?Puede un peluche ser un libro?

En casi todas las casetas de mi infancia encontrabas recortables, marca p¨¢ginas con flores secas, torres Eiffel y torres Pisa de papel plegado colgando de hilos de nailon. Tambi¨¦n aquellas l¨¢minas de cromos de picar: romp¨ªas las tiritas que los un¨ªan y jugabas a darles la vuelta con la mano ahuecada. Algunos llevaban un poco de purpurina.

Ahora, en las 363 casetas solo encuentro un recortable de los de toda la vida, a 1.75 euros. Sin embargo, en muchas venden recortables disfrazados de libro: con sus tapas, su anilla central, su t¨ªtulo (¡°Lili Chantilly Moda Brillante¡±) y toda la purpurina que quieras a 10 euros.

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Br¨ªjulas a la deriva

?Qu¨¦ es un libro?, me pregunto con la baraja de cartas 52 cosas divertidas para hacer en el avi¨®n en la mano (en las casetas religiosas tienen su propia versi¨®n: Oraciones para rezar en familia). Apunto ambos t¨ªtulos en la columna de no-libros. Sin embargo, alguien m¨¢s listo que yo me recuerda que Max Aub public¨® una baraja en 1964. En los anversos, las figuras dibujadas por el pintor Jusep Torres Campalans (un personajes inventado por Aub) y en los reversos unas breves ep¨ªstolas entre personajes. Cartas en cartas, la broma polis¨¦mica.

En la Feria, las cosas que son libros, pero no lo parecen (como estas barajas), conviven con su opuesto: cosas que no son libros, pero s¨ª lo parecen (por ejemplo el recortable brilli-brilli, unas postales encuadernadas, un set de origamis entre dos tapas, una colecci¨®n de pegatinas). Una tercera categor¨ªa la formar¨ªan los t¨¢ndem cosa/libro, donde el "libro" es una mera excusa, y la "cosa" es un anzuelo comercial en forma de peluche, taza, puzle, pala de jardinero, rosario, br¨²jula o flauta (todos los ejemplos son reales).

Y luego hay simplemente cosas, aunque muchas menos que en mi recuerdo y diferentes. Bolsas de tela de las que llaman ¡°tote¡±, con citas literarias o portadas de libro estampadas. L¨¢minas, las de inventos del siglo XIX son lo que m¨¢s se vende en la caseta Oficina de Patentes y Marcas (a unos 2 euros), mientras que en las casetas de medicina alternativa las hay que ilustran los secretos de la reflexolog¨ªa (en el tal¨®n est¨¢ la pelvis, en el pulgar el cerebro). Por aqu¨ª y por all¨¢ hay alg¨²n disco, pel¨ªcula o calendario; revistas, mapas, cuadernos para colorear o de sudokus...? En una librer¨ªa venden unos post-it para pegar en los lomos de los libros que prestas en los que pone ¡°No es m¨ªo¡± o ¡°Devolver¡±. Lo m¨¢s raro es una rueda de verbos para aprender a conjugar en alem¨¢n.

En la Casa del Ajedrez, entre vol¨²menes sobre estrategia, tienen llaveros en forma de torre y de caballo. No se venden. "En la Feria solo puedes vender libros, aunque luego cada uno¡­¡±, dice el librero. En la organizaci¨®n lo confirman: el reglamento se impuso porque lleg¨® un momento en que el mercadeo de objetos se fue de las manos, "hab¨ªa que controlar la venta de cosas como aceites esenciales en las casetas esot¨¦ricas", explican los organizadores. Ahora la caseta que m¨¢s no-libros vende es la suya, dedicada al merchandising oficial, donde hay tazas, imanes o camisetas con el cartel de la Feria.