Roberto Bola?o, inventor de desiertos mexicanos
El documental ¡®Los desiertos de Sonora¡¯ indaga en la fascinaci¨®n del escritor chileno por el territorio m¨ªtico de su gran novela, ¡®Los detectives salvajes¡¯
Roberto Bola?o nunca estuvo en el desierto de Sonora, el escenario donde arroj¨® a sus poetas exploradores durante el ¨²ltimo y apote¨®sico cap¨ªtulo de Los detectives salvajes (1998). Ni si quiera se gui¨® por mapas verdaderos, sino por un extra?o atlas creado por un ge¨®grafo amateur chileno. ¡°Qu¨¦ mas da. Es la paradoja del arte. Supo crear un universo literario con este paisaje sediento e indiferente¡±, dice Paty Godoy (Sonora, 1982) directora y guionista del documental multimedia Los desiertos de Sonora, un proyecto espa?ol y mexicano que rastrea, analiza e interpreta las huellas de Bola?o en el desierto.
Siguiendo la ruta que hicieron los cuatro protagonistas en aquel impala blanco huyendo de un proxeneta herido y buscando a una poeta fantasma, Godoy regres¨® durante varios viajes entre 2015 y 2018 a su tierra de origen, trazando un relato paralelo y actualizado a base de v¨ªdeos, notas, fotos y entrevistas que nutren la obra interactiva, que se completa con un libro-revista editado ya en Espa?a por Alta?r Magazine con colaboraciones como Juan Villoro, Sergio Gonz¨¢lez o Jorge Carri¨®n; y una futura exposici¨®n itinerante.
¡°El pasado me envi¨® una postal en forma de novela¡±, dice en un pasaje del documental esta periodista que vive en Barcelona desde hace 8 a?os. ¡°Mientras preparaba la mudanza a Espa?a estaba terminado de leer la novela y me qued¨¦ sorprendida por la narraci¨®n tan poderosa y veris¨ªmil de Sonora y sus desiertos¡±.
Desiertos, en plural, porque la inmensa llanura de m¨¢s de 300.000 kil¨®metros cuadrados atraviesa dos pa¨ªses ¨CM¨¦xico y Estados Unidos¨C , cinco estados ¨CArizona, California, Baja California, Sonora y Sinaloa¨C y se subdivide en siete regiones, de la monta?a a la costa. ¡°?Por qu¨¦ construir aqu¨ª un universo al que huyen los poetas?¡±, se pregunta la autora en otra extracto de la cinta. ¡°?Por qu¨¦ aqu¨ª, entre pueblos fantasmas, entre lagartijas y moscas, entre sahuaros y polvo? ?Por qu¨¦ busc¨® aqu¨ª, en mis desiertos de Sonora el sentido ¨²ltimo de la vida y el arte?¡±
Bola?o vivi¨® en la capital mexicana durante la d¨¦cada de los 70 ¨Csus peripecias por la ciudad como agitador cultural underground aparecen entreveradas y ficcionadas en la primera parte del libro¨C pero nunca lleg¨® a subir tan al norte. ¡°Ciudad de M¨¦xico la conoc¨ªa bien, dura, aglomerada. Este ensamble se va disgregando porque Roberto empieza a evocar M¨¦xico a trav¨¦s de la zona que no conoc¨ªa: el desierto, inabarcable y vasto que va llenando con su imaginaci¨®n y donde desata su gran literatura¡±, explica en una de las entrevistas Sergio Gonz¨¢lez, el escritor y periodista mexicano fallecido el a?o pasado, fuente del propio Bola?o durante la preparaci¨®n de su ¨²ltima obra publicada en vida, 2666, y que incluso acab¨® siendo parte de ella convertido en un personaje de ficci¨®n.
¡°Vas al desierto para encontrarte en una situaci¨®n de v¨¦rtigo ante ti mismo. Es ese espacio de amplitud total donde no hay referencias, nada que te proteja. Eso es lo que hace Bola?o lanzando a sus poetas no a la mar, tan socorrido en la literatura, sino a un lugar m¨¢s desafiante. Una de las condiciones humanas que m¨¢s valoraba Roberto era la valent¨ªa¡±, cuenta en otra entrevista Villoro, amigo personal de Bola?o.
Mucho tiempo despu¨¦s de su paso por M¨¦xico, ya en Barcelona en la d¨¦cada de los noventa, cuando Bola?o empezaba a rumiar su novela sobre aquella ¨¦poca, se top¨® con un extra?o atlas del desierto sonorense. Fue en casa de otro poeta chileno, Bruno Montan¨¦, que tambi¨¦n aparecer¨ªa en la novela como Felipe Muller. Su padre, Julio Montan¨¦ hab¨ªa recopilado una ingente masa de documentos a modo de cart¨®grafo amateur hasta cristalizarlos en un suntuoso libro por encargo del gobernador del Estado a principios de la d¨¦cada. ¡°Aquel volumen ¨Cexplica Montan¨¦ hijo¨C funcion¨® como disparadero, una confirmaci¨®n, un lugar donde poner un pie mental para lanzarse al vac¨ªo¡±.
El documental est¨¢ plagado de citas de la novela relacionadas con Sonora. Como aquella vez que, antes incluso de empezar su viaje, el poeta narrador Garc¨ªa Madero le responde as¨ª a una camarera de un bar del DF: ¡°Yo soy el jinete de Sonora, le dije de golpe y sin venir a cuento. En realidad nunca he estado en Sonora¡±.
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