Cuando Tom Wolfe goz¨® Miami entre bailarinas rusas y bacanales marinas

Una tarde del a?o 2007, el periodista de investigaci¨®n del Miami Herald ?scar Corral tecleaba aprisa las l¨ªneas finales de su art¨ªculo acosado por la hora de cierre cuando el timbre del tel¨¦fono lo sobresalt¨®.

¨C?Qui¨¦n es?

¨CSoy Tom Wolfe ¨Cescuch¨®, y pens¨® que era una broma.

¨C?Perd¨®n?

¨CSoy Tom Wolfe. Dentro de dos semanas voy a Miami. ?Me puedes ayudar?

¨CPor supuesto ¨Crespondi¨® el joven Corral.

Unas semanas atr¨¢s, el reportero se hab¨ªa enterado de que su ¨ªdolo planeaba escribir una novela basada en Miami y hab¨ªa tomado la iniciativa de escribirle ¡°una carta a mano de varias p¨¢ginas¡± ofreci¨¦ndosele como gu¨ªa ¡°para poder vivir la ciudad como un nativo y no como un turista¡±. Wolfe hab¨ªa recogido el guante y con ese telefonazo imprevisto comenzaba una estrecha colaboraci¨®n que se extendi¨® desde ese a?o hasta 2012, cuando se public¨® Bloody Miami, la ¨²ltima novela de Wolfe, fallecido a los 87 a?os el pasado 14 de mayo.

Corral (Miami, 1975) explica que Wolfe se decidi¨® a escribir sobre Miami ¡°por su fascinaci¨®n por su sabor y su naturaleza de ciudad de inmigrantes¡±, a lo que se un¨ªa su gusto por la cultura cubana desde que fue enviado especial de The Washington Post en la isla en los sesenta. ¡°Dec¨ªa que el sistema comunista era jodido, pero le encant¨® la gente¡±, comenta.

Wolfe no hablaba espa?ol ¨C¡°apenas entend¨ªa un poquito¡±¨C. Sin embargo eso no supuso un problema en una ciudad biling¨¹e como Miami y con el cubanoamericano Corral como int¨¦rprete cuando era necesario. Ya octogenario, Wolfe devoraba la metr¨®polis de Florida con una curiosidad insaciable. ¡°Parec¨ªa que ten¨ªa 19 a?os. Se ve¨ªa que era un hombre feliz con su vida y con su oficio. Era un placer andar con ¨¦l¡±, dice en su estudio el periodista, hoy dedicado a su empresa de producci¨®n de documentales. En una pared luce el p¨®ster del que hizo sobre el paso del m¨ªtico escritor por Miami, Tom Wolfe Gets Back to Blood (2012).

El periodista pudo gozar durante d¨ªas del magisterio del padre del nuevo periodismo. ¡°Su m¨¦todo de trabajo era la conversaci¨®n y la observaci¨®n¡±, dice. ¡°Se pon¨ªa a charlar con la gente y observ¨¦ que a menudo no se daban cuenta de que los entrevistaba. Muchos no sab¨ªan ni que era un escritor c¨¦lebre, lo ve¨ªan como un viejo loco vestido de blanco, y como iba de arriba abajo de ese color algunos hasta cre¨ªan que era un santero¡±.

Vestido como un dandy, marca de la casa, Wolfe iba siempre con una libreta de notas y una pluma de marca ¨C¡°aunque si no la encontraba aparec¨ªa con un boli barato¡±¨C. ¡°A veces tomaba notas, pero por lo general solo conversaba. A ¨¦l lo que le importaba era escuchar a la gente, saber qu¨¦ pensaba, entenderla, mirarla. Dec¨ªa que ten¨ªa un interruptor que encend¨ªa cuando estaba haciendo un reportaje y se daba cuenta de todo, y cuando no estaba trabajando lo apagaba y era normal. Pero en Miami lo tuvo siempre encendido¡±.

¡°Le encantaba ser reportero. Ver y aprender de personas y cosas nuevas¡±, cuenta Corral. Una vez Wolfe le pidi¨® que buscase ¡°un club de striptease ruso¡± en Miami. Al entrar el due?o lo reconoci¨® y lo llev¨® a la zona VIP. ¡°Las bailarinas pensaban que era un anciano arist¨®crata muy rico y se le sentaban en las rodillas a hablar, y ¨¦l, con su voz bajita, les hac¨ªa preguntas y m¨¢s preguntas para alimentar su novela¡±. Otra vez fueron a la famosa Regata del D¨ªa de Col¨®n, en la que yates y botes terminan agrup¨¢ndose en fiestas legendarias por su festividad y lujuria. ¡°Creo que aquello fue lo que m¨¢s le gust¨®¡±, dice Corral, y se?ala que dedic¨® un cap¨ªtulo entero de Bloody Miami a elaborar su propia bacanal marina. Con los mimbres de lo que vio, pero con su genial sello. Sobre aquello, escribi¨® Wolfe:

Una m¨²sica procedente de unos altavoces de Dios sab¨ªa cu¨¢nto amperaje, resonaba sobre el agua ¨Crap, rock, running rock, disco, metro-billy, reggae, salsa, rumba, mambo, monback¨C y por encima chocaba con un estrepitoso e incesante trasfondo de dos, cuatro, ocho, diecis¨¦is mil pulmones gritando, chillando, aullando, riendo, sobre todo riendo riendo riendo riendo riendo con la risa forzada de quienes proclama que aqu¨ª es donde pasan las cosas y nosotros estamos en el centro de todo...

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