El populismo filos¨®fico y el fin de Occidente
Michel Onfray, el m¨¢s embarullado de los sofistas hoy, anuncia en 'Decadencia' la extinci¨®n de la civilizaci¨®n occidental. El texto nace m¨¢s de la pasi¨®n que del entendimiento
No es de extra?ar que Michel Onfray, en su Contrahistoria de la filosof¨ªa, se haya esforzado en reivindicar a los sofistas, de antiguo estigmatizados por los padres fundadores del canon l¨®gico. Al fin y al cabo Onfray es un sofista tambi¨¦n, probablemente el m¨¢s relevante de un movimiento que podr¨ªamos llamar, por similitud con otros, populismo filos¨®fico. Quienes se inscriben en ¨¦l siguen la misma pauta que los l¨ªderes pol¨ªticos de la misma especie: denuncian la apropiaci¨®n indebida de la investigaci¨®n y el debate por parte de los representantes del sistema, al que intentan derrocar, para lograr sustituirlo, en nombre de la gente. Su innegable habilidad dial¨¦ctica, su propensi¨®n al exhibicionismo y sus capacidades comunicativas les hacen acreedores de una notable popularidad. Su falta de rigor, su irreflexiva precipitaci¨®n y su escasa capacidad para la autocr¨ªtica los convierten, empero, en individuos distantes de lo que la filosof¨ªa etimol¨®gicamente es: el amor por la sabidur¨ªa.
Decadencia (Vida y muerte de Occidente) constituye por el momento la ¨²ltima obra de Onfray aparecida en nuestras librer¨ªas. Su autor presume de haber publicado m¨¢s de 100 libros, cifra m¨ªtica a la que aspirara entre nosotros Francisco Umbral y de la que desde luego no muchos escritores pueden presumir. Autodidacta y supuestamente anarquista, aunque defiende que el capitalismo (no el liberal, el capitalismo a secas) es el estado natural de las relaciones humanas, nuestro hombre dedica cientos de p¨¢ginas a exponer una idea poco original pero que siempre suscita pasiones: Occidente ha muerto, y todo lo que queda es organizar sus exequias. La culpa de su extinci¨®n reside en su propio pedigr¨ª, una especie de pecado original de todo el proceso, aunque obviamente en el caso de Ad¨¢n y Eva el concepto mismo de pecado original le parece un invento justificador de la represi¨®n futura. En su argumentaci¨®n acude a un sinf¨ªn de razonamientos teos¨®ficos tendentes a establecer que el n¨²cleo de la civilizaci¨®n occidental es judeocristiano, y que el cristianismo se fund¨® sobre la violencia predicada por Pablo el Ap¨®stol, en contra de las pr¨¦dicas de un Jes¨²s de Nazaret que vaya a saber usted si ni siquiera existi¨®.
El libro es el segundo tomo de una anunciada trilog¨ªa, que comenz¨® con Cosmos hace dos a?os, y que es el fruto de toda una vida de meditaci¨®n reflejada en numerosas obras. En Decadencia nos anuncia el fin de Occidente probablemente a manos de los herederos de Bin Laden, defiende las tesis de Huntington sobre el choque de civilizaciones, concepto que al parecer salvo su creador y ¨¦l mismo todo el mundo malinterpreta, y apenas hace al final de la obra un t¨ªmido esbozo del papel de Oriente en la nueva globalizaci¨®n. El islam vencer¨¢ en sus batallas contra el decadente consumismo occidental porque los ej¨¦rcitos de tan ra¨ªda civilizaci¨®n como la nuestra los componen mercenarios a sueldo mientras los seguidores de Al¨¢ est¨¢n dispuestos a morir por sus creencias. El marxismo, por su parte, no fue sino una expresi¨®n m¨¢s del mito del advenimiento del hombre nuevo, un mesianismo redivivo cuyo fracaso abunda en el camino de Europa hacia el nihilismo y el transhumanismo. Atribuye a Aldous Huxley la invenci¨®n de esta ¨²ltima palabra para hacer un pasional alegato contra los avances cient¨ªficos del momento que generar¨¢n, asegura textualmente, el mayor periodo de incandescencia del nihilismo. Un mundo feliz y 1984 son las biblias que ilustran su predicci¨®n, seg¨²n la cual el transhumanismo ser¨¢ el encargado de abolir toda civilizaci¨®n, incluida la isl¨¢mica. ¡°La nada es un destino cierto¡±, es la tr¨¢gica conclusi¨®n con la que cierra la obra.
Michel Onfray anega al lector en un mar de p¨¢ginas, de modo que si no toma las precauciones debidas terminar¨¢ ahogado en ellas
Hay que reconocerle a Onfray una erudici¨®n oce¨¢nica, que a veces parece hacer uso extensivo de la Wikipedia, una capacidad literaria notable y una obsesi¨®n permanente por el an¨¢lisis del cristianismo desde cualquier punto de vista que se quiera. Su investigaci¨®n corrosiva sobre la evoluci¨®n de la Iglesia a trav¨¦s de los siglos, su inter¨¦s por la patr¨ªstica, mucho m¨¢s y mejor documentado que sus menciones a la escol¨¢stica, nacen de la pasi¨®n antes que del entendimiento, lo que genera un texto de un atractivo innegable que le permite atrapar al lector en las volutas barrocas de 600 p¨¢ginas, en cada una de las cuales no hace sino repetir pr¨¢cticamente lo mismo. Su valoraci¨®n del mito en la evoluci¨®n de la historia recuerda en ocasiones a la brillante impostaci¨®n de Fernando S¨¢nchez Drag¨® en G¨¢rgoris y Habidis. Pero de nuevo la abundancia de la expresi¨®n no hace sino emborronar la lucidez del pensamiento.
La necesidad de demostrarnos que la civilizaci¨®n actual, euroc¨¦ntrica y neoliberal, no es sino un prolongado ap¨¦ndice del papado seg¨²n san Pablo y las reflexiones de san Agust¨ªn puede resultar atractiva para cuantos hayan apostatado de la fe cat¨®lica, pero resulta casi irrelevante para un ciudadano com¨²n de nuestros d¨ªas que, sea creyente o no en Dios, no suele estar interesado en el ate¨ªsmo como ideolog¨ªa. La innegable popularidad de Onfray, impulsor de las universidades populares, tertuliano frecuente en las televisiones y promotor de un hedonismo anarquista de difusos perfiles, no evita que sea el m¨¢s embarullado de los sofistas de nuestro tiempo. Lo que le permite anegar al lector en un mar de p¨¢ginas, de modo que si no toma las precauciones debidas terminar¨¢ ahogado en ellas.
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Autor:?Michel Onfray.
Editorial: Paid¨®s Ib¨¦rica (2018).
Formato: tapa blanda y ebook (624 p¨¢ginas).
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