El Cid, gravemente corneado
Pepe Moral protagoniz¨® una emocionante faena y cort¨® una oreja a un toro bravo y noble de Adolfo Mart¨ªn
El Cid se recupera en un hospital de la grave cornada que le propin¨® el segundo toro de la tarde; Pepe Moral se lamentar¨¢ en el hotel de ese fallo con la espada que, con toda seguridad, le cerr¨® la puerta grande, y el joven ?ngel S¨¢nchez rumiar¨¢ que pas¨® para que su gesta de una alternativa de torero heroico no acabara felizmente.
Como la vida misma, la cara y la cruz de una fiesta como la de ayer, protagonizada por toros serios y bien plantados, de astifinas defensas, bravos en distintos grados en el peto, y exigentes, duros y correosos en la muleta a excepci¨®n del quinto, ¡®Chaparrito¡¯ de nombre y 549 kilos de peso, que acudi¨® con presteza y alegr¨ªa al caballo, apret¨® en banderillas y embisti¨® en el tercio final con clase, ritmo, prontitud y transmisi¨®n para que Pepe Moral dibujara muletazos del mejor toreo. Cara y cruz de una fiesta en la que el triunfo a medias de uno se uni¨® a las ilusiones juveniles de otro y la sangre del director de lidia.
Acababa de brindar El Cid al p¨²blico la muerte de su primer toro, y, en los iniciales compases, el animal, astifino como toda la corrida, lo empiton¨® por el muslo derecho, lo derrib¨®, cay¨® boca abajo en el suelo, donde el toro lo busc¨® con furia desatada hasta que consigui¨® engancharlo, levantarlo por los aires y lanzarlo de nuevo contra la arena. Sin aliento y maltrecho qued¨® el torero que se incorpor¨® a duras penas para ponerse en manos de las asistencias. As¨ª, dram¨¢ticamente, acab¨® el brindis de El Cid.
Y mientras el torero herido cambiaba el coche de cuadrillas por la ambulancia, Pepe Moral se encontraba con el mejor toro de un complicado encierro, el quinto, bravo, noble y con calidad, con el que el sevillano dibuj¨® muletazos de alta escuela, grandes redondos, magn¨ªficos naturales, henchidos todos de temple y cl¨¢sica torer¨ªa, siempre bien colocado el torero frente a su oponente. Unos ayudados por bajo precedieron a un pinchazo que fue el cierre de la puerta grande. Pero, ?fue faena de dos orejas? Hoy, s¨ª. Fue emotiva, con mando, temple y buen gusto, pero acaso le falt¨® arrebato, exquisitez y est¨¦tica sublime, que diferencia a las buenas faenas de las grandiosas. Y el toro, grande, pero no de vuelta al ruedo. Moral mat¨® sin m¨¢s al deslucido que corne¨® a El Cid y al manso y rajado que sali¨® en tercer lugar.
Y ?ngel S¨¢nchez tuvo un gesto que debe ser destacado: pocos se atreven a tomar la alternativa en Madrid con toros de Adolfo Mart¨ªn. La apuesta era fuerte y la perdi¨®. Le falt¨® oficio y madurez, pero no entrega y decisi¨®n. El cuarto, que mat¨® en lugar de El Cid, era un toro fiero, bronco y dif¨ªcil que lo desbord¨®. Normal. Hubiera desbordado a medio escalaf¨®n. Con los otros dos, aseado; quiz¨¢ le falt¨® plantar cara con m¨¢s amor propio al toro de la alternativa, noble y soso, con el que solo demostr¨® su buen corte como torero.
Toros de Adolfo Mart¨ªn, bien presentados, astifinos, cumplidores en los caballos, broncos y muy deslucidos. Bravo, noble y con clase el quinto, muy aplaudido en el arrastre.
El Cid: cogido al inicio de la faena de muleta. Sufre una herida en el muslo derecho con trayectoria ascendente de 20 cm que produce destrozos en la musculatura aductora y vasto interno. Pron¨®stico grave.
Pepe Moral: pinchazo y casi entera ca¨ªda (silencio); estocada (silencio); pinchazo y estocada (oreja).
?ngel S¨¢nchez, que tom¨® la alternativa: casi entera trasera _aviso_ y tres descabellos (ovaci¨®n); pinchazo hondo y cinco descabellos (silencio); pinchazo hondo (silencio).
Plaza de Las Ventas. Trig¨¦simo segundo festejo de la Feria de San Isidro. 8 de junio. M¨¢s de tres cuartos de entrada (20.431 espectadores, seg¨²n la empresa).
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