The War on Drugs: el poder de la huida
La banda estadounidense protagoniza uno de los mejores conciertos en la segunda jornada del Primavera Sound
Confes¨® una vez Adam Granduciel, l¨ªder de The War on Drugs, que ojal¨¢ su padre, su madre, alg¨²n familiar o alg¨²n amigo le hubiesen puesto Harvest Moon de Neil Young en el coche. Lo descubri¨® por su cuenta, como tantas cosas trascendentales se descubren en la vida. Ese momento, como tal vez tantos otros, le hubiesen hecho no sentirse siempre un tipo marginado, desconectado de su entorno, como un ermita?o del mundo. Granduciel se obsesion¨® con ese disco, como con tantos otros, cuando se convenci¨® que all¨ª, en las canciones, estaba el lugar al que pertenec¨ªa.
Despu¨¦s de cinco ¨¢lbumes y una d¨¦cada de carrera, Granduciel, quien sufri¨® depresiones severas tras fracasos sentimentales y art¨ªsticos, no ha dejado de buscar ese lugar. Su m¨²sica, tan envolvente, tan misteriosa, es como una motivaci¨®n para la huida. Anoche, bien lo demostr¨® en el escenario principal del Primavera Sound con The War on Drugs, la banda de Filadelfia en la que compone todo y lidera con pu?o de hierro. The War on Drugs es ¨¦l con un batall¨®n de ¡°soldados del rock¡¯n¡¯roll¡±, tal y como le gusta decir, a su disposici¨®n. Con ese nombre que remite a la guerra, The War on Drugs se fueron a la batalla con sus armas. Esto es, nada de fuegos artificiales, tan propios de un festival; nada de estridencias, tan propias tambi¨¦n de un festival; nada de poses, tan propios de nuestros tiempos. La banda se lanz¨® con su caracter¨ªstico rodillo el¨¦ctrico, creado especialmente con ese mantra instrumental de guitarras, teclados y bater¨ªa. Arrancaron fr¨ªos con In Chains y la exquisita Pain, que son¨® a medio gas, pero la cilindrada se puso en la ¨®rbita adecuada con A Ocean in Between the Waves.
No es de extra?ar que el grupo resulte soso a muchos, como desconectados de los rigores del directo festivalero, tan efusivo, pecando muchas veces de f¨¢cil petardeo. A fin de cuentas, el propio Granduciel, el ermita?o de los discos del coche, no responde a nada de eso. All¨ª donde la gente quiere botes y purpurina, The War on Drugs ponen capas y m¨¢s capas de tejidos instrumentales de folk-rock cl¨¢sico tapizado en un aire ambiental de los ochenta, donde las cuerdas y los sintetizadores no dejan espacio para las distracciones. Te cogen o no te cogen, como el amor, como la suerte. Y, si te cogen, te largas con ellos hasta el final de la noche.
Con ese nervio inquieto siempre latente, las canciones de la banda empujan a seguir m¨¢s all¨¢. Como ese viaje en coche en la profundidad nocturna por una carretera perdida donde, m¨¢s all¨¢ de las simples luces, hay algo desconocido, misterioso, a la espera de ser encontrado. Sigues conduciendo, incluso acelerando, dispuesto a cruzar el umbral. Mientras ca¨ªa la noche en Barcelona, con el mar de fondo, A Ocean in Between the Waves cruz¨® el umbral. Granduciel y su batall¨®n de soldados en huida eran luchadores de boxeo que parec¨ªan a punto de caer en la loma, con ese ritmo lento, casi agonizante, pero guardando el mejor golpe. Aguantaban como moribundos, pero terminaron por asestar un golpe de gracia, dejando Ko. O, al menos, viendo las estrellas.
Estrellas que The War on Drugs persiguieron con determinaci¨®n, como cuando Granduciel, el conductor incansable, el p¨²gil con su gancho impensable, tocaba la guitarra con la cabeza agachada, haciendo bailar su melena rizada, pisando como un loco los pedales, con cierta desesperaci¨®n en sus gestos. Era la pose de un tipo desentendido de la realidad imperante, conectado a sus canciones, como las brutales Strangest Thing, Nothing to Find y Knocked Down, pertenecientes a su ¨²ltimo disco, el sobresaliente A Deeper Understanding.
Escuchando esas composiciones como Under the Pressure o In Reverse, con ese rodillo sonoro, menos sutil que en los ¨¢lbumes pero con similar pegada, era incuestionable que existe un lugar al que Granduciel quiere llegar. A veces parece ser como una casa encantada, un lugar a medio camino entre una f¨¢bula de los hermanos Grimm y un cap¨ªtulo de Stranger Things. Otras simplemente parece que ese destino es una caba?a abandonada, sin ning¨²n glamour y sin m¨¢s misterio que conseguir estar alejado de la rutina, de lo aplastantemente normal. Pero, si te coge, conf¨ªas en el viaje. Conf¨ªas en su huida. Porque la huida de The War on Drugs conf¨ªa todo a las canciones, ese lugar al que los marginados, los solitarios y todos aquellos que una vez sufrieron les deben todo o casi todo.
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Destacamos: Su ¨²ltimo disco, A Deeper Understanding, y el trabajo anterior de la banda, Lost in the Dream.
Formato: MP3, CD y vinilo.
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