M¨¤xim Huerta deber¨ªa dimitir
El nuevo ministro de Cultura ya ha hecho historia
Esta vez el nuevo ministro de Cultura y Deportes levant¨® la polvareda desde el mismo umbral, el primer d¨ªa, sin m¨¢s dilaci¨®n. Otros ministros que le precedieron tambi¨¦n lo hicieron, pero d¨¢ndose un poco m¨¢s de tiempo. Por ejemplo el anterior, I?igo M¨¦ndez de Vigo, se declar¨® fan del cine espa?ol, dijo que le gustaba tanto que lo ve¨ªa devotamente en el programa televisivo Cine de barrio, para regocijo de muchos cin¨¦filos; o Esperanza Aguirre, que en sus tiempos de ministra de Cultura, hablando de Airbag, la pel¨ªcula de Juanma Bajo Ulloa que en aquellos momentos estaba llenando los cines, confes¨® que ella no la ver¨ªa porque no le interesaba el cine extranjero, con lo que qued¨® di¨¢fano que ni a esta ministra ni a aquel ministro les importaba un bledo el cine espa?ol. De ella como ministra de Cultura se cuenta que dijo profesar mucha admiraci¨®n por la gran escritora Sara Mago, claro que puede que entonces Jos¨¦ Saramago a¨²n no hubiera recibido el Nobel de Literatura...
Sin embargo, por mucho que sean cosa corriente tales desprop¨®sitos, el revuelo se arm¨® cuando el actual reci¨¦n nombrado ministro de Cultura y Deportes confes¨® sinceramente que no le gusta el deporte ni tampoco los toros, asuntos que son competencia de su cargo. La espont¨¢nea declaraci¨®n de M¨¤xim Huerta, algo atolondrada, provoc¨® cierto esc¨¢ndalo, cuando m¨¢s grave es que desde tiempo inmemorial se haya dispuesto que Cultura no sea un ministerio por s¨ª mismo, sino que siempre vaya en compa?¨ªa de asuntos como educaci¨®n, deportes o Informaci¨®n y Turismo, un desatino que dura ya varios a?os. Por lo que se ve, ning¨²n Gobierno ha concedido a la Cultura la atenci¨®n que merece. Bueno, si un ministro de Cultura y Deportes dice que no le gustan los deportes ni los toros, ser¨ªa cuesti¨®n de ver c¨®mo toreaba la falta de empat¨ªa; en otros casos no les han interesado el cine o el teatro, aunque no lo confesaran p¨²blicamente, y hemos padecido con estoicismo las consecuencias de criterios disparatados.
Pero lejos de sus provocaciones como lenguaraz tertuliano ahora tenemos al joven ministro enfrent¨¢ndose a los elementos por otro asunto, esta vez por defraudar a Hacienda. Aunque parece que el tema qued¨® ya aclarado con sus explicaciones oficiales no van a cesar los ataques que piden su dimisi¨®n. Se levant¨® la veda y ya no hay quien lo pare. Esta vez seguramente el ministro deber¨ªa dimitir. En cualquier caso ya ha hecho historia.
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