De Granada, de C¨¢ndor, de Am¨¦rica
Luis Garc¨ªa Montero, nuevo director del Cervantes, es un descendiente de Lorca y de Neruda
Era un muchacho que se abr¨ªa al mundo desde un barrio de Granada, en una ¨¦poca en la que Lorca y Alberti eran materia capital de la educaci¨®n de los adolescentes heridos por la poes¨ªa y por la memoria de la guerra contada por los padres. Entonces, Luis Garc¨ªa Montero llevaba las guedejas de un rockero de piel blanca, una piel educada en el estudio de la poes¨ªa.
Ese fue su territorio. Y Lorca y Alberti fueron las luces que tuvo delante. El tiempo lo asoci¨® con otros grandes del medio siglo, como Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald y ?ngel Gonz¨¢lez, habitantes a su modo de un mismo universo sure?o o hispanoamericano. Fue en las noches dif¨ªciles acompa?ante de las soledades del poeta asturiano, al que ¨¦l y sus amigos m¨¢s dilectos ayudaron a sobrellevar la completa, y triste, tarea de tachar nombres propios de su cada vez m¨¢s disminuida agenda. De ?ngel escribi¨® una novela en la que el autor de Palabra sobre palabra aparece de pie, con aquella gallard¨ªa que le permiti¨® superar el miedo que le dej¨® la guerra.
Rescat¨® a otros amigos de la desesperaci¨®n o de la duda, porque en su alma de muchacho, que no ha logrado romperse en su rostro de ingenuo que tambi¨¦n se cabrea, sigue siendo un gu¨ªa de tristes o de desamparados. Cuando Joaqu¨ªn Sabina estaba en medio de la m¨¢s honda de sus depresiones fue a su casa con una receta.
Esa receta era la letra de La nube negra. No s¨®lo la cant¨® Sabina, e hizo un disco en torno al significado de ese grito, sino que le sirvi¨® para levantarse de la cama. Joan Manuel Serrat, otro de la tribu del nuevo director del Cervantes, complet¨® con su agasajo el trabajo que hab¨ªa hecho Luis: aquella canci¨®n y la gira de aquellos dos p¨¢jaros salvaron a Sabina de la negrura.
En los veranos se convierte en el samaritano de Rota, adonde acuden algunos de los citados y una multitud que degusta la conversaci¨®n y la ensaladilla rusa en esa casa en la que manda m¨¢s Almudena Grandes, su mujer, que quien ahora se apresta a dejar su tiempo en manos de Cervantes. Desde Rota camina con viento de Sanl¨²car a la playa Candor, y no es extra?o que ese lugar preferido se llame como una de sus caracter¨ªsticas.
Del territorio de Candor y de Granada, a Am¨¦rica. En cualquier capital o pueblo, de M¨¦xico, de Colombia, de Argentina, de Nicaragua, te lo puedes encontrar, con su ropa vaquera que quiz¨¢ ahora el cargo va a arrumbar. Es un descendiente de Cervantes, de Lorca y de Neruda. Un hispanoamericano al frente del Cervantes.
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