¡°Es muy f¨¢cil recuperarse del ¨¦xito: ignor¨¢ndolo¡±
El autor recupera en 'Usos rudimentarios de la selva' su memoria de su jungla natal, como si fueran relatos fant¨¢sticos
Jordi Soler tiene 55 a?os, naci¨® en una selva en Veracruz (M¨¦xico) y conserva su rostro asombrado de muchacho que lleg¨® tarde a la civilizaci¨®n de los ruidos. De la selva no se podr¨¢ recuperar nunca, y de hecho ahora la ha revisitado, para contar lo que all¨ª vio, o so?¨®, de adolescente, en un libro que titula Usos rudimentarios de la selva (Alfaguara). ?l piensa que es mucho m¨¢s f¨¢cil recuperarse del ¨¦xito que supuso para su carrera como escritor un libro que deslumbr¨® nada m¨¢s salir, Los rojos de ultramar (2004), que narraba c¨®mo sus padres y sus amigos catalanes, refugiados tras la guerra en esa selva, reconstruyeron su pa¨ªs y sus sue?os, y hasta sus pasiones del f¨²tbol o de la comida. En esa selva, La Portuguesa, ellos montaron un cafetal y Jordi Soler y su hermano ?lvaro Enrigue, escritor tambi¨¦n, fabricaron los ¨¢rboles de sus literaturas.
Ahora publica Soler su memoria contada de la selva, como si fueran relatos fant¨¢sticos, aunque la mayor parte de los sucedidos ocurrieron en una realidad de la que ¨¦l no se recupera. ?Y se recupera del ¨¦xito de Los rojos de ultramar? ¡°Es muy f¨¢cil recuperarse del ¨¦xito, ignor¨¢ndolo¡±. Para ¨¦l, La Portuguesa fue ¡°un plat¨® que despu¨¦s he aprovechado en otras de mis historias, as¨ª que yo no veo Los rojos de ultramar como una novela exitosa sino como un escenario¡±.
Descubri¨® ese lugar como un plat¨® muy lejos de La Portuguesa, y muchos a?os m¨¢s tarde, en Dubl¨ªn, despu¨¦s de a?os de escribir de otras cosas. ¡°Estaba lejos de Veracruz y tambi¨¦n lejos de Barcelona, en una isla emocionalmente equidistante de ambas. All¨ª me surgi¨® la inquietud de regresar a mi infancia y escribiendo esa novela aprend¨ª que la ¨²nica manera de volver a casa es a trav¨¦s de la memoria¡±.
Los rojos de ultramar lo hizo un escritor relevante en muchos lugares del mundo, lo abrazaron desde Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez a Joan Manuel Serrat, lo tradujeron y lo destacaron incluso los que lo situaban en el lado de debajo de las listas de escritores mexicanos, como una sobresaliente descripci¨®n de un exilio del que jam¨¢s se hab¨ªa hablado. ¡°Fue en realidad un ejercicio de arqueolog¨ªa interior gracias al cual fui descodificando la historia de mi familia. Yo hab¨ªa grabado a mi abuelo contando su historia en el campo de concentraci¨®n franc¨¦s que padeci¨®, una parte de la historia de la familia que no estaba documentada, la escuch¨¦, se abri¨® una llave y de ah¨ª partieron varias obras con la misma geograf¨ªa¡±.
Pregunta. ?Por qu¨¦ habr¨¢ sido tan potente esa geograf¨ªa?
Respuesta. Justamente porque era un tema que estaba madurando mientras estaba aprendiendo a ser escritor. Si Los rojos de ultramar hubiera sido el primer libro probablemente habr¨ªa fracasado.
P. Ah¨ª era un novelista utilizando la realidad.
R. Echando mano a la realidad, incluso abusando de ella porque hablaba de personajes de mi familia, de situaciones que sucedieron. Si digo que hay un elefante es que lo hay, no estaba haciendo realismo m¨¢gico.
P. Y en Usos rudimentarios de la selva hay un elefante, precisamente. Como el dinosaurio de Monterroso¡
R. ?Ya ha dicho dinosaurio y me acuerdo del PRI!
Es tan local este libro, como aquel que lo hizo famoso, que es inevitable pensar en otro ejemplo bien local, Pedro P¨¢ramo, de Juan Rulfo, que ocurre en un lugar escondido de todo. ¡°Y es que lo local es lo verdaderamente universal. Cuando estuve viviendo en Canad¨¢ coincidi¨® la muerte de Leonard Cohen. Una cantante con la que habl¨¦ me explic¨® un consejo que le dio el gran Leonard: "Trabaja para el sitio en el que est¨¦s en ese momento¡±. Y Gaston Bachelard dice, recuerda Jordi Soler: ¡°Estamos determinados de por vida por las coordenadas de donde nacimos y por la altitud al nivel del mar que tenga ese sitio¡±. As¨ª que cuando est¨¢ a 850 metros del nivel del mar Jordi Soler se siente ¡°f¨ªsicamente exultante, porque esa es la altura de donde se criaba caf¨¦ en La Portuguesa¡±.
P. Este libro de cuentos incluye uno sobre la violencia de los pobres, cuyo clima define toda la obra.
R. Una violencia que no es ficci¨®n, sino un retrato de la realidad. Este pueblo de Veracruz se ha quedado en el siglo XVII, se vive exactamente igual, los usos y costumbres de estos pueblos siguen siendo los mismos. Esta familia espa?ola que llega a ocupar un sitio y funda una plantaci¨®n de caf¨¦ tuvo que adaptarse a ese mundo salvaje. Y en el libro son personajes llenos de silencios. Ellos hab¨ªan nacido en Barcelona, era gente civilizada de Occidente que viv¨ªa en una importante ciudad europea y tuvieron que reconvertirse para poder subsistir.
De esa subsistencia hay hechos escalofriantes. ¡°En uno de los cuentos¡±, dice Jordi Soler, ¡°el narrador, ni?o cuando ocurre la historia, le pregunta a su padre, pasados los a?os: ?qu¨¦ le hiciste a aquel se?or aquella vez que lo llevaste de caza? El padre guard¨® silencio. Se contagian, se transforman en habitantes de la selva los que ven¨ªan de la civilizaci¨®n¡±.
De esos silencios, y de esa violencia, est¨¢ hecho Usos rudimentarios de la selva, cuyo resplandor raro est¨¢ en los ojos de este muchacho que se cri¨® all¨ª y cuyo libro revive aquella adolescencia asombrada.
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Autor:?Jordi Soler.?
Editorial: Alfaguara (mayo 2018).
Formato: versi¨®n Kindle y tapa blanda (176 p¨¢ginas).
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