D¨¹sseldorf exhibe un cisne sin pasado
La compa?¨ªa alemana abrir¨¢ la pr¨®xima temporada de danza en el Teatro Real con el ¡®R¨¦quiem¡¯ de Brahms

Si la muy proporcionada ciudad a orillas del r¨ªo Rin es un ejemplo de muchas cosas (desde el dise?o del metro a la recuperaci¨®n de los m¨¢rgenes fluviales o tener uno de los mejores museos y colecci¨®n de porcelanas del mundo), su ente l¨ªrico (teatro de ¨®pera y ballet) funciona tambi¨¦n de manera precisa, con una intensa vida musical y una compa?¨ªa oficial de danza que est¨¢ entre las m¨¢s activas y premiadas de Alemania. Desde hace a?os, exactamente en 2009, la l¨ªnea del ballet cambi¨® y la direcci¨®n fue entregada al suizo Martin Schl?pfer (Altst?tten, 1959). Adem¨¢s se cre¨® un grupo de 45 bailarines de m¨¢s de 15 nacionalidades, un verdadero conjunto cosmopolita que se precia de ello y que est¨¢ especializado en el repertorio del siglo XX y el XXI. As¨ª no faltan piezas como La mesa verde de Kurt Jooss o una cuidada selecci¨®n de obras de George Balanchine, Jerome Robbins, Mats Ek o William Forsythe. A ello se suma lo m¨¢s vanguardista de ahora mismo y las propuestas personales de Schl?pfer, como este Lago de los cines estrenado en este mes de junio y cuyas funciones de deb¨² se extienden hasta el pr¨®ximo 15 de julio.
Para su nuevo Lago, Schl?pfer llam¨® a la dramaturga Anne Do Pa?o Quesado, con quien ha reelaborado el libreto hasta llevarlo a su terreno y a su medida, dej¨¢ndolo cercano a lo irreconocible; y dedica su montaje a la bailarina canadiense Lynn Seymour (Wainwright, 1939). En 2013 Seymour estuvo en D¨¹sseldorf para remontar con la bailarina Camille Andriot Cinco danzas a la manera de Isadora Duncan de Frederick Ashton y esa circunstancia abon¨® la admiraci¨®n del suizo por la legendaria estrella del Royal Ballet de Londres, que fuera un exquisito cisne blanco. En Alemania Seymour es un mito entre los militantes del ballet moderno por otra raz¨®n: cuando ella dirig¨ªa el Ballet de M¨²nich invit¨® a un novato Forsythe a crear un ballet, era un chico neoyorkino que solamente hab¨ªa hecho un pas de deux en Stuttgart: Ulrich (Mahler, 1976).
Los dise?os de escenograf¨ªa y vestuario de Lago de los cisnes fueron encomendados por Schl?pfer a Florian Etti, artista que trabaj¨® mucho en tiempos del maestro de todos los suizos que se dedican al arte coreogr¨¢fico: Heinz Spoerli, que desde 1991 a 1996 dirigi¨® la compa?¨ªa del Rin y fue el principal influyente en el joven bailar¨ªn que era entonces Schl?pfer. A¨²n hoy, en el core¨®grafo de D¨¹sseldorf puede rastrearse la huella est¨¦tica de Spoerli, no literalmente, sino de forma sutil en la organizaci¨®n grupal y cierto destaque solista. El virtuosismo solamente interesa a Schl?pfer como veh¨ªculo de contacto, acaso bisagra en una lectura dif¨ªcil de seguir por el espectador si quisiera atenerse al canon.
La orquesta sinf¨®nica de la ciudad destac¨® por su empaste, contundencia y control. Metales, cuerda, todo era Chaicovski en su mejor versi¨®n y estado. La batuta de Axel Kober (Kronach, 1970) puede calificarse de refinada y sensible, y aunque su biograf¨ªa limita su papel a las coreograf¨ªas de Schl?pfer (Brahms, Mahler, Rossini, Rameau) es evidente su solvencia frente al compositor de compositores del ballet universal. La desnaturalizaci¨®n intencionada que ha hecho Schl?pfer con el concurso de Do Paco resulta que se equilibra de manera curiosa con el sonido orquestal, una de cal y otra de arena, un factor rupturista junto a la convenci¨®n rom¨¢ntica y sus exaltados momentos de gloria sinfonista.
Lago de los cisnes conculca a la redenci¨®n (en eso es la misma hebra tensada, como la Giselle de Adolphe Adam). La ordenaci¨®n que ha hecho Schl?pfer de la partitura es tambi¨¦n propia y se aleja de las convenciones. Usa en el primer acto los fragmentos de Drigo (coda con motivo de El espliego), pero convierte la famosa Danse russe del tercer acto en el motivo de Odille, el cisne negro, y borra del mapa cor¨¦utico el pas de trois. Etti hace unos escenarios conceptuales pero nada simb¨®licos, distantes y oscuros. El vestuario es contempor¨¢neo y est¨¢ndar. Una hilera de mujeres con faldas blancas y plum¨®n, eso es todo el acercamiento a la pl¨¢stica de los cisnes. El nivel de baile del conjunto es correcto y consigue una cierta homogeneidad.
La compa?¨ªa de D¨¹sseldorf Duisburg estar¨¢ en el Teatro Real de Madrid del 12 al 14 de octubre para abrir la temporada de danza con una creaci¨®n del suizo Martin Schl?pfer de 2011: Ein Deutsches Requiem (Johannes Brahms), con decorado del glacial Florian Etti, artista y dise?ador ligado al teatro de D¨¹sseldforf desde su ¨¦poca de estudiante a mediados de los a?os 80 del siglo pasado.
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