¡®Transracial¡¯: ?Podemos elegir a qu¨¦ raza pertenecemos?

En Estados Unidos los documentos del censo suelen tener varias casillas para la opci¨®n de la raza. Pero durante los ¨²ltimos 10 a?os de su vida Rachel Dolezal, una activista de los derechos afroamericanos en la ciudad de Spokane (en el Estado de Washington) solo marc¨® una casilla: negra. Con el pelo oscuro trenzado, las u?as largas, y unos llamativos pendientes, Dolezal pose¨ªa una tez clara y unos ojos esmeralda que en ocasiones le hac¨ªan parecer como una mujer blanca que todav¨ªa conserva el moreno y el peinado de unas vacaciones caribe?as. Cuando tiempo despu¨¦s la verdad sali¨® a la luz, que no era afroamericana, muchos se preguntaron c¨®mo nadie se percat¨® de su enga?o.

La explicaci¨®n es sencilla. En EE UU es com¨²n que personas de tez clara o rasgos europeos se identifiquen como afroamericanos, muchos de ellos herederos de la cultura de la violaci¨®n que azot¨® los campos de algod¨®n. Los negros de piel clara son m¨¢xima expresi¨®n de los "abusos de amo". Por eso cuando Dolezal, se present¨® como afroamericana ante su comunidad nadie cuestion¨® su palabra. Hasta que sus propios padres se ocuparon de poner fin a la mentira.

Todo comenz¨® con una pregunta del reportero local Jeff Humphrey de la cadena KXLY a Dolezal: ?Son sus padres blancos? En junio de 2015 una fotograf¨ªa suya, envuelta en un traje virginal, con los ojos claros y la piel blanqu¨ªsima llena de pecas daba la vuelta al mundo. La historia de la blanca que quiso ser negra fue demasiado apetecible para el prime time, e hizo que todos los telediarios del mundo se lanzaran a devorarla. El documental The Rachel Divide (Netflix) habla de lo que pas¨® inmediatamente despu¨¦s, y pone sobre la mesa un interesante debate: ?podemos elegir nuestra raza?

Esta fue la teor¨ªa que defendi¨® Dolezal, que nunca pidi¨® perd¨®n por haber mentido, sino que invent¨® un t¨¦rmino, transracial, que comparaba las personas que se sienten de otra raza con aquellos transexuales que no se identifican con el g¨¦nero con el que han nacido. Dicho de otra forma, ella plantea en el documental si, al igual que la sexualidad o el g¨¦nero, tambi¨¦n la raza es algo m¨¢s que la gen¨¦tica, una construcci¨®n social que podemos abrazar o rechazar dependiendo de nuestro pasado y circunstancias.

Un debate pol¨¦mico

Como no pod¨ªa ser de otra forma, en una comunidad harta de la apropiaci¨®n cultural, la idea de que una mujer blanca pudiera adue?arse de un legado que hab¨ªa costado siglos construir fue una aut¨¦ntica bofetada en la opini¨®n p¨²blica estadounidense. Tampoco ayud¨® el hecho de que el pueblo donde viv¨ªa Dolezal, Spokane, tuviera una poblaci¨®n un 80% cauc¨¢sica. Ni que en el libro que public¨® m¨¢s tarde la protagonista, In Full Color: Finding My Place in a Black and White World (A todo color: encontrando mi lugar en un mundo en blanco y negro), la propia Dolezal se comparara con los esclavos que tuvieron que luchar por su libertad, o describiera sus fantas¨ªas de peque?a de ser raptada y llevada a ?frica a vivir.

Con un pasado m¨¢s cercano a una novela de Dickens, Rachel hab¨ªa nacido en el seno de una familia de fan¨¢ticos religiosos que para traerla al mundo ni siquiera acudieron a un hospital, y pusieron el nombre de Jes¨²s como ayudante en el parto. Obsesionados con adoptar ni?os africanos, durante d¨¦cadas los padres de Rachel sometieron a un abuso continuado a sus hermanos, a quienes golpeaban a veces con una barra de pegamento, y otras con una ca?a de az¨²car. Como explica la misma protagonista, para ella cambiar de piel no era solo una cuesti¨®n de est¨¦tica, sino un modo de distanciarse de esa familia a la que nunca quiso pertenecer. Tras adoptar a uno de sus hermanos, a quien finalmente acab¨® criando, Dolezal fue transmutando poco a poco hasta acabar de profesora de estudios africanos y convertirse en una de las figuras m¨¢s activas en la lucha por los derechos civiles.

Hasta aqu¨ª la versi¨®n de la protagonista. Lo que sigue es un intento de contar su historia en un rosario de humillaciones en programas de televisi¨®n a los que Dolezal acud¨ªa como un cristo dispuesto a morir en directo con tal de no perder el protagonismo. Una mujer dispuesta a defender su verdad, aunque esta acabe abrasando todo a todo lo que ama, y cuya ca¨ªda y hundimiento se encarg¨® de recoger con su c¨¢mara la realizadora Laura Brownson pocos d¨ªas despu¨¦s de que el esc¨¢ndalo saltara a la luz. Una historia triste, de mentiras y medias verdades, pero sobre todo una profunda reflexi¨®n sobre la raza y el derecho a ser quienes queramos, o quienes un d¨ªa quisimos ser.