Los socios de la SGAE tumban la gesti¨®n y los estatutos del presidente Sastr¨®n
La entidad castiga en una dura asamblea todas las propuestas del mandatario. La oposici¨®n pide elecciones y una nueva reforma consensuada
Para celebrar el D¨ªa de la M¨²sica, la SGAE tambi¨¦n se puso a bailar. Eso s¨ª, al borde de un precipicio. La entidad convoc¨® a sus socios para votar en la Asamblea anual en un clima de divisi¨®n total, donde ambos frentes profetizaban el apocalipsis si ganaba la opci¨®n contraria. Finalmente, tras cuatro horas de debates, venci¨® el no y perdi¨® el s¨ª. No (un 61,72%) a la gesti¨®n del presidente, Jos¨¦ Miguel Fern¨¢ndez Sastr¨®n, y de la junta directiva; no (56,91%) a las cuentas de 2017, pese a que se recaudaron 246 millones, un 2,9% m¨¢s que el a?o anterior; y no (66,6%), sobre todo, a la pol¨¦mica reforma de los estatutos que Sastr¨®n propuso y que parti¨® en dos a la SGAE. A lo largo de una enfurecida campa?a electoral, el presidente defendi¨® que la modificaci¨®n modernizaba la entidad, mientras que la oposici¨®n denunci¨® que solo buscaba perpetuarse en el cargo. La votaci¨®n debi¨® de ser m¨²sica para los o¨ªdos del frente cr¨ªtico. Para la carrera del presidente, en cambio, pudo sonar a r¨¦quiem.
El PSOE tambi¨¦n agradecer¨ªa el coro de noes. ¡°La votaci¨®n nos dir¨¢ si la SGAE acomete la renovaci¨®n necesaria o se encastilla en una situaci¨®n insostenible¡±, aseguraba en los d¨ªas previos Iban Garc¨ªa del Blanco, secretario de Cultura del partido en el Gobierno. De momento, la Asamblea cerr¨® otra temporada convulsa en la SGAE, pero abre la en¨¦sima etapa de incertidumbre. Sastr¨®n, que en los d¨ªas previos descart¨® dimitir si perd¨ªa la votaci¨®n, ha prometido que adelantar¨¢ las elecciones a este oto?o. Pero, antes de ello, y de ocuparse de sus asuntos pendientes, como el eterno esc¨¢ndalo de la rueda de la m¨²sica nocturna, la entidad necesita unos nuevos estatutos.
Una situaci¨®n que se repite
Tan dada a las crisis, por lo menos la SGAE ya conoce el caos. Por eso, tal vez sepa c¨®mo resolverlo. As¨ª, al preguntar ayer por el impasse que puede vivir una entidad cuyos socios han tumbado cuentas y gesti¨®n de su gobierno, algunos socios contestaban: "Ya lo vivimos. Es un Acosta". En 2014, el presidente Jos¨¦ Luis Acosta se enfrent¨® a un rechazo id¨¦ntico. Hizo falta una asamblea extraordinaria para sacar adelante cuentas y gesti¨®n. El primero en pedir su dimisi¨®n fue Jos¨¦ Miguel Fern¨¢ndez Sastr¨®n.
Por tanto, la prioridad de la SGAE ser¨¢ elaborar a toda prisa, y volver a votar, otra propuesta de reforma. El plazo, impuesto por Cultura, vence el 15 de julio. Para las cuentas, no hay tanta urgencia. Y, m¨¢s all¨¢ de las divisiones, todos coinciden en la obligaci¨®n de aprobar nuevos estatutos. Lo exige, al fin y al cabo, la ley. Porque el Real Decreto que entr¨® en vigor el pasado 15 de abril, para adaptar a Espa?a una normativa europea que abre el mercado del derecho de autor a la competencia privada y aumenta el control sobre las entidades de gesti¨®n, impone a la SGAE cambios integrales en sus normas y sus estructuras. ¡°Que trabajen en la reforma todas las distintas almas de la SGAE. En este proceso muchos ni hemos participado ni se han tenido en cuenta nuestras alegaciones¡±, atacaba antes de la Asamblea Paloma Pedrero, vicepresidenta de la entidad por el colegio de Gran Derecho (las artes esc¨¦nicas).
Pedrero no parec¨ªa demasiado preocupada del escaso margen para rehacer la reforma: ¡°Basta con aprobar lo que pide la ley y eliminar las partes pol¨ªticas¡±. Ah¨ª es donde se desgarr¨® la propuesta de Sastr¨®n. O quiz¨¢s ¨¦l mismo, como reconoc¨ªa a EL PA?S, no supo explicarla bien. La reforma del mandatario propon¨ªa reducir los ¨®rganos de gobierno y que la presidencia fuera elegida directamente por todos los socios, en la Asamblea, entre otras cosas. M¨¢s ahorros y m¨¢s democracia, en su visi¨®n. Tambi¨¦n impon¨ªa un l¨ªmite de dos mandatos para ejercer cargos en la SGAE, pero la cuenta empezar¨ªa de cero. La oposici¨®n denunci¨® enseguida que con eso Sastr¨®n se regalaba otra oportunidad de presidir la entidad ¨Cya cumpli¨® dos mandatos en la junta- y, bajo el grito de ¡°madurazo¡±, aglutin¨® a distintas almas, unidas frente a un enemigo com¨²n.
Tanto que, esta vez, la expectaci¨®n y la agitaci¨®n de la v¨ªspera tambi¨¦n se tradujeron en una Asamblea m¨¢s transitada que en otras ocasiones. Dentro, eso s¨ª, de los l¨ªmites de la SGAE: es decir, 567 miembros acudieron a la convocatoria madrile?a en una entidad que cuenta con 124.040 socios. Y hubo unos 26.500 votos, frente a los 11.592 del a?o pasado. Las diferencias num¨¦ricas se explican con el enredado sistema de la entidad: solo tienen ese derecho los cerca de 20.000 socios que han recaudado al menos 600 euros en los ¨²ltimos cuatro a?os. Y cada uno cuenta desde uno hasta un m¨¢ximo de 31 votos, seg¨²n sus ingresos. A ello se suman las papeletas por v¨ªa electr¨®nica (987 socios votaron as¨ª), las preasambleas en otras ciudades y la opci¨®n de delegar la decisi¨®n en otro compa?ero. Entre otras caras conocidas, se dejaron ver los m¨²sicos Pau Don¨¦s, Dani Mart¨ªn y Jorge Ruiz, l¨ªder de Maldita Nerea, y la bailaora y core¨®grafa Mar¨ªa Pag¨¦s. Pese a tanta pol¨ªtica, en el fondo, la SGAE son ellos: los autores.
Babelia
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