El mundo seg¨²n Tucholsky

Este oto?o har¨¢ 101 a?os que Kurt Tucholsky conoci¨® a Mary Gerold en un pueblo de Curlandia (Letonia). En una de sus primeras cartas le pidi¨® a la joven de 18 a?os comprensi¨®n para su ansiedad. ¡°No deber¨ªa considerar mi ritmo demasiado acelerado¡±, le escribi¨® Tucholsky, nueve a?os mayor que ella. Tucholsky le habl¨® de todo en los cientos de cartas que le escribi¨®, pero hubo un tema al que dio vueltas con una obsesi¨®n casi maniaca: Tucholsky escrib¨ªa sobre Tucholsky. Y a Mary la trataba siempre de usted y la llamaba "?l", lo que siempre ser¨¢ desconcertante. Por ejemplo, en diciembre del 18, en Berl¨ªn, terminada la guerra, Tucholsky le escribi¨® a Mary, que segu¨ªa en Curlandia: "Creo que no puedo pasar sin ?l". Para colmo, esa declaraci¨®n de amor quedaba anulada dos l¨ªneas m¨¢s adelante, cuando le dec¨ªa que pensaba "pasar sin ?l", puesto que no pod¨ªa ofrecerle un hogar digno (una mentira porque como periodista de la Rep¨²blica de Weimar ten¨ªa unos ingresos respetables).

En junio de 1919 volv¨ªa a decirle que quer¨ªa verla, pero que no la ver¨ªa. Y un a?o despu¨¦s, Mary se present¨® en Berl¨ªn, pero, incluso durante esa estancia "el escritor epistolar maniaco" ¡ªcomo lo llam¨® Reich-Ranicki¡ª le escribi¨® largas cartas donde le hablaba de un hondo extra?amiento: "Se esconde usted como si vivi¨¦ramos vidas paralelas¡­". Mary Gerold regres¨® r¨¢pidamente a Letonia. Y unas semanas despu¨¦s Tucholsky se cas¨® con Else Weil, una amiga de la que nunca le hab¨ªa hablado a "?l".

Cuando cuatro a?os despu¨¦s, se divorci¨® de Else y se cas¨® con Mary, todo indica que la relaci¨®n a¨²n fue m¨¢s torturada. En 1928 se separaron definitivamente y en su carta de despedida, Tucholsky, que hab¨ªa tomado un veneno, le dijo: "Solo he amado una vez en mi vida, a ?l". Y si bien esto era cierto, tambi¨¦n lo fue que la am¨® toda su vida sin preguntarle nunca por su trabajo, ni interesarse por ella. Y es que Tucholsky solo escrib¨ªa sobre Tucholsky. Fue uno de los "siete magn¨ªficos" de la literatura alemana del siglo pasado, junto a Kafka, Brecht, Musil, Mann, D?blin y Schnitzler. Pero es el autor menos conocido de los siete en nuestro pa¨ªs. Su historia de amor guarda paralelismos con la atormentada historia de amor de Kafka y Felice Bauer. Por eso siempre me ha hecho re¨ªr la extraordinaria inquietud que en 1926 manifest¨® Tucholsky la primera vez que ley¨® a Kafka: "?Pero qui¨¦n habla ah¨ª? ?Qu¨¦ significa todo esto?".

Se ha traducido a Kurt Tucholsky poco entre nosotros. En estos d¨ªas, un gran admirador de su obra, Fernando P¨¦rez de Laborda traduce Un libro pirenaico, cr¨®nica de un viaje de 1925, ya vertida al catal¨¢n en la editorial Afers. Pero para leer al l¨²cido ensayista que satiriza al nacionalismo, a la burocracia y a las convenciones hay que ir a Entre el ayer y el ma?ana, donde su talento brilla especialmente. O buscarlo entre las firmas de La eternidad de un d¨ªa (Acantilado), antolog¨ªa del gran periodismo literario alem¨¢n hasta el ascenso del III Reich. Cuando terminamos de leerlo, le seguimos oyendo, Tucholsky siempre habla de Tucholsky.