Palestina, una mirada al origen del conflicto
Israel pone en marcha en la franja de Gaza la operaci¨®n de castigo Margen Protector. Es el ¨²ltimo cap¨ªtulo b¨¦lico de un conflicto que echa sus ra¨ªces en las d¨¦cadas finales del siglo XIX
Margen Protector, la tercera operaci¨®n de castigo puesta en marcha por Israel contra Ham¨¢s desde que se inici¨® el cerco de la franja de Gaza en 2007, ha provocado una tragedia humanitaria que supera ya las 1.300 v¨ªctimas mortales palestinas, la mayor¨ªa de ellas civiles, en un nuevo intento israel¨ª por acabar con la capacidad militar de las milicias islamistas. Asistimos al ¨²ltimo cap¨ªtulo b¨¦lico de un conflicto que echa sus ra¨ªces en las ¨²ltimas d¨¦cadas del siglo XIX, cuando Palestina era una provincia del imperio otomano y un sector del juda¨ªsmo europeo decidi¨® que hab¨ªa que crear all¨ª un Estado jud¨ªo.
En esas d¨¦cadas finales del siglo XIX zozobra en muchas sociedades europeas la asimilaci¨®n de sus poblaciones jud¨ªas, que una vez emancipadas legalmente prosperan y alcanzan un lugar notable en muchos ¨¢mbitos. Este fracaso genera un temor antisemita que provoca tensiones como la del caso Dreyfus en Francia o los pogromos antijud¨ªos rusos en 1881 tras el asesinato del zar Alejandro II. Como mecanismo de respuesta, coincidiendo con la aparici¨®n de los nacionalismos modernos que sacuden Europa del Este, surge el sionismo. El movimiento pol¨ªtico, fundado por Theodor Herlz, autor en 1896 de Der Judenstaat (El Estado de los Jud¨ªos),?preconizaba la creaci¨®n de un Estado jud¨ªo que sirviese?de centro espiritual para la di¨¢spora.
El I Congreso Sionista, celebrado en Basilea en 1897, aprueba una resoluci¨®n que planea la creaci¨®n de ese Estado y, tras valorar anteriormente opciones como Uganda o la Patagonia, se decide que se ubique en Palestina. En esos a?os bisagra del nuevo siglo se llevan a cabo las primeras aliyah (migraciones), que tienen un fuerte componente ruso y polaco, al calor de un eslogan tan falaz como el que acu?¨® Israel Zangwill: ¡°Una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra¡±.
Los inicios de la colonizaci¨®n
Palestina era una realidad muy diferente y muy viva en aquel momento. Una poblaci¨®n de medio mill¨®n de ¨¢rabes, con 80.000 cristianos y 25.000 jud¨ªos en pac¨ªfica convivencia y ¨¦tnicamente indiferenciables, habitaba 672 localidades con un sector agr¨ªcola respetable y una industria manufacturera en desarrollo. El proyecto sionista se puso en marcha y en paralelo a la llegada de colonos se compran tierras a propietarios ¨¢rabes absentistas que no viven en Palestina. Hacia 1910 la poblaci¨®n jud¨ªa aumenta a 75.000 personas y controla 75.000 hect¨¢reas de tierra. Habr¨¢ que esperar al derrumbamiento del imperio otomano al acabar la I Guerra Mundial para que el potencial conflicto se haga realidad.
Con la guerra europea entran en juego los intereses de las potencias coloniales. Gran Breta?a tiene en el Canal de Suez su punto neur¨¢lgico de comunicaci¨®n con sus posesiones en el subcontinente indio. El control del territorio al norte de Suez asegurar¨ªa la tranquilidad en el canal y los brit¨¢nicos quieren que ¨¢rabes y jud¨ªos tomen las armas contra el dominador turco. Para convencer a los ¨¢rabes, mediante un lenguaje poco claro y calculado, Gran Breta?a les prometi¨® la independencia en casi todo su territorio, pero los jud¨ªos se llevaron algo mejor que promesas. El ministro de Exteriores James Balfour?entreg¨® en noviembre de 1917 una carta al banquero Rothschild, cuya familia financi¨® generosamente al sionismo, en la que se declara que ¡°el Gobierno de Su Majestad contempla favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo jud¨ªo, y har¨¢ lo que est¨¦ en su mano para facilitar la realizaci¨®n de este objetivo¡¡±.
James Balfour, 1917: "El Gobierno de Su Majestad contempla favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo jud¨ªo..."
Tras la Paz de Versalles y la creaci¨®n de la Sociedad de Naciones, tiene lugar en abril de 1920 la Conferencia de San Remo que decide la concesi¨®n de los mandatos de Siria y L¨ªbano a Francia y de Mesopotamia y Palestina a Gran Breta?a. En el caso de Palestina se le hac¨ªa a Gran Breta?a responsable de aplicar la Declaraci¨®n Balfour. En este documento tambi¨¦n se establec¨ªan garant¨ªas para las comunidades no jud¨ªas, las cuales hac¨ªan inviable el programa m¨¢ximo del sionismo, lo que unido todo ello a los intereses estrat¨¦gicos brit¨¢nicos, convert¨ªa el conflicto en un tremendo galimat¨ªas de muy dif¨ªcil salida.
La administraci¨®n brit¨¢nica estableci¨® cuotas anuales a la entrada de inmigrantes jud¨ªos y se facilit¨® la creaci¨®n de la Agencia Jud¨ªa, un Gobierno aut¨®nomo en toda regla que se hizo cargo de la comunidad hebrea y que acept¨® todas las medidas de Londres que le favorec¨ªan, por cortas que fuesen, siempre que no les hiciesen renunciar a su objetivo final. Gracias a Histadrut, la central sindical jud¨ªa, y al Fondo Nacional, que provee de tierras, m¨¢s militantes sionistas se establecieron en Palestina, y su implantaci¨®n, a¨²n destacando el idealismo de muchos de ellos, no carec¨ªa de una dimensi¨®n colonialista?favorecida por la metr¨®poli brit¨¢nica, que propagaba el desprecio al aut¨®ctono con el fin de excusar y fomentar su expolio, como destaca Alain Gresh en Israel, Palestina ¨C Verdades de un conflicto (Anagrama).
Los ¨¢rabes carec¨ªan de un liderazgo que ofreciese una alternativa s¨®lida y estaba dividido por la influencia brit¨¢nica
Enfrente, los ¨¢rabes sufr¨ªan la falta de un liderazgo que ofreciese una alternativa s¨®lida, con una serie de familias notables divididas por la influencia brit¨¢nica, que se encastillaban en el todo o nada que no proporciona ninguna soluci¨®n, pues ellos consideraban un agravio que se hablase de su derecho a compartir la tierra. Solo en 1936 se deciden a crear un Alto Comit¨¦ ?rabe, equivalente a la entidad jud¨ªa. Para esas fechas las chispas ya hab¨ªan saltado y la frustraci¨®n que se extend¨ªa entre el pueblo palestino desat¨® revueltas y pogromos como los de 1929 en Jerusal¨¦n y en Hebr¨®n, donde son asesinados 80 jud¨ªos.
La Gran Revuelta ¨¢rabe
La inestabilidad permanente acaba desembocando en la Gran Revuelta ¨¢rabe entre 1936 y 1939. Desobediencia civil, huelgas y acciones de guerrilla tienen lugar contra la potencia mandataria brit¨¢nica que se ve apoyada por la comunidad jud¨ªa. En julio de 1937 se hace p¨²blico el Informe Peel, una propuesta de arreglo que ya expresa la partici¨®n del territorio en dos zonas, ¨¢rabe e israel¨ª, y una franja central controlada por Londres. Los palestinos rechazan indignados la propuesta y la revuelta vuelve a hervir, aprovechando que la tensi¨®n europea impide el traslado de tropas brit¨¢nicas a la zona en n¨²mero suficiente hasta despu¨¦s de la Conferencia de M¨²nich. Finalmente, Londres renuncia a la partici¨®n y la revuelta pierde fuelle aunque el Alto Comit¨¦ ?rabe anuncia la creaci¨®n de un Gobierno nacional en el exilio.
En 1939 suenan tambores de guerra en Europa y Gran Breta?a no quiere enajenarse el apoyo ¨¢rabe por lo que aprueba un Libro Blanco que restringe la inmigraci¨®n jud¨ªa y proh¨ªbe la compra de tierras ¨¢rabes. Esta pol¨ªtica fue rechazada por el muft¨ª Amin El Huseini, mientras el sionismo puso el grito en el cielo contra ella, con poco ¨¦xito porque no tiene m¨¢s remedio que acabar apoyando a los brit¨¢nicos frente a Hitler y el Tercer Reich. La II Guerra Mundial aminora en parte las tensiones internas en Palestina pero nada se para. La inmigraci¨®n clandestina contin¨²a y las milicias sionistas, organizadas por David Ben Gurion en la Hagan¨¢, embri¨®n del futuro ej¨¦rcito israel¨ª, se consolidan.? 30.000 hebreos que habitan Palestina luchan en el frente aliado y adquieren destreza militar. La postura brit¨¢nica, cerrada a admitir refugiados jud¨ªos del infierno que se est¨¢ viviendo en Europa, hace que facciones armadas jud¨ªas como Irg¨²n (de Menajem Beguin), o Stern (de Isaac Shamir), se lancen desde febrero de 1944 a una campa?a de atentados terroristas contra intereses brit¨¢nicos y ¨¢rabes.
Cuando acaba la guerra en Europa y sale a la luz el horror del Holocausto que han sufrido los jud¨ªos en los campos de exterminio nazis, un gran n¨²mero de v¨ªctimas quieren huir de Europa hacia Palestina. Gran Breta?a mantiene el cierre y estos son devueltos a Europa o enviados a Chipre. Durante unos meses la Hagan¨¢ se une a la lucha armada contra los brit¨¢nicos, hasta que el grupo de Beguin comete en julio de 1946 en el hotel Rey David, cuartel general militar y administrativo brit¨¢nico, un brutal atentado en su ala sur que se cobra un centenar de muertos.
El plan de partici¨®n de la ONU
El sionismo deja de mirar a Gran Breta?a para hacerlo ahora hacia EE UU. El presidente Truman pide p¨²blicamente?en octubre de 1946 que se lleve a cabo la partici¨®n de Palestina. En febrero de 1947, Londres reconoce su fracaso anunciando el fin del mandato para julio de 1948 y decide someter la cuesti¨®n palestina a las Naciones Unidas. La comisi¨®n creada al efecto traza un plan de partici¨®n que es sometido a la Asamblea General de la ONU y aprobado en noviembre de 1947 en la resoluci¨®n 181: el Estado jud¨ªo ocupar¨¢ el 55% de Palestina, con medio mill¨®n de jud¨ªos y 400.000 ¨¢rabes, y el Estado ¨¢rabe, el resto con 700.000 ¨¢rabes y unos miles de jud¨ªos. Jerusal¨¦n queda aparte con una poblaci¨®n paritaria de 200.000 personas.
Ben Gurion da el visto bueno al plan por puro tacticismo y el 14 de mayo de 1948 proclama la creaci¨®n del Estado de Israel.?Como afirma M. ?. Bastenier en La Guerra de siempre (Pen¨ªnsula), ¡°el Holocausto del pueblo jud¨ªo ser¨¢ un poderoso elemento de convicci¨®n para que Europa obre en favor de la instauraci¨®n del Estado sionista como forma de conjurar sus propios demonios interiores¡±. La conciencia de culpabilidad occidental sobre el genocidio har¨¢ que los palestinos acaben pagando el precio de un crimen que no hab¨ªan cometido. El rechazo palestino a la divisi¨®n de su patria ya no tiene receptor y por la fuerza de las armas y el terror durante unos meses el sionismo emprende la expulsi¨®n de m¨¢s de 700.000 ¨¢rabes y 400 aldeas son arrasadas. Es la Nakba, la cat¨¢strofe, el comienzo de la pesadilla para un pueblo de la que todav¨ªa no ha despertado, como pueden atestiguar estos d¨ªas los palestinos gazat¨ªes.
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