Puro mestizaje flamenco
Pitingo y Manuel Lombo llevan una bella heterodoxia al Festival del Cante de las Minas
Bell¨ªsimo espect¨¢culo el que trajo la madrugada del s¨¢bado al domingo al festival del Cante de las Minas el cantante-cantaor Pitingo, basado en su ¨²ltimo disco, Mestizo y fronterizo, presentado recientemente en el Teatro de La Luz de Madrid, y en el que colabora el legendario Sam Moore.
Parte Pitingo de una ingenua convicci¨®n: la posibilidad de una interculturalidad solidaria, pac¨ªfica y humanista. ?l mismo es mestizo, hijo de padre payo y de madre gitana, y ha vivido con normalidad esa hermandad. Los populismos xen¨®fobos que recorren Europa y los Estados Unidos de Am¨¦rica tal vez le desmientan, pero da igual, su nuevo trabajo es una excelente ocasi¨®n para presenciar un bell¨ªsimo espect¨¢culo musical.
Arropado por excelentes voces y por magn¨ªficos m¨²sicos, la hermosa voz del artista onubense, llena de registros, se va adentrando en la m¨²sica negra americana, en la latina y, por supuesto, en el flamenco, que nunca le abandona. De hecho, la Sole¨¢ o la Ton¨¢ que interpret¨®, por m¨¢s que estuvieran trufadas de otro idioma o de otros sonidos, no menos hondos, nunca dejaron de estar sostenidas por la ortodoxia.
El aparente ox¨ªmoron del t¨ªtulo de esta cr¨®nica, puro mestizaje, adquiere sentido porque la pureza no existe, y menos en el flamenco, como el propio Pitingo sostiene, y porque se trata de un mestizaje, el suyo, en estado puro. Pitingo, que siendo muy joven se present¨® al concurso del festival y obtuvo un premio como artista revelaci¨®n, es frecuente visitante del certamen, y el p¨²blico lo recibe, como esta noche, con entusiasmo, sin que falten entre el p¨²blico los ¡°puristas¡± que niegan el pan y la sal a este tipo de propuestas. Pero Pitingo sigue creciendo.
La noche, en su primera parte, se completaba con la actuaci¨®n de Manuel Lombo, magn¨ªfico cantaor sevillano. Lombo, poco conocido todav¨ªa en esta tierra, pese al apabullante ¨¦xito que obtiene en zonas como Andaluc¨ªa y Madrid, dividi¨® su actuaci¨®n en dos partes.
En la primera present¨® palos de su disco Origen, con cantes ortodoxos, como las Alegr¨ªas o el rico repertorio de soleares, y tambi¨¦n cantes mineros, todo ello interpretado con enorme flamencura y como indica la tradici¨®n. En la segunda parte interpret¨® algunos temas de su ¨²ltimo disco, dedicado a su admirado Bambino, el desaparecido rey de la canci¨®n por buler¨ªas. Lombo, un gran artista sobre el escenario, acab¨® con el p¨²blico entregado.
La noche, vista a toro pasado, fue demasiado larga. Seguramente cada uno de los artistas hubiese necesitado una gala. El p¨²blico hubiese disfrutado m¨¢s y mejor de ambos.
Cante de quilates
El certamen hab¨ªa comenzado, de manera discreta, el pasado jueves con el preg¨®n del periodista Jes¨²s ?lvarez y la actuaci¨®n de los ganadores del a?o pasado, y continu¨® el viernes con la primera de las galas, en la que estuvieron el cantaor sevillano Miguel Ortega y la cantante Diana Navarro.
El festival, que tiene su raz¨®n fundamental de ser y su verdadero sentido en el concurso, especialmente con la concesi¨®n de la prestigiosa ¡®L¨¢mpara minera¡¯ en el apartado de cante, ha ido paulatinamente acrecentando los pre¨¢mbulos y entornos del certamen con galas formadas por artistas conocidos y otra serie de actividades de todo tipo en torno al flamenco.
Hay una cierta sensaci¨®n de que este a?o esas galas y actividades se presentan un tanto desva¨ªdas, aunque, eso s¨ª, con algunos nombres populares y con tir¨®n en la taquilla, desde Diana Navarro a Pitingo, descontados, por supuesto, los hermanos Vivanco.
Pero el flamenco es tan variado y potente que ni siquiera en un programa en tono menor desde el punto de vista de la clasicidad o desde c¨¢nones ortodoxos, falta la mayor de las jonduras. Ah¨ª est¨¢n para demostrarlo Alfredo Tejada, ganador de la L¨¢mpara en 2017, que actu¨® el jueves, y Miguel Ortega, ganador en 2010, que cant¨® el viernes.
En la segunda parte de la gala del viernes Diana Navarro present¨® un paseo por toda su carrera con su estilo convincente, con su voz dulce, amable, ¨ªntima y melism¨¢tica, y se fue ganando al p¨²blico poco a poco, aunque inicialmente la hab¨ªa recibido con expectaci¨®n pero tambi¨¦n con cierta frialdad.
Pero si hablamos de flamenco, de hondura genuinamente flamenca, de comp¨¢s y de fuerza, todo eso ya lo hab¨ªa puesto antes Ortega, que quiso arrancar con estilos mineros para, seg¨²n sus propias palabras, ¡°comenzar mi actuaci¨®n donde la dej¨¦ hace a?os, cuando gan¨¦ aqu¨ª la L¨¢mpara Minera¡±. Lo normal hubiese sido que actuara al a?o siguiente de su triunfo, pero una sonada querella con la organizaci¨®n del festival de aquella ¨¦poca hizo que su presencia se demorara hasta este a?o.
La Uni¨®n se hab¨ªa perdido hasta ahora su enorme flamencura, como evidenci¨® el viernes, acompa?ado por la brillante sonata de Manuel Herrera.
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