Abusos sexuales en su infancia, drogas y un talento descomunal: as¨ª fue la vida de Whitney Houston
Un documental de Kevin Macdonald indaga en la turbulenta trayectoria privada y art¨ªstica de la cantante, que falleci¨® a los 48 a?os
Ning¨²n otro artista ha logrado siete n¨²meros 1 consecutivos en la lista de los m¨¢s vendidos en EE UU como s¨ª hizo Whitney Houston. Ni Elvis, ni los Beatles, ni Michael Jackson. Y probablemente nadie haya aunado a la vez una presencia f¨ªsica y un encanto tan imponente con una voz de tal magnitud como Houston. Todo eso est¨¢ en Whitney, el documental que se ha estrenado hoy fuera de concurso en Cannes. Pero junto a ese talento tambi¨¦n hab¨ªa una mujer que hab¨ªa sufrido abusos sexuales de ni?a, una desorbitada presi¨®n materna para lograr el ¨¦xito, un marido celoso, unas profundas dudas sobre su orientaci¨®n sexual y que tuvo acceso a cuanta droga y alcohol se le antoj¨®. El recorrido vital de Houston es muy similar al de Michael Jackson o al de Amy Winehouse (que ya tuvo en Cannes su propio documental), otras estrellas musicales cuyas vidas acabaron dram¨¢ticamente. El caso de Whitney Houston, en la ba?era de una habitaci¨®n del hotel Beverly Hilton el 11 de febrero de 2012, a sus 48 a?os.
Kevin Macdonald, el director de Whitney, sabe lo que hace. Tiene un largo curr¨ªculo en el mundo del documental (son soberbios Touching the Void, el ganador del Oscar Un d¨ªa de septiembre o el centrado en Bob Marley, y ¨¦l mismo se declara insatisfecho del filmado sobre Mick Jagger), adem¨¢s de haber trabajado en ficci¨®n en largos como El ¨²ltimo rey de Escocia o La sombra del poder. En Whitney ha apostado por un desarrollo cronol¨®gico de la historia, pero se guarda la revelaci¨®n de los abusos sexuales para el tercio final del metraje, cuando indaga en los demonios interiores que impulsaban a Houston (Newark, 1963 - Beverly Hills, 2012) a no abandonar sus adicciones, bien fueran estas las drogas y el alcohol, bien fuera su marido, Bobby Brown (en el documental, el m¨²sico se niega a hablar de estupefacientes). Y aunque ha entrevistado a m¨¢s de 70 personas, solo 40 aparecen en los 120 minutos de pel¨ªcula, porque seg¨²n el cineasta, muchos ment¨ªan.
Se aporta una nueva reflexi¨®n sobre la orientaci¨®n sexual de Houston, y su amistad con Robyn Crawford, la mujer que dise?¨® su imagen
Para entender a Whitney Houston, hay que recordar que su madre, Cissy Houston, era una cantante m¨¢s conocida por ser corista de grandes estrellas como Aretha Franklin o Elvis Presley. Whitney nunca le perdon¨® a su progenitora que se liara con el pastor de su iglesia (el lugar donde actu¨® por primera vez con p¨²blico). As¨ª que tras el divorcio de sus padres, Whitney y sus dos hermanos mayores pasaron su infancia en casas de otros familiares durante las giras maternas. Esa pista la da su hermano, por parte de madre, Gary Garland-Houston, que acab¨® jugando en la NBA: "Pasamos mucho tiempo en cuatro o cinco casas distintas de otros familiares, como si estuvi¨¦semos de acogida". Casi todas ellas tambi¨¦n de artistas, como sus primas Dionne y DeDe Warwick. Y Garland es quien cuenta que de los siete a los nueve a?os una mujer abus¨® de ¨¦l, y eso se le qued¨® marcado en el coraz¨®n. Tambi¨¦n lo hizo con Whitney. Fue DeDe Warwick. Mary Jones, t¨ªa de Whitney Houston, confirma que se lo cont¨® la artista. Jones, adem¨¢s, fue quien descubri¨® su cad¨¢ver en la ba?era del Beverly Hilton.
A trav¨¦s de esa revelaci¨®n, la vida de Houston se observa de manera muy distinta. Por ejemplo, aporta nuevas luces sobre su orientaci¨®n sexual. Ante la presi¨®n de su madre, que proyect¨® en ella todas sus ambiciones aunque tambi¨¦n educ¨® su voz para que fuera ¨²nica, a los 18 a?os Houston se fue a vivir con su mejor amiga, Robyn Crawford, la gran ausente del documental. Una de las peluqueras de Houston cuenta que cantante era "lo que hoy en d¨ªa se denomina como sexualmente fluida¡± y que incluso le regal¨® un vibrador en Navidad para que colmara sus deseos. De Crawford no quieren hablar los hermanos Houston, que la acusan de ser un demonio por su lesbianismo. Pero Crawford acert¨® en sus decisiones art¨ªsticas: ella dise?aba los vestidos de las actuaciones, los decorados de las giras y de los v¨ªdeos musicales. Si la voz de Houston fue obra de su madre (que la ense?¨® a diferenciar entre cantar con las tripas, el coraz¨®n o la cabeza), la imagen fue cosa de Crawford.
Cuando Whitney Houston se cas¨® con el rapero Bobby Brown, Crawford sigui¨® a su lado. Sin embargo, cuando estall¨® el exitazo de El guardaespaldas y Brown se convirti¨® en un torbellino de celos con respecto a su esposa, Crawford fue expulsada de su c¨ªrculo. Dos testimonios en el documental aseguran que el demonio interior de la cantante naci¨® de que no fue capaz de aceptar una orientaci¨®n sexual que hab¨ªa quedado ensuciada por los abusos de su prima. Y que las posteriores y fallidas decisiones vitales nac¨ªan de aquella infancia: no se divorci¨® hasta muy tarde de Brown porque no quer¨ªa ser como sus padres separados y porque ansiaba cumplir con lo considerado normal en la sociedad estadounidense, se llev¨® durante a?os de gira a su hija para que nadie la tocara... y eso acab¨® con una ni?a rodeada de adultos drogados y borrachos. Bobbi Kristina Brown fue otra vida descarrilada. Si su madre ya hab¨ªa probado la coca¨ªna y la marihuana a los 16 a?os, Kriss empez¨® antes.
Alguien cuenta que a veces Houston quedaba con Michael Jackson y se sentaba juntos sin hablarse durante horas en alguna habitaci¨®n de hotel. "Probablemente, no hab¨ªa nadie sobre la Tierra que pudiera entenderla mejor". Macdonald muestra esos momentos de relax y felicidad en el documental, que ha contado con la colaboraci¨®n de la familia, aunque la decisi¨®n del montaje final se la reservara el director, al que contact¨® Nicole David, la agente cinematogr¨¢fica de Houston, para que filmara la vida de su exrepresentada.
Tambi¨¦n hay espacio durante las dos horas a disfrutar de sus canciones, de su dicotom¨ªa entre la artista, Whitney Houston, y Nippy, su apodo familiar, una ni?a sencilla que solo quer¨ªa dormir y ver la tele. De su triunfo ante quienes criticaron su paso del soul y el r'n'b a un pop m¨¢s cercano al gusto blanco imperante. En un h¨¢bil giro social y musical, su interpretaci¨®n en la SuperBowl de 1991 del Star-Spangled Banner, el himno estadounidense, con un cambio de ritmo del habitual 3/4 a un 4/4, con lo que lo hizo m¨¢s afroamericano, le reconcili¨® con todas las capas sociales posibles. Si El guardaespaldas, en 1992, y la canci¨®n principal de esa pel¨ªcula, I Will Always Love You, la convirtieron en la artista m¨¢s popular del momento (hasta Saddam Hussein utiliz¨® una versi¨®n ¨¢rabe de la canci¨®n para una campa?a electoral), los siguientes a?os fueron los de su ca¨ªda en picado, con giras desastrosas y millones de d¨®lares tirados en infructuosas grabaciones de ¨¢lbumes in¨¦ditos.
Solo tras divorciarse intent¨® rehabilitarse, pero entonces ya no ten¨ªa dinero para poder pagar su ingreso en una cl¨ªnica. Ella, la mujer a la que su padre, el rey de los trapicheos ilegales en Newark y posterior contable de su hija, lleg¨® a demandar por 100 millones de d¨®lares por dinero no recibido tras su despido. Ella, que mantuvo a sus hermanos, primos y familia en general en n¨®mina durante d¨¦cadas. La pel¨ªcula acaba casi como empieza, con las im¨¢genes de la primera actuaci¨®n en televisi¨®n en 1983 de la estrella. Y una coda final: su hija tambi¨¦n apareci¨® en una ba?era ahogada, tambi¨¦n tras consumir drogas y estupefacientes, pero con tan solo 22 a?os. Falleci¨® en 2015 tras seis meses en coma.
Babelia
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