Juego de tronos en la Tierra Media
George R. R. Martin, Terry Pratchett o Brandon Sanderson son dignos herederos literarios de Tolkien
A Tolkien no le interesaba en absoluto el mundo real. Aborrec¨ªa la pol¨ªtica. Ni siquiera ten¨ªa televisi¨®n. Si tuvo un coche, y uno de segunda mano, fue porque a ?Edith se le meti¨® entre ceja y ceja. Qui¨¦n sabe, quiz¨¢ el escritor de fantas¨ªa tenga suficiente con lo que sea que le pasa por la cabeza. Aunque la creaci¨®n de otros mundos no est¨¢ al alcance de cualquiera, ha habido hijos de Tolkien desde el principio de los tiempos. Contando ese principio como el momento en que El Se?or de los Anillos aterriz¨® en librer¨ªas. Sin ir m¨¢s lejos, Terry Pratchett admiti¨® haberse dedicado a la escritura y a lo fant¨¢stico, haber creado su propia Tierra Media, la descacharrante Mundo Disco, porque a los 13 a?os ley¨® El Se?or de los Anillos, y en un tiempo r¨¦cord: 25 horas. Pero hay ejemplos m¨¢s pr¨®ximos en el tiempo, hay ejemplos con obra-mundo en marcha. Pensemos en George R. R. Martin, al que no le importa que le comparen con Tolkien, claro, ¡°es un halago¡±, dice, pero que a menudo ha considerado que la obra de su predecesor es, quiz¨¢, demasiado maniquea: el Bien contra el Mal, todo blanco o negro. Algo con lo que la experta en Tolkien, Catherine McIlwaine, no est¨¢ de acuerdo, porque, dice, ¡°todo en Tolkien es m¨¢s complejo de lo que parece, y Frodo volviendo a casa sabiendo que su vida jam¨¢s volver¨¢ a ser la misma es quiz¨¢ el mejor ejemplo¡±.
A George R. R. Martin le parece un halago que le comparen con Tolkien, aunque considera que su obra es quiz¨¢ demasiado maniquea
En cualquier caso, se dir¨ªa que lo que comparten los hijos de Tolkien de nuestros d¨ªas, el propio Martin, el hiperactivo Brandon Sanderson, el aplicado Patrick Rothfuss y el socarr¨®n Joe Abercrombie ¡ªhe aqu¨ª los m¨¢s famosos de todos ellos¡ª, es una evidente apuesta por el claroscuro. Pensemos, por ejemplo, en Juramentada (Nova), del prolifiqu¨ªsimo Sanderson ¡ªen su p¨¢gina web hay barras de estado que cuantifican qu¨¦ porcentaje de sus pr¨®ximas, en plural, novelas, est¨¢ acabado¡ª, la tercera entrega de la musculosa decalog¨ªa ¡ªhan le¨ªdo bien: decalog¨ªa¡ª El archivo de las tormentas: casi 1.200 p¨¢ginas de apocalipsis ¨¦pico fant¨¢stico ¡ªcruentas guerras, tormentas infinitas¡ª pobladas de personajes en absoluto convencionales ¡ªhay incluso un asesino que llora cuando mata¡ª, capaces de llevarte tan lejos, macabra y aventureramente, como te apetezca. Eso s¨ª, todos aquellos que echen de menos espadas, dragones, anillos y todo tipo de otras costumbres made in Tolkien y no quieran esperar a que este verano Harper Collins edite el pen¨²ltimo in¨¦dito del genio de Oxford, algo llamado La ca¨ªda de Gondolin, pueden echarle un vistazo a Beren y L¨²thien (Minotauro), una de las historias fundacionales de El Silmarillion, uno de los mitos y leyendas de la Primera Edad del Mundo concebidos por Tolkien para su obra en marcha, que escribi¨® a su regreso de la batalla del Somme (Francia) a finales de 1916, batalla en la que perdieron la vida demasiados de sus amigos.
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