Muere Robby M¨¹ller, artesano del color y la soledad
El director de fotograf¨ªa de cineastas como Wim Wenders, Jim Jarmusch o Lars von Trier fallece en ?msterdam a los 78 a?os
En una de las escenas m¨¢s poderosas de Par¨ªs, Texas, obra cumbre de la filmograf¨ªa de Wim Wenders, marido y mujer se reencuentran despu¨¦s de muchos a?os en una peque?a habitaci¨®n, separados por un cristal. Ella s¨ª puede verlo a ¨¦l, pero Harry Dean Stanton permanece pegado a una pared opaca, intuyendo la presencia de la persona que se encuentra detr¨¢s, la misma que fue su compa?era en otro tiempo. En aquella habitaci¨®n se encontraba, en aquel momento, otro cristal de mec¨¢nica similar: el de la c¨¢mara de Robby M¨¹ller. Una c¨¢mara que hace tiempo que dej¨® de fotografiar el color y la luz, y que ayer se apag¨® para siempre despu¨¦s de que el director de fotograf¨ªa holand¨¦s falleciese en ?msterdam a los 78 a?os, tras una larga enfermedad.
M¨¹ller naci¨® en 1940 en Willemstad, la capital de Curazao, una de las cinco islas caribe?as que componen las Antillas Neerlandesas. Comenz¨® su carrera como director de fotograf¨ªa a principios de los a?os 70 en Alemania, de la mano de un jovenc¨ªsimo Wim Wenders, con quien colabor¨® en el corto Alabama (2000 Light Years) y en varios de sus primeros largometrajes, como Summer in the City o El miedo del portero ante el penalti. Ah¨ª comenz¨® a fraguarse la que ser¨ªa una amistad muy prol¨ªfica en lo art¨ªstico. En los a?os siguientes trabajar¨ªan juntos en pel¨ªculas del calado de Alicia en las ciudades, La letra escarlata o la propia Par¨ªs, Texas.
A lo largo de sus a?os como director de fotograf¨ªa de Wenders, M¨¹ller desarroll¨® una especial habilidad para el retrato de paisajes (urbanos o rurales) desesperanzados, en conexi¨®n con la soledad que el cineasta alem¨¢n buscaba imprimir a sus personajes. En Par¨ªs, Texas alcanz¨® la m¨¢xima expresi¨®n de esta l¨ªnea de trabajo, potenciado adem¨¢s el uso del color como mecanismo narrativo, en un ascenso constante desde los tonos desgastados del principio del film hasta la paleta crom¨¢tica de pasteles intensos con la que culmina su relato.?
A partir de los a?os 80, M¨¹ller inici¨® un proceso de expansi¨®n creativa que lo llev¨®, en primer lugar, a trabajar en Estados Unidos con directores como William Friedkin, para quien fotografi¨® Vivir y morir en Los ?ngeles; o Peter Bogdanovich, con quien trabaj¨® en Saint Jack (El rey de Singapur) y Todos rieron. All¨ª conoci¨® a Jim Jarmusch, un joven cineasta americano que comenzaba su carrera como director y con el que colaborar¨ªa en la mayor parte de sus primeros trabajos.
Con Jarmusch, M¨¹ller exhibi¨® una sensacional destreza en el empleo del blanco y negro. Lo hizo, por ejemplo, en Bajo el peso de la ley, pel¨ªcula protagonizada por Tom Waits a la que proporcion¨® un aire c¨¢ndido de sordidez; o en Dead Man. De vuelta al color, acompa?¨® a Jarmusch en la consolidaci¨®n de su estilo cinematogr¨¢fico en Ghost Dog, el camino del samur¨¢i, posiblemente la pel¨ªcula que lo confirm¨® como un nombre a tener en cuenta dentro del cine independiente norteamericano.
En los ¨²ltimos a?os de su carrera como director de fotograf¨ªa, que finalizar¨ªa a principios del siglo XX, M¨¹ller colabor¨® con Lars von Trier en dos de las pel¨ªculas clave de su filmograf¨ªa: Rompiendo las olas y Bailar en la oscuridad. En ellas volvi¨® a demostrar su amplio dominio de la temperatura del color como recurso expresivo, adem¨¢s de su eclecticismo formal, fundado siempre en la conjunci¨®n entre su estilo propio y la comprensi¨®n de aquello que sus directores le pidieron a lo largo de su carrera. Porque esa es la ¨²nica manera de que cineastas como Wenders, Jarmusch o Von Trier, con una voluntad de autor tan definida, confiasen en ¨¦l a lo largo de tantos a?os.?
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