Y Portugal rompi¨® todos los bloques de Eurovisi¨®n
La geopol¨ªtica influye en las votaciones del festival de la canci¨®n, pero no es el ¨²nico factor
Sir Terry Wogan fue durante 35 a?os el ¨¢cido comentarista de Eurovisi¨®n para la BBC. Cuando en 2008 el representante brit¨¢nico Andy Abraham qued¨® en ¨²ltima posici¨®n, Wogan vivi¨® su propio eurodrama. Tras quejarse de los votos cruzados entre pa¨ªses del Este de Europa, sentenci¨®: ¡°Me temo que nadie quiere a Reino Unido¡±. El legendario presentador de origen irland¨¦s abri¨® el debate sobre la conformaci¨®n de bloques de pa¨ªses que puntuaban las canciones por criterios pol¨ªticos en lugar de musicales. Ese argumento lo llev¨®, pocas semanas despu¨¦s, a anunciar que pon¨ªa punto y final a su participaci¨®n en el concurso. A Wogan el festival ya no le parec¨ªa divertido.
El debate que reabr¨ªa Wogan no era ni nuevo ni ajeno al Reino Unido. ?Recuerdan cuando Jos¨¦ Luis Uribarri adelantaba los twelve points de Irlanda a Gran Breta?a? Y unos cuantos participantes tambi¨¦n se han quejado del presunto voto geopol¨ªtico. La mayor¨ªa de los que usaban ese argumento, por supuesto, no hab¨ªan tenido una actuaci¨®n brillante. Ante el alud de quejas, en especial de los big five (los cinco pa¨ªses que m¨¢s dinero aportan a la Uni¨®n Europea de Radiodifusi¨®n y que pasan directamente a la final del festival: Alemania, Espa?a, Francia, Italia y Reino Unido), la organizaci¨®n del festival ha ido introduciendo modificaciones.
Tras la experiencia de dejar al ganador en manos del televoto, Eurovisi¨®n decidi¨® crear un sistema mixto en el que los espectadores y el jurado votaban a partes iguales. Y para darle m¨¢s transparencia, hace dos a?os decidi¨® incluso hacerlos p¨²blicos de forma separada. ?Cu¨¢l ha sido el resultado? Uno de los ejemplos que siempre denunciaba Wogan era el caso de Chipre y Grecia. Pues bien, el a?o pasado los expertos y los televidentes chipriotas coincidieron en dar la m¨¢xima puntuaci¨®n a Grecia. Y a su vez, el jurado y los ciudadanos griegos convinieron en que la mejor canci¨®n era la de Chipre.
Las votaciones de Eurovisi¨®n han generado un arsenal de literatura. Y no solo en los medios, tambi¨¦n en las universidades. S¨ª, leen bien. Uno de los estudios de referencia es de Gad Yair, profesor del Departamento de Sociolog¨ªa y Antropolog¨ªa de la Universidad Hebrea de Jerusal¨¦n. En 1995, Gaid examin¨® las votaciones del festival y concluy¨® la existencia de tres bloques en Europa: el del norte, el occidental y el mediterr¨¢neo. Claro que entonces todav¨ªa no se hab¨ªan incorporado todos los pa¨ªses de Europa del Este y las antiguas rep¨²blicas sovi¨¦ticas. Pero a Yaid le han seguido una retah¨ªla de papers ¨Calgunos muy sesudos¡ª que han desmenuzado todas las votaciones desde 1962. Y no, ninguno de esos estudios halla signos de motivaciones pol¨ªticas en las votaciones.
Al fallecido comentarista brit¨¢nico los an¨¢lisis acad¨¦micos le dan la raz¨®n en que existen al menos tres bloques bien definidos (el de las viejas rep¨²blicas sovi¨¦ticas, los pa¨ªses de la antigua Yugoslavia y el de los pa¨ªses escandinavos) y otro m¨¢s desdibujado conformado por el resto de Europa. Y es cierto que una parte importante de las puntuaciones de esos pa¨ªses van a otras naciones de esos bloques. Pero no por razones pol¨ªticas. Para que ello ocurriera deber¨ªa haber una discriminaci¨®n o prejuicios constantes que, con dos excepciones, ning¨²n estudio es capaz de constatar. Un documento del Imperial College de Londres s¨ª observa un ¡°sesgo positivo¡± en algunos casos que explica por fuertes lazos culturales, hist¨®ricos o ling¨¹¨ªsticos o por los flujos migratorios. Y esa di¨¢spora afecta a todos los pa¨ªses: desde Alemania, cuya comunidad turca se volcaba para votar a su naci¨®n, hasta Espa?a, que suele dar buenas puntuaciones a Rumania.
La pol¨ªtica s¨ª ha llegado a Eurovisi¨®n. Para lo bueno y para lo malo. El a?o pasado Rusia se retir¨® del certamen despu¨¦s de que Ucrania impidiera la entrada en el pa¨ªs de la representante rusa, y Azerbay¨¢n y Armenia nunca se han votado mutuamente. Pero tambi¨¦n hemos visto c¨®mo el ucranio Verka Serduchka, la israel¨ª Dana International, las rusas t.A.T.u y la austriaca Conchita W¨¹rst desafiaban la homofobia e intolerancia que perviven en muchos de los hogares (?y gobiernos!) que encienden el televisor ese d¨ªa. Por cierto, todas fueron premiadas con un puesto en el podio de su edici¨®n.
En los ¨²ltimos 10 a?os, solo Suecia ha ganado dos veces el certamen. Y en tres ocasiones, se lo han llevado pa¨ªses que no est¨¢n dentro de ninguna de esas regiones. Se llev¨® el trofeo la alemana Lena con la pegadiza Satellite, la austriaca Conchita W¨¹rst con la ¨¦pica Rise like a Phoenix y el portugu¨¦s Salvador Sobral con el balad¨®n Amar pelos dois. Todas ellas eran favoritas casi de salida. Portugal, que jam¨¢s hab¨ªa ganado el festival, demostr¨® que un buen tema, sencillo, ¨ªntimo y bien cantado pod¨ªa lograr que 12 jurados y los ciudadanos de 18 pa¨ªses le dieran la m¨¢xima puntuaci¨®n. Amar pelos dois no solo cautiv¨® a un continente, sino que derrib¨® todos los bloques.
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