¡®Heridas abiertas¡¯ que no duelen
Todo est¨¢ en su sitio, y, aun as¨ª, la serie veraniega de HBO no cautiva
Siento llevar la contraria a Julie Andrews en Sonrisas y l¨¢grimas, pero ni las gotas en las flores ni los bigotes de gatos est¨¢n entre mis cosas favoritas. En realidad es la serie Heridas abiertas la que contiene todas las cosas favoritas que podr¨ªa desear. Una protagonista como la cinco veces nominada al Oscar Amy Adams, que se acerca a la televisi¨®n tras hacerlo todo bien en cine (todo es todo: musicales infantiles, epopeyas de ciencia ficci¨®n, superh¨¦roes, dramas de mucho pensar...). Tambi¨¦n una secundaria de esas del nivel de Patricia Clarkson, que mejoran el proyecto donde aparezca, como complicada matriarca. Y una guionista que necesita reivindicarse en la primera plana: Marti Noxon (Unreal). Incluso un director que demostr¨® su val¨ªa en Big Little Lies. Todo en su sitio, y, aun as¨ª, la serie veraniega de HBO no cautiva.
Esta miniserie de ocho episodios basada en el libro de Gillian Flynn (Perdida) empez¨® fuerte. Adams interpreta a una periodista alcoholizada y con decenas de traumas que regresa a su hogar de infancia para escribir un reportaje sobre las desapariciones de varias adolescentes. El piloto de presentaci¨®n es sobresaliente pero, ante expectativas tan altas, el proyecto se ha desinflado ya a mitad de temporada.
Porque, pese a que Heridas abiertas habla de temas necesarios (la violencia sobre las mujeres, la hipocres¨ªa de EE UU, relaciones familiares complicadas...), su contenido no es suficiente para hacer la serie cautivadora a cap¨ªtulo semanal. El espectador se pierde en el poco interesante misterio sobre qui¨¦n ha cometido el crimen e incluso los personajes, su baza principal, se vuelven repetitivos, como si contaran una y otra vez cu¨¢les son sus motivaciones y problemas.
Es complicado conectar con ellos. Ni con esa antihero¨ªna que repite los par¨¢metros habituales de personaje desquiciado (hombres o mujeres), ni con una serie que no sobresale entre otras que siguen el repetitivo patr¨®n de "misterioso asesinato en un peque?o pueblo de la Am¨¦rica profunda". Ese g¨¦nero al que la realidad y la ficci¨®n ha regresado una y otra vez desde que lo perfeccionara Truman Capote en A sangre fr¨ªa en 1966 y desde que despu¨¦s David Lynch lo pusiera de moda entre las series con Twin Peaks. Si no han degustado ninguna de las dos, h¨¢ganlo antes que Heridas abiertas, porque estas heridas no duelen de verdad.
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