Por qu¨¦ 35 a?os despu¨¦s de ¡®V¡¯ nos siguen fascinando los lagartos
La serie, creada por Kenneth Johnson, no solo gener¨® un fen¨®meno fan inaudito sino que revolucion¨® la televisi¨®n del momento. Tanto que, tras el 'reboot' de 2009, se est¨¢ hablando del estreno de una trilog¨ªa de pel¨ªculas
Han llegado. El 1 de mayo de 1983, decenas de naves nodrizas aparecieron, amenazantes, sobrevolando las principales capitales del mundo, de El Cairo a San Petersburgo pasando por Nueva York o Berl¨ªn. Los Visitantes alcanzaban la Tierra y la Humanidad no ten¨ªa muy claro cu¨¢les eran sus intenciones: unos cre¨ªan en el mensaje de paz y progreso que tra¨ªan consigo (¡°Los visitantes son nuestros amigos¡±, rezaban los carteles con los que los reci¨¦n llegados intentaban defender esa supuesta cordial relaci¨®n); otros eran m¨¢s suspicaces y no terminaban de fiarse. Con este arranque se present¨® V, una serie que no solo gener¨® un fen¨®meno fan inaudito sino que revolucion¨® ¡ªun poquito¡ª la televisi¨®n del momento. V hizo historia. Y su legado no solo ha sido carne de (fallido) reboot, en forma de otra serie estrenada en 2009, sino que hace un mes, el mismo a?o que se cumplen 35 primaveras de su estreno en Estados Unidos, se ha confirmado la realizaci¨®n de una trilog¨ªa de pel¨ªculas.
Dividida en tres temporadas (la primera era una miniserie de dos cap¨ªtulos; la segunda, otra de tres; y la tercera, un formato de serie normal), se emiti¨® en Estados Unidos entre 1983 y 1985. A Espa?a lleg¨® en febrero de 1985. Marc¨® primero a toda una generaci¨®n de j¨®venes, ya fascinados por el espacio gracias a Star Wars o Star Trek, que descubri¨® que la ciencia ficci¨®n tambi¨¦n exist¨ªa en la tele. Despu¨¦s, a sus padres, que asist¨ªan aterrados c¨®mo sus hijos eran seducidos por los visitantes, reptiles con forma humana ¡ªsi se les arrancaba la piel se pod¨ªan ver las escamas verdes¡ª, que com¨ªan ratones y que quer¨ªan dominar la Tierra. Y por ¨²ltimo, a los apasionados del g¨¦nero, que vieron c¨®mo algo tan mainstream como la tele se atrev¨ªa a contar una historia coral (con ritmo de culebr¨®n como marcaba la ¨¦poca) en la que se mezclaba ciencia, medioambiente, lucha por la libertad, reminiscencias nazis y sensualidad.
Diana (Jane Badler) no solo era una de las l¨ªderesas de los visitantes (hab¨ªa otras como Lydia, interpretada por June Chadwick, pero nunca pudo hacer sombra a Diana), sino que tambi¨¦n se convirti¨® en un icono femenino. V ten¨ªa gui?os feministas: las mujeres mandaban bastante tanto en las naves de los visitantes como en las filas de la resistencia, liderada por Julie Parrish (interpretada por Faye Grant). Diana era fuerte, poderosa, maquiav¨¦lica y sexy. Con su ce?ido uniforme rojo acompa?¨® el despertar sexual de muchos adolescentes. Igual que Mike Donovan (Marc Singer), el aguerrido ¡ªy buenorro¡ª periodista que se ve abocado a hacer frente a los visitantes y ser un icono de la resistencia. El reparto lo completaban Michael Ironside (Han) o un incipiente Robert Englund (que interpretaba al c¨¢ndido lagarto Willy) antes de enfundarse el guante de Freddy Krueger.
Pero el coraz¨®n de V es la libertad. Concretamente la lucha por no perderla. Antes de esta serie, su creador, Kenneth Johnson (que se va a implicar en la nueva trilog¨ªa), propuso a la NBC (tambi¨¦n productora de V) un proyecto que hablaba sobre el ascenso de un movimiento pol¨ªtico de corte fascista en los Estados Unidos de los ochenta. No cuaj¨®, pero Johnson se llev¨® algunas de esas ideas a V. El s¨ªmbolo de los visitantes mama de la esv¨¢stica nazi; su uniforme rojo, que permiten vestir a los humanos que les apoyan, describe a una sociedad homogeneizada, militarizada y que no tolera la diferencia; la resistencia, y sus maneras, recuerda a los franceses que se opon¨ªan al r¨¦gimen de Vichy (los visitantes les llamaban terroristas); y los reptilianos que no comparten los planes de sus cong¨¦neres para con los ingenuos seres humanos, se autodenominan quintacolumnistas. Por si todas esas referencias pasaban desapercibidas, una de las familias protagonistas es de origen jud¨ªo y el patriarca recuerda los estragos pasados durante la Segunda Guerra Mundial.
Porque los visitantes ¡ªcomo los nazis¡ª tienen una agenda oculta: han acudido a la Tierra en busca de agua, recurso clave para la vida y que en su planeta ha desaparecido. Quieren drenar la Tierra y, de paso, crear una despensa con los seres humanos. El agua como motivaci¨®n ¨²ltima no solo introduce la tem¨¢tica cient¨ªfica (Julie Parrish, lideresa de la resistencia, es licenciada en medicina), sino tambi¨¦n la medioambiental, mucho antes de que el cambio clim¨¢tico estuviese en la agenda o en el imaginario colectivo. Tambi¨¦n habla de la sanidad (y su privatizaci¨®n): los visitantes intentan convencer a los humanos de los beneficios de su llegada, construyendo una serie de centros m¨¦dicos accesibles para todos.
Su estreno en Estados Unidos concentr¨® a 80 millones de personas frente a la tele. Por ello, cuando lleg¨® a Espa?a, TVE (cadena en la que se pudo ver por primera vez y que ante el ¨¦xito la repuso en 1991) ten¨ªa muchas expectativas. No defraud¨®. V fue revolucionaria en muchos aspectos, en su veintena de episodios todo estaba muy pensado: desde la m¨²sica del opening ¡ªcon muchos compases repitiendo tres notas cortas y una larga, la letra V en c¨®digo morse¡ª hasta los efectos especiales. Hoy pueden parecer cutres, pero en la ¨¦poca eran inauditos: desde los disparos l¨¢ser hasta las sofisticadas naves sobrevolando las ciudades. El merchandising fue abrumador: cromos, c¨®mics, pegatinas, p¨®sters, disfraces, gominolas con forma de rat¨®n que se engull¨ªan imitando la pose de la propia Diana, gafas¡ En una Espa?a que acababa de estrenar la democracia, V ol¨ªa a distop¨ªa, a moderno. V ol¨ªa a libertad.
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