Las series que nunca terminar¨¦
En mis estanter¨ªas hay numerosos libros con un marcador entre sus p¨¢ginas. En la mesa, los c¨®mics se acumulan seg¨²n si los he le¨ªdo o estoy en ello
En mis estanter¨ªas hay numerosos libros con un marcador entre sus p¨¢ginas. En la mesa, los c¨®mics se acumulan seg¨²n si los he le¨ªdo o estoy en ello. Algunos montones van por meses. Otros, por a?os. Quiz¨¢s nunca los termine. Los dej¨¦ para otro momento que posiblemente no exista. Terminar una obra de ficci¨®n es de las circunstancias m¨¢s satisfactorias, pero no siempre es f¨¢cil llegar. Ni necesario. No s¨¦ si deber¨ªa acabarlo todo o simplemente darlo por perdido.
Las series son algo m¨¢s abstracto. No se acumulan en estanter¨ªas ni ocupan espacio (solo en la aplicaci¨®n en las que apunto mi visionado), pero sus personajes te acompa?an durante a?os. Son compa?eros de piso. Por eso, a veces es dif¨ªcil abandonarlas a su suerte, dejar a sus personajes crecer sin que t¨² los veas, decidir romper cuando todav¨ªa pod¨¦is seguir siendo amigos. Es algo que deber¨ªamos practicar m¨¢s. No obligarnos a ver por ver, leer por leer, hacer por hacer.
A veces esa ruptura pasa por casualidad. Y siempre es para mejor. En cierto momento comenc¨¦ a postergar los ¨²ltimos 14 episodios de Downton Abbey casi sin querer. Ya han pasado cuatro a?os y la sigo teniendo en la inacabable cola de series por ver. Me mira con ojos lastimosos. Si la recupero ser¨¢ ¨²nicamente por la sensaci¨®n de final. No por necesidad de saber lo que le ocurre a Lady Mary. Si he aguantado estoicamente otras aventuras insufribles, aunque el amor hace tiempo termin¨®, ?por qu¨¦ esa no?
En ese cementerio de producciones por revivir la acompa?a Orange Is the New Black, Californication, Oprhan Black, Modern Family y alg¨²n que otro pecado inconfesable de series ovacionadas por lo m¨¢s granado que nunca termin¨¦. Vi el final, eso s¨ª, para no estar fuera de la conversaci¨®n. Vivo en un mundo de d¨¦ficit de atenci¨®n sin diagnosticar. Quiz¨¢s alg¨²n d¨ªa las acabe, pero ?por qu¨¦? A veces es mejor dejar el marcador puesto y buscar consuelo en otra parte. Todav¨ªa hay otro mill¨®n llamando a la puerta.
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