El Museo del Prado mira a Am¨¦rica
La c¨¢tedra de la pinacoteca est¨¢ dedicada a la pintura colonial, un lenguaje que hace un viaje de ida y vuelta entre ambas orillas del Atl¨¢ntico
El Prado cruza el charco. Esta es una manera coloquial de explicar el objetivo de la pr¨®xima C¨¢tedra del museo, una de las principales l¨ªneas de actuaci¨®n de su Centro de Estudios, que lleva el t¨ªtulo De la pintura a la era de la imagen: Espa?a / Nueva Espa?a. Pero no solo atraviesa el Atl¨¢ntico en una direcci¨®n, este programa hace un viaje de ida y vuelta y en esto incide Jaime Cuadriello, su titular, quien ha configurado el ciclo de conferencias y de seminarios que conforman este curso. En esta octava edici¨®n de la c¨¢tedra se ha apostado por introducir ciertas novedades: el museo no se queda en s¨ª mismo; lanza una mirada hacia el exterior, a obras y artistas que no expone. ¡°Queremos ampliar los horizontes¡±, ha apuntado este martes, Andr¨¦s ?beda, director adjunto de conservaci¨®n del Prado.
Cuadriello ha planteado un acercamiento al arte colonial a trav¨¦s de cuatro artistas procedentes tanto del viejo como del nuevo continente: Baltasar de Echave Orio (Zumaia, Gipuzkoa, 1548/58 ¨C M¨¦xico, 1623); Sebasti¨¢n L¨®pez de Arteaga (Sevilla, 1610-M¨¦xico, 1655); Rafael Ximeno y Planes (Valencia, 1759 - M¨¦xico, 1825); Juan Rodr¨ªguez Ju¨¢rez (Ciudad de M¨¦xico, 1675-1728). Tres espa?oles y un mexicano que tanto pueden dialogar entre s¨ª, como entablar relaciones con las colecciones del Prado. ¡°Es un planteamiento a favor de la permeabilidad, no para que los pintores compitan¡±, explica el director de la c¨¢tedra, investigador del Instituto de Investigaciones Est¨¦ticas y profesor de la Facultad de Filosof¨ªa y Letras de la Universidad Aut¨®noma de M¨¦xico.
El experto reflexionar¨¢ sobre la transformaci¨®n que en los ¨²ltimos 35 a?os han experimentado las narrativas sobre la pintura colonial, una disciplina que se est¨¢ en construcci¨®n. ¡°No hay canon, no hay relato, no hay cat¨¢logo, el universo visual es an¨®nimo¡±, afirma y corrobora que el t¨¦rmino ¡°colonial¡± no tiene connotaci¨®n peyorativa. ¡°La movilidad de estas im¨¢genes no deja de sorprendernos. Puedes encontrar a un disc¨ªpulo de Miguel ?ngel trabajando en Lima, Per¨², o enconchados mexicanos [t¨¦cnica pict¨®rica realizada con incrustaciones de n¨¢car procedente de conchas de moluscos] satisfaciendo el mercado espa?ol del momento¡±. Es una asignatura pendiente a lo largo de los siglos en los que se ha desarrollado la historia del arte, no solo no ha tenido hueco en los planes de estudio, tampoco en los museos. Es ahora, cuando se cuestiona la visi¨®n eurocentrista de la historia del arte y se buscan otras narrativas y otras formas de aproximarse a las colecciones, cuando estas obras empiezan a encontrar su lugar, tanto que actualmente ocupan uno en la Quinta Avenida de Nueva York, en el Metropolitan Museum, con la exposici¨®n Painted in Mexico, 1700-1790: Pinxit Mexici de la que Cuadriello es cocomisario.
Y aunque los fondos de arte colonial que pertenec¨ªan a las colecciones reales no se encuentran en el Prado, est¨¢n en dep¨®sito en el Museo de Am¨¦rica (Madrid), el mejor en el mundo de obras de este periodo como afirman el director de la c¨¢tedra y el del Prado, Miguel Falomir, la pinacoteca ha considerado el momento de dedicarse a ello. ¡°Deber¨ªa ser dif¨ªcil hablar de historia del arte en Espa?a sin tener en cuenta el arte colonial. Hemos de repensarla y revisar lo que no se ha hecho bien¡±, defiende Falomir que sabe que el centro tiene la capacidad de crear expectativas, de ser altavoz, por visibilidad y capacidad econ¨®mica, m¨¢s que el Museo de Am¨¦rica. As¨ª, este martes, se ha abierto el plazo de inscripci¨®n para las conferencias que tendr¨¢n lugar en noviembre y para los seminarios, m¨¢s espec¨ªficos, e impartidos para 20 estudiantes que obtengan una beca para participar.
Este programa acad¨¦mico es muy especializado, pero es un inicio con el que responder a una necesidad cada vez m¨¢s urgente en los museos, simplemente porque es tambi¨¦n un requerimiento de la sociedad: la inclusi¨®n de todos los p¨²blicos, de todas las lecturas y puntos de vista. Falomir deja abierta la posibilidad de una futura exposici¨®n y a Cuadriello lo que le gustar¨ªa no es una gran muestra desmesurada que consista en ¡°hacer una check list¡± con un gran n¨²mero de obras, si no ir a los conceptos como el retrato, el costumbrismo del siglo XVIII, y, a partir de ah¨ª, que obras de una orilla y otra del Atl¨¢ntico hablen.?
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