¡°No entiendo que para ser respetable un gay haya de someterse a los convencionalismos¡±
El escritor gaditano publica 'Malandar', sobre relaciones amorosas y la agon¨ªa del homosexual de su generaci¨®n
Es imposible no ver en este libro (Malandar, Tusquets) que su autor firm¨® ayer en la Feria del Libro, a Eduardo Mendicutti en todas sus edades, desde 1948, cuando naci¨® en Sanl¨²car de Barrameda (C¨¢diz) a este momento, en que habla en el caf¨¦ Gij¨®n, de Madrid, poco tiempo despu¨¦s de que falleciera su madre, tan central en su vida (como la madre del protagonista de Malandar lo fue para el h¨¦roe de la ficci¨®n).
?l dice que el protagonista no es ¨¦l, pero la novela transpira Mendicutti por todos los poros. Su casa, su paisaje, sus parientes, sus amigos, su propio viaje a Madrid desde Andaluc¨ªa, suceso mayor de su personaje y desencadenante de una historia de amores contrariados y de felicidad.
Es una novela sobre relaciones amorosas que tardan una eternidad en ser como tendr¨ªan que ser, y en ese sentido el libro refleja tambi¨¦n la larga agon¨ªa del homosexual de la generaci¨®n de Mendicutti que, al fin, "gracias a Zapatero" [por la ley del matrimonio homosexual], hall¨® la luz. "S¨ª, es emocionante la historia, y en cuanto a la novela es verdad que emociona, al menos a m¨ª se me cayeron algunas l¨¢grimas mientras le¨ªa las galeradas. Mi amiga Almudena Grandes dice que es melanc¨®lica. Yo prefiero la palabra celebraci¨®n a melancol¨ªa. Lo vivido est¨¢ vivido".
El libro es la historia de una amistad a tres, que nace en Malandar, un lugar en el Coto de Do?ana. Una chica est¨¢ en medio de dos muchachos que se buscan y se huyen. Los tres danzan ese baile hasta la edad tard¨ªa. "S¨ª, es el relato de una vida entera, con el recurso de esa amistad a tres. Que uno de los tres sea el narrador es para contar la vida entera de ese narrador, ligada a la vida de los otros dos cuando son adolescentes. ?l se va, los otros se quedan, Malandar ya no es lo que era cada vez que vuelve, pero hay un proceso de lealtad a ese lugar", que es un trasunto de Sanl¨²car aunque en el libro se llame Algaida. "Ahora bien, Malandar es Malandar, tan lindo nombre".
El narrador (al que es imposible quitar el rostro de Mendicutti) viaja a Madrid "a comerse el mundo, y se come todo lo que tiene a mano". Las relaciones er¨®ticas cobran primeros planos de enorme excitaci¨®n sexual; hay una escena con taurinos, en un hotel de Madrid, que competir¨ªan con las primeras espadas de La sonrisa vertical, incluidas las de Las edades de Lul¨² de su amiga Almudena Grandes. Y hay otras escenas similares en trenes o en otros medios de transporte en los que, en efecto, el narrador se come el mundo. Por supuesto, el viaje tiene otras sustancias.
-?Ese viaje lo ha hecho usted?
-Lo he hecho. Algunas cosas de lo que pasa en el viaje (y aqu¨ª entramos en el espinoso tema de lo autobiogr¨¢fico) son reales. Otras tambi¨¦n, pero no en el sentido literal. Algunas son las que sent¨ª cuando pas¨® lo que aqu¨ª se cuenta indirectamente: la aparici¨®n de la movida madrile?a, lo que pas¨® con el sida, el cambio pol¨ªtico, la sucesi¨®n de im¨¢genes que podemos tener los que ahora ya hemos cumplido 70 a?os.
"Por ejemplo", a?ade, "el narrador reflexiona sobre los derechos del colectivo LGTB y sabe que esa es una lucha pol¨ªtica que va acompa?ada de la de mucha gente por otras cosas por las que tambi¨¦n se debe luchar. Y eso ha sido mi vida, y eso est¨¢ en el personaje, no de manera directa pero s¨ª mientras se va contando".
-Si usted tuviera que hacer un balance de su generaci¨®n, ?cu¨¢l ser¨ªa?
-Pas¨® por la etapa de los descubrimientos, sigui¨® con la del entusiasmo absoluto, sigui¨® por la de los compromisos pol¨ªticos y lleg¨® a cierto desencanto. Y ahora quiz¨¢ es el momento de rescatar algunos de aquellos momentos que tantos nos hicieron querer la vida.
Ahora, los homosexuales que a lo largo de las d¨¦cadas sufrieron persecuci¨®n y pena son libres. "Ya somos respetables, pero hay que preguntarse si para ser respetable has de casarte, tener hijos, una casa, un sof¨¢, una suegra, un perro. No entiendo por qu¨¦ para que sea respetable un gay tenga que someterse a los modelos convencionales de siempre".
Un d¨ªa le dijo un transexual de Valencia: "No sabes lo que me ha ayudado a vivir haber le¨ªdo Siete contra Georgia", que public¨® en 1987. "?Pero alguien me dijo una vez que se le pas¨® el miedo del 23-F leyendo Una mala noche la tiene cualquiera!" (1982). Para saber qu¨¦ sabor procura este Malandar hay que acabar el libro de Mendicutti.
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