D¨¦racin¨¦, una inmersi¨®n superior

Miyazaki San se emociona al hablar de su primera creaci¨®n en el nuevo formato. El mago de FromSoftware es consciente de la cantidad de miradas, de las expectativas puestas en este especial t¨ªtulo que se dej¨® ver y probar, brevemente, durante E3.

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Hidetaka Miyazaki atiende a 1UP en una zona especial de Sony. No ha dejado nada al azar. Comenzando por el nombre del t¨ªtulo, un reflejo de lo que nos espera al enfundarnos el casco de realidad virtual. D¨¦racin¨¦ a¨²na sensaciones. ¡°Proviene del franc¨¦s y nos lleva a sentirnos desplazados, fuera de nuestro entorno natural. Elude tu personaje, porque te hace sentir que eres de otro lugar. Podr¨ªa tratarse de un lobo solitario que va por su lado, o algo m¨¢s rom¨¢ntico y profundo, que es lo que pensamos que funciona para este t¨ªtulo¡±, relata este mito de la industria.

En D¨¦racin¨¦ la primera persona se potencia de manera extrema. No solo como punto de vista, sino como afectaci¨®n sentimental mientras se explora el escenario, rico en detalles y pistas para desentramar un inquietante reto. La atm¨®sfera y su profundidad propician que el resto de mec¨¢nicas resulten cre¨ªbles. ¡°Para una propuesta tan especial ten¨ªamos que replantear mec¨¢nicas. El storytelling se ha fragmentado. No es directo. Lo unes y lo usas usando la imaginaci¨®n. Debes descubrir el mundo, con sensaciones de misterio y con retos mentales. Es algo elaborado pero que el protagonista debe fundir¡±, explica.

Nada m¨¢s ponerse el caso, hay una peque?a introducci¨®n. Po¨¦tica, retro, id¨ªlica, con ventanales y una sospecha, los personajes que carecen de alma, est¨¢n descoloridos y son opacos. Con apenas cuatro minutos, se adquieren los rudimentos, el conocimiento m¨ªnimo para entender la din¨¢mica y ser capaces de explorar la casa solariega llena de sorpresas. El desasosiego tambi¨¦n empieza entonces: ?Por qu¨¦ no tienen color? ?C¨®mo recuperar su alma? Miyazaki lo tiene estudiado: ¡°Lo interesante es cuando comienzas a sentir las emociones. Eso es lo que me mueve a hacer obras as¨ª. No me mueve el ¨¦xito o superar las expectativas, sino la relaci¨®n con el jugador. A medida que avanzas descubres sensaciones nuevas. Es algo diferente a otros juegos. Solo considerar¨¦ que hemos acertado si eso se consigue. Esa es la prueba final, cuando llegue a los usuarios de PlayStation¡±.

La realidad virtual presenta nuevos retos, a los que se suman los propios de un videojuego experimental, casi de autor. Entre las ventajas est¨¢ contar con una gran base de usuarios, m¨¢s de dos millones con el casco en su poder, as¨ª como una plataforma potente para poder reproducir los movimiento sin demora, sin retardo, algo totalmente necesario para que resulte cre¨ªble una experiencia tan exigente como D¨¦racin¨¦.

Miyazaki a?ade algunas dificultades que han esquivado con acierto: ¡°La navegaci¨®n en el escenario, que parece algo b¨¢sico, es clave. Si desde el principio no se adopta esa mec¨¢nica, nada funciona. Si lo haces mal. Si lo haces dif¨ªcil, ya has echado el juego perder por completo. Si eso no funciona lo dem¨¢s no tiene sentido. Nuestra prioridad fue evitar el mareo. Lo hemos probado una y otra vez. Despu¨¦s, que la mec¨¢nica tuviera ritmo narrativo, que fueran de la mano. Hemos usado Unreal Engine por primera vez para un juego de VR no para uno tradicional. Nos inquietaba mucho que el jugador pudiera comenzar la aventura sin referencias previas, que fuese capaz de saber las respuestas correctas, que supiera seguir sin quedarse bloqueado, pero sin caer en gu¨ªas o f¨®rmulas para encauzarlo de manera demasiado evidente¡±.

El creativo se detiene, no quiere desgranar m¨¢s detalles, ni hacer spoilers. Confiesa tener ganas por la llegada, cuya fecha y precio no se han concretado, al p¨²blico final, la cr¨ªtica que m¨¢s le preocupa.

Tras una prueba de media hora quedan ganas de m¨¢s, de seguir explorando la casa, detenerse m¨¢s en el jard¨ªn y llevar m¨¢s viales para un caldo especial que devuelve a la vida. Nos dio tiempo a entregar dos viales. Nos quedamos, obviamente, con ganas de m¨¢s.