Francia discute sobre el pol¨¦mico Charles Maurras
El rescate de la obra literaria del intelectual nacionalista, mon¨¢rquico y antisemita enciende el debate en su pa¨ªs
Charles Maurras, el intelectual de la derecha nacionalista, mon¨¢rquica y antisemita, es el gran maldito de las letras francesas contempor¨¢neas. Lo fue todo en su tiempo: el escritor que marcaba el gusto de la ¨¦poca y estaba en todas las batallas pol¨ªticas. Hoy no es nada: sus libros no se encuentran en las librer¨ªas y pocos le han le¨ªdo o le reivindican. O eso parec¨ªa.
Maurras (1868-1952) regresa. Su figura provoca de nuevo debates p¨²blicos, como el reciente por su inclusi¨®n ¡ªdespu¨¦s corregida por el propio Gobierno franc¨¦s¡ª en el libro oficial de las conmemoraciones nacionales de 2018. Su nombre, un referente de la ultraderecha contempor¨¢nea, aparece entre las influencias del nuevo populismo nacionalista como Steve Bannon, ide¨®logo de Donald Trump. La publicaci¨®n, en abril, de una antolog¨ªa de m¨¢s de mil p¨¢ginas en la colecci¨®n Bouquins, de la editorial Robert Laffont, es uno de los acontecimientos literarios de esta primavera en Francia. El volumen, titulado L¡¯avenir de l¡¯intelligence et autres textes (El futuro de la inteligencia y otros textos), pone a disposici¨®n de los lectores, por primera vez en d¨¦cadas, una amplia selecci¨®n de su obra est¨¦tica, po¨¦tica, pol¨ªtica y period¨ªstica. Llamativamente, sin la pol¨¦mica que ha rodeado el intento de publicar los escritos antisemitas de otro coet¨¢neo suyo, Louis-Ferdinand C¨¦line.
Nacido y criado en la Provenza, lejos de los cen¨¢culos del poder literario y pol¨ªticos de Par¨ªs, Maurras acab¨® siendo el intelectual central de las primeras d¨¦cadas del siglo, como despu¨¦s lo ser¨ªa Jean-Paul Sartre. Su influencia traspas¨® fronteras.
Pol¨ªtica y est¨¦tica
Uno de los problemas para recuperar a Charles Maurras, o lo que Maurras tenga de recuperable, es la continuidad entre su est¨¦tica, que suscit¨® la admiraci¨®n de escritores como Marcel Proust o T. S. Eliot, y su ideolog¨ªa, marcada por el antisemitismo que defini¨® su pensamiento desde el caso Dreyfus. ¡°Es dif¨ªcil separarlo, porque ¨¦l mismo dijo que fue la est¨¦tica a que le llev¨® a la pol¨ªtica¡±, dice Martin Motte, responsable de la nueva antolog¨ªa. La est¨¦tica era la del clasicismo antirrom¨¢tico, que ten¨ªa que ver con la reivindicaci¨®n de la lengua y la literatura provenzal, y la nostalgia de una Francia latina, mediterr¨¢nea. Esta reivindicaci¨®n, a la vez, era inseparable del movimiento federalista que aspiraba a una monarqu¨ªa descentralizada que anulase el jacobinismo uniformizador de la Revoluci¨®n francesa. Y el mediterreane¨ªsmo y latinismo eran inseparables del odio a lo germ¨¢nico, que Maurras, desde su perspectiva latina, asociaba con lo jud¨ªo. Maurras fue antihitleriano porque ve¨ªa en Hitler y en los nazis un eslab¨®n m¨¢s en el nacionalismo expansivo alem¨¢n que, en su an¨¢lisis, ven¨ªa de Fichte, Bismarck y Guillermo II. Por eso admiraba m¨¢s a Mussolini que a Hitler, y m¨¢s a¨²n a Franco y a lo que calific¨® de ¡°su magn¨ªfica cruzada¡±. Su antigermanismo, sin embargo, no le impidi¨® ser c¨®mplice de los nazis durante la ocupaci¨®n.
Maurras fue el ide¨®logo del ¡°nacionalismo integral¡±; el esteta que promov¨ªa un nuevo clasicismo, una identidad francesa arraigada en Grecia, Roma y el Mediterr¨¢neo y hostil a la Europa anglosajona y germ¨¢nica. Fue el antisemita virulento; el te¨®rico de la derecha reaccionaria, antiparlamentaria, mon¨¢rquica y descentralizadora; el cat¨®lico que no cre¨ªa en Dios y que fue condenado por el Vaticano; el admirador del mariscal P¨¦tain, l¨ªder de la Francia que colabor¨® con los nazis; el condenado a cadena perpetua al final de la Segunda Guerra Mundial por traici¨®n a la patria; el apestado.
Martin Motte, editor de la antolog¨ªa L¡¯avenir de l¡¯intelligence et autres textes, ve dos motivos por la marginalidad actual de Maurras. El primero son sus tomas de posici¨®n durante la Segunda Guerra Mundial: sus escritos llamando a perseguir a la Resistencia y a los jud¨ªos franceses, su adhesi¨®n inquebrantable a P¨¦tain, cuya llegada al poder en 1940, escribi¨®, fue una ¡°divina sorpresa¡±. ¡°Pero es una explicaci¨®n insuficiente¡±, dice Motte en una entrevista telef¨®nica. Porque la marginalidad de Maurras, a?ade, no empez¨® tanto en 1945, al terminar la guerra, sino a partir de finales de los 60. Y la asocia con el declive de una cultura ¡ªmedieval y antigua¡ª que constituye el n¨²cleo de su pensamiento, y que requiere un universo de referencias hoy ex¨®tico incluso para muchos lectores cultos.
Motte no ha renunciado a incluir nada en antolog¨ªa, ¡°ni las partes m¨¢s innobles¡±. Estas partes figuran en el cap¨ªtulo dedicado a los art¨ªculos en la publicaci¨®n L¡¯Action Fran?aise, art¨ªculos en los que el insulto contra el adversario e incluso el llamamiento a la violencia no es inusual.
?Qu¨¦ queda de Maurras? No era un populista, sino un elitista que desencajaba en la era de los movimientos de masas, pero sus teor¨ªas sobre las invasiones extranjeras y su nacionalismo anticosmopolita tienen un eco en el nacional-populismo del siglo XXI. En Francia, el Frente Nacional recoge parte de su esp¨ªritu, adem¨¢s de grup¨²sculos mon¨¢rquicos y ultraderechistas. ¡°Pero nadie hace la s¨ªntesis¡±, explica Motte. No hay un partido, ni un intelectual, que sea a la vez mon¨¢rquico, nacionalista y federalista. Y el antisemitismo surge en otras esferas, como el islamismo radical.
Los ecos de Maurras nunca se apagaron en la literatura. Disc¨ªpulos suyos ¡ªcomo su secretario durante la guerra, Michel D¨¦on, y los novelistas de la generaci¨®n de los h¨²sares¡ª ocupan un lugar de honor en el canon. Y hay algo maurrassiano en autores que reflejan los miedos a la sociedad moderna, como Michel Houellebecq, y en columnistas neorreaccionarios como ?ric Zemmour.
Tambi¨¦n es notoria la influencia de Maurras en la V Rep¨²blica, fundada en 1958 por el general De Gaulle. La Constituci¨®n de la V Rep¨²blica concentra poderes en un presidente-monarca y convierte la pol¨ªtica exterior en su ¡°terreno reservado¡±, del que queda excluido el Parlamento.
El ensayo?Kiel et Tanger, de 1910, fue lo m¨¢s parecido que Maurras escribi¨® a un manifiesto geopol¨ªtico. All¨ª teorizaba sobre las debilidades de la pol¨ªtica exterior francesa ¡ªdebilidades derivadas del r¨¦gimen parlamentario¡ª y abogaba por que Francia, como potencia media le permitiese ejercer de contrapeso a los imperios. Cuando el actual presidente, Emmanuel Macron, quiere regresar al gaullismo y a una presidencia su car¨¢cter mon¨¢rquico, y cuando intenta devolver a Francia su papel de pa¨ªs mediador entre las grandes potencias, quiz¨¢ tambi¨¦n sea algo maurrasiano, aunque no lo sepa.
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Autor: Charles Maurras
Editorial: Bouquins (2018)
Formato: versi¨®n Kindle y tapa blanda
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