Gerda Taro, la primera fotoperiodista en cubrir y en morir al informar de una guerra
Apodada 'Peque?o zorro rojo' por su juventud, astucia y color de pelo, es la alma mater del seud¨®nimo Robert Capa como firma de las fotograf¨ªas que le dieron fama profesional en su corta vida
Ser protagonista de su vida y coger las riendas de su destino es lo que hizo durante los pocos a?os que disfrut¨® de vida Gerda Taro, ya que a pesar de nacer en un ambiente burgu¨¦s y acomodado, desde muy peque?a fue insurrecta y se rebel¨® contra lo establecido. Tard¨® encontrar su vocaci¨®n, pero hasta en eso fue revolucionaria al ser la primera fotoperiodista reconocida como tal al decidir empu?ar una c¨¢mara en lugar de ser musa de un fot¨®grafo. Tambi¨¦n fue pionera en cubrir un frente de guerra y, por desgracia, tambi¨¦n la primera en encontrar la muerte en ella, en la Guerra Civil Espa?ola en 1937.
Solo 26 a?os vivi¨® Gerda Taro, pero estuvieron llenos de intensidad, aventuras, viajes, amor, creatividad y, sobre todo, de un legado en fotograf¨ªas que sirven para documentar el sufrimiento de una guerra en la que siempre pierde el pueblo, indefenso y roto por el dolor.
Gerta Pohorylle, su nombre real, naci¨® tal d¨ªa como hoy hace 108 a?os, el 1 de agosto de 1910 en Stuttgart (Alemania). Era hija de una familia burguesa de jud¨ªos de origen polaco, si bien desde muy peque?a simpatiz¨® con la ideolog¨ªa socialista y el movimiento obrero, renegando de cualquier comodidad familiar.
En 1929, Gerda Taro y su familia se trasladaron a Leipzig, justo antes del comienzo de la era nazi en Alemania. La joven Gerda apoy¨® a los izquierdistas en lugar de a los nazis y por ese motivo estuvo sometida a custodia protectora, aunque el mayor susto fue en 1933, cuando la detuvieron por hacer campa?a contra el gobierno nazi. Toda su familia se vio obligada a buscar residencia en otros pa¨ªses y acabaron separ¨¢ndose en distintos destinos.
Tras estos incidentes escap¨® con una amiga a Par¨ªs, donde trabaj¨® de ni?era, de camarera, de mecan¨®grafa de un psicoanalista y de secretaria en la agencia Alliance Photo. En este ¨²ltimo trabajo no solo consigui¨® una buena agenda de contactos, sino descubrir su vocaci¨®n, algo que el destino se encarg¨® de afianzar al conocer a su alma gemela, un jud¨ªo de origen h¨²ngaro llamado Andr¨¦ Ern? Friedman que intentaba ganarse la vida como fot¨®grafo. Gerda y Andr¨¦ se enamoraron, se hicieron novios y Andr¨¦ le ense?¨® a Gerda sus conocimientos de fotograf¨ªa.
Sin embargo, la falta de trabajo y a la vez la necesidad de generar ingresos, hizo que Gerda ideara una curiosa estrategia: inventaron un personaje llamado Robert Capa con el perfil de ser un afamado fot¨®grafo llegado de Estados Unidos para trabajar en Europa. Al ser tan famoso, decidieron que vender¨ªa sus fotos a trav¨¦s de sus representantes, que ser¨ªan ellos: Friedman y Pohorylle, pero al triple del precio que un fot¨®grafo franc¨¦s. El plan funcion¨® tan bien que al poco tiempo recibieron gran cantidad de encargos y por fin empezaron a ganar dinero.
Para hacer la historia m¨¢s veros¨ªmil, ella escogi¨® Gerda Taro como seud¨®nimo por su ortograf¨ªa b¨¢sica, f¨¢cil de pronunciar y su sonoridad parecida a la de Greta Garbo. Para Andr¨¦ invent¨® el nombre de Robert Capa, la aut¨¦ntica fuente de negocio que en realidad marc¨® un estilo de fotograf¨ªas realizadas por ambos y muchas veces resultado dif¨ªcil adivinar el autor.
En ese momento de sus vidas y de su carrera profesional, Espa?a, con el inicio de la Guerra Civil en 1936, era el lugar ideal para forjarse una buena reputaci¨®n en prensa e incluso hacer fortuna. Decidieron viajar a Madrid, pero adem¨¢s de por los motivos profesionales, tambi¨¦n movidos por la injusticia social y sus ideales revolucionarios, y por eso el bando republicano result¨® ser el mejor de los destinos.
Robert Capa, en realidad Gerda Taro y Andr¨¦, viaj¨® por los frentes republicanos espa?oles -tanto juntos como por separado-. Cubrieron el frente de Barcelona, de Arag¨®n y el de Madrid. Y tambi¨¦n viajaron a C¨®rdoba, donde Endre tom¨® una de sus fotos m¨¢s famosas, simb¨®licas y, a la vez, pol¨¦micas: ¡®Muerte de un miliciano¡¯, ya que muchos dicen que no fue espont¨¢nea, sino planificada; mientras que otros creen que fue Gerda y no Endre la autora de la fotograf¨ªa.
Ambos fueron testigos de diferentes episodios de la guerra y realizaron reportajes que luego eran reproducidos en publicaciones como ¡®Regards¡¯, ¡®Vu¡¯ o ¡®Ce Soir¡¯. A finales de 1936 iniciaron un trabajo en el que Andr¨¦ grab¨® con una c¨¢mara mientras ella tomaba las fotograf¨ªas. Trabajaron tan estrechamente que muchos de los fotogramas de la pel¨ªcula son muy similares a las im¨¢genes tomadas por la fot¨®grafa.
En 1937 se produjo cierto distanciamiento entre ellos y Andr¨¦ Friedman se qued¨® con el nombre de Robert Capa. Gerda Taro rechaz¨® la propuesta de matrimonio de Andr¨¦ y desde ese momento continuaron sus carreras de forma independiente. Ella se acerc¨® a los intelectuales antifascistas europeos, como George Orwell y Ernest Hemingway, y empez¨® a comercializar su trabajo bajo la etiqueta de Photo Taro a publicaciones como ¡®Illustrated London News¡¯, ¡®Life¡¯ y ¡®Volks Illustrierte¡¯. ?l, por su parte, acabar¨ªa fundando la agencia Magnum Photo.
¡®La maleta mexicana¡¯ (tres cajas con casi 4.000 negativos de fotograf¨ªas de la Guerra Civil Espa?ola realizados por Robert Capa, Gerda Taro y David Seymour), hizo justicia en 2008 al revelar que muchas de las fotograf¨ªas firmadas como Robert Capa eran en realidad de Taro.
Gerda Taro, apelada ¡®El peque?o zorro rojo¡¯ por su juventud y color de pelo, pero sobre todo por su habilidad para conseguir siempre el mejor sitio para la mejor foto, era definida tambi¨¦n como una persona con ojo de fot¨®grafo, alma de periodista y coraje de un guerrero. Precisamente esa valent¨ªa de estar en primera l¨ªnea de la informaci¨®n en el frente de guerra fue la que le cost¨® la vida en un accidente tan absurdo como tr¨¢gico.
Uno de sus reportajes m¨¢s importantes en la Guerra Civil Espa?ola fue el de la primera fase de la batalla de Brunete, en la que Gerda fue testigo del triunfo republicano y le dio un gran prestigio internacional. Sin embargo, poco despu¨¦s las tropas franquistas iniciaron el contraataque y Gerda decidi¨® volver al frente de batalla en Brunete. All¨ª fue testigo de los bombardeos de la aviaci¨®n y de la derrota del bando republicano. Realiz¨® muchas fotograf¨ªas y perdi¨® la vida en un accidente durante el repliegue del ej¨¦rcito.
Gerda Taro se subi¨® al estribo del coche del general Walter (miembro de las Brigadas Internacionales) y el paso de unos aviones a baja altura desataron el p¨¢nico en el convoy en el que viajaba Gerda y est¨¢ cay¨® al suelo, haci¨¦ndolo tras un peque?o mont¨ªculo en el terreno. En ese momento, la desgracia hizo que un tanque republicano marcha atr¨¢s saltarla la elevaci¨®n tras la que se encontraba Taro y cayera sobre ella.
Fue trasladada al hospital ingl¨¦s de El Goloso, en la localidad madrile?a de El Escorial, donde falleci¨® pocas horas despu¨¦s, en la madrugada del 26 de julio de 1937, seis d¨ªas antes de cumplir 27 a?os. Su cuerpo fue trasladado a Par¨ªs y recibi¨® todos los honores como una hero¨ªna republicana. Sus restos se encuentran enterrados en la divisi¨®n 97 del Cementerio del P¨¨re-Lachaise.
El hecho de que la Guerra Civil fuese inmediatamente seguida por la Segunda Guerra Mundial, que Franco destruyese el trabajo de muchos fot¨®grafos del bando republicano y que a Taro se la asociara con la ideolog¨ªa comunista silenciaron su gran trabajo, aunque muy corto de duraci¨®n, casi hasta nuestros d¨ªas.
El a?o pasado, al cumplirse 80 a?os del fallecimiento de Gerda Tora, volvi¨® a ser reconocida su figura como documentalista del episodio m¨¢s truculento de la reciente historia de Espa?a. Adem¨¢s, en enero de este a?o, las redes sociales se encargaron de mostrarnos, de la manera m¨¢s casual, la ¨²ltima fotograf¨ªa en vida de Gerda Taro, cuando yac¨ªa herida de muerte y era atendida por un doctor h¨²ngaro de las Brigadas Internacionales.
El tuit del exsoldado e historiador brit¨¢nico John Kiszely el 16 de enero de este a?o dio la pista de una investigaci¨®n hist¨®rica cerrada pocos d¨ªas despu¨¦s, al compartir, sin saberlo, la ¨²ltima imagen de Gerda Taro. La intenci¨®n de Kiszely era la de mostrar una vieja imagen de su padre, m¨¦dico h¨²ngaro, y homenajearlo, pero termin¨® desatando un inesperado debate al recibir en una de las respuestas a su mensaje en Twitter la pregunta de si la mujer que aparec¨ªa herida en ella era Taro.
Una grabaci¨®n de 1992 archivada en el Imperial War Museum de Londres en la que el propio m¨¦dico que aparece en la foto confirmaba d¨¦cadas despu¨¦s que estaba atendiendo a Taro cerraron el misterio. El m¨¦dico que atendi¨® a Taro y su compa?ero en el frente que anot¨® la informaci¨®n en la parte posterior de la foto la defin¨ªan como ¡°la mujer de Capa¡±, por lo que han tenido que pasar 80 a?os para que Gerda Taro haya vuelto a estar de actualidad, precisamente por una fotograf¨ªa, aunque esta vez no hecha por ella.
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