¡®Succession¡¯, en las familias ricas tambi¨¦n hay ratas
La serie de HBO, a medio camino entre el drama y la comedia negra, est¨¢ perfectamente escrita y es ya una de las mejores series del a?o
Suena a frase t¨ªpica, pero es que es as¨ª: Succession es la serie que deber¨ªa? estar viendo este verano e igual ni hab¨ªa o¨ªdo hablar de ella. Durante diez semanas ha ido a m¨¢s en HBO (ya completa en la plataforma), en especial en una segunda mitad para enmarcar, y ahora el vac¨ªo es demasiado grande. S¨ª, entrar¨¢ seguro en la lista de lo mejor del a?o.
HBO esta temporada nos dirigi¨® la mirada hacia la irregular Heridas abiertas (Sharp Objects), pero el tesoro estaba en Succession. La serie comienza a funcionar cuando uno se da cuenta de que no est¨¢ ante un drama complicado y espeso sobre un magnate de la comunicaci¨®n de Manhattan d¨¦spota y antip¨¢tico y sus avariciosos y lamentables hijos, sino ante una comedia negra escrita de forma excelente. Hay expresiones y di¨¢logos redondos, gracias, entre otros, a Jesse Armstrong, que ya mostr¨® su pericia en la escritura en la serie brit¨¢nica The Thick of It. La banda sonora de Nicholas Britell (fue candidato al Oscar por Moonlight), con un tema principal excelso, apuntala a la perfecci¨®n esa mezcla de drama y comedia ¨¢cida. Los t¨ªtulos de cr¨¦dito, con ese tema de fondo sonando, resumen a la perfecci¨®n qu¨¦ es Succession.
Aguanten al principio, pasen del primer episodio, y descubrir¨¢n una s¨¢tira de la ¨¦lite neoyorquina y de los grandes mogules de los medios de comunicaci¨®n. Y principalmente, el retrato de una familia. Los mejores dramas est¨¢n siempre en la familia. En este caso, en una compuesta por ratas asquerosamente ricas. Y la mejor comedia est¨¢ en el drama, como descubrir¨¢n con el impecable? cap¨ªtulo final.
Es dif¨ªcil situar en un g¨¦nero a esta serie. La relaci¨®n entre ese padre cuyas frases acaban siempre con un "fuck off" y esos cuatro v¨¢stagos produce malestar a cualquiera. Son todos personajes antip¨¢ticos, imposible empatizar con ellos. Y ah¨ª radica otra de las gracias de Succession. Si no nos importa lo que hagan los personajes y sus consecuencias, m¨¢s disfrutamos de los hachazos, de las traiciones, de los fracasos...
En Succession, que tiene algo de Shakespeare, los Roy son los Lannister de Manhattan. El padre es un d¨¦spota, siempre pendiente de hacer negocio. El hijo mayor es un inepto que no se dedica a nada (tiene un podcast sobre la ¨¦poca napole¨®nica "hecho con muchos medios"), otro hijo es un torpe hombre de negocios que trata de arrebatarle a su padre el poder de la empresa, la ¨²nica hija es una mujer ambiciosa que trata de hundir a su padre con la misma pasi¨®n con la que le defiende y el benjam¨ªn es un caradura que en todo momento lucha por ser respetado. Entre todos se odian y aman a partes iguales. Apunten a esta nefasta lista un cu?ado idiota (que puede resultar hasta entra?able), una madrastra oscura y un primo cuya ingeniudad es una bomba dentro de la familia y de la empresa.
Cuidado. si se engancha a Succession, terminar¨¢ siendo una obsesi¨®n. Y queda demasiado hasta la segunda temporada.
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