Otro panfleto de Spike Lee, otro pasote de Von Trier
Me asaltan a ratos molestas sensaciones durante 'BlacKkKlansman' Mantengo mi alergia al director dan¨¦s despu¨¦s de ver su ¨²ltimo experimento
Hay directores para los que hacer cine (actividad que pocos confiesan que ha representado una forma privilegiada de ganarse la vida narrando historias con una c¨¢mara, pero s¨ª muchos que est¨¢n convencidos de que crean gran arte) supone una forma inquebrantable de militancia pol¨ªtica y social, algo que sirve para denunciar las injusticias desde una plataforma comunicativa que llega al p¨²blico de cualquier parte. Spike Lee siempre ha sido un presunto agitador de conciencias, un fustigador ancestral del racismo transparente y subterr¨¢neo que padece la minor¨ªa negra en Estados Unidos. Su militancia a veces la ha resuelto con veracidad, penetraci¨®n y talento y en otras el panfleto se expresa de forma insufrible, abusando de t¨®picos, impidiendo con su manique¨ªsmo chill¨®n que el espectador pueda juzgar por s¨ª mismo, sin introducir matices, despreciando el claroscuro. Me asaltan a ratos esas molestas sensaciones durante el metraje de BlacKkKlansman y el desenlace, en el que utiliza im¨¢genes documentales del aqu¨ª y ahora por si no queda claro lo que nos ha contado, me resulta facil¨®n, demasiado obvio, elemental.
Al parecer, su historia est¨¢ basada en hechos reales. Narra la infiltraci¨®n de un polic¨ªa negro en los Black Panthers durante los a?os setenta y posteriormente la estratagema y la suplantaci¨®n que se les ocurre a ¨¦l y a un compa?ero jud¨ªo para llegar al centro del Ku Klux Klan. Hay situaciones que est¨¢n descritas con ingenio, di¨¢logos graciosos, sarcasmo efectivo. Pero igualmente personajes que son de una pieza, una maldad y estupidez en los villanos que rozan lo grotesco. Spike Lee no deja pensar al receptor sino que le impone su inflexible punto de vista, pretende manipularle todo el rato. Y no me importa que manipule mis emociones un creador genial, pero cuando pretende hacerlo un profesional de la soflama me pongo nervioso. Y al final, rescatando im¨¢genes documentales de la actualidad nos recuerda que el Klan ha regresado euf¨®rico y sangriento, gracias a que la presidencia de Estados Unidos la ocupa una bestia que piensa como ellos. Y est¨¢s de acuerdo con Spike Lee ante el peligro que encarna Donald Trump y en que el racismo goza de buena salud, pero resulta molesto que su mensaje sea tan lineal, que se limite a gritar agitando la bandera, sin un m¨ªnimo de complejidad.
Lars Von Trier fue uno de los directores favoritos del Festival de Cannes, desde el principio le rieron todas sus presuntas gracias, hasta que se pas¨® de la raya con un comentario de simpat¨ªa hacia Hitler. Entonces le exiliaron, declar¨¢ndole persona non grata. Cannes ha vuelto a recibir al hijo pr¨®digo, se deben de necesitar mutuamente. Y el gran iconoclasta, el empe?ado en romper todos los c¨®digos ha retornado con The House that Jack Built.
Protagoniza su argumento un asesino en serie. Tambi¨¦n sabemos que trat¨¢ndose de este director su matarife se saltar¨¢ todas las normas y estereotipos que marca el g¨¦nero, que llevar¨¢ el sello de excentricidad, provocaci¨®n, experimentalismo y violencia que distingue a su cine. En mi caso, su evidente talento y su agresiva originalidad s¨®lo me han deslumbrado en Rompiendo las olas y Bailar en la oscuridad. El resto me aburre bastante y en ocasiones me pone enfermo. Mantengo esa alergia despu¨¦s de ver su ¨²ltimo experimento. El killer mantiene eterna conversaci¨®n con alguien que solo veremos al final, que le conducir¨¢ a los siete c¨ªrculos del infierno. El discurso del psic¨®pata es insoportable. Su s¨¢dica actividad no s¨®lo obedece a una mente enferma, sino que trata de hermanar sus asesinatos con la creaci¨®n de arte, la arquitectura de las antiguas catedrales, el m¨¢gico piano de Glenn Gould y otras intelectuales teor¨ªas. Mientras tanto, va carg¨¢ndose a mujeres preferiblemente simples, arranc¨¢ndole los pechos a una, agujereando a balazos a los cr¨ªos de otra. Todo me parece enfermizo, gratuito y cargante. Eso s¨ª, aunque ocultase su firma reconocer¨ªamos al autor. Su mundo siempre es reconocible. ?Imprime eso alg¨²n valor s¨®lido?
Babelia
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