, pero Escher dependi¨® econ¨®micamente de su familia casi hasta los 51 a?os. Aunque ten¨ªa cierto ¨¦xito y ganaba dinero, cuando empezaba a despuntar en la treintena, la crisis de 1929 fren¨® la venta de sus grabados. Huy¨® del fascismo camino de Suiza, y con el tiempo, se inclin¨® por el teselado, los motivos compactos, sin espacios ni figuras superpuestas que le consagraron. Italia fue esencial, pero D¨ªa y Noche (1938), su obra m¨¢s requerida, recoge un paisaje holand¨¦s transformado en p¨¢jaros.
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