Filosof¨ªa proscrita
Habr¨ªa que reescribir la historia de la filosof¨ªa occidental? ?Deber¨ªa ense?arse de otra forma la filosof¨ªa en general? As¨ª lo afirma el fil¨®sofo franc¨¦s Michel Onfray (1959). Este autor de ¨¦xito, profesor "libertario" en la at¨ªpica Universidad Popular de Caen y a quien ya conocemos en Espa?a por t¨ªtulos tales como Teor¨ªa del cuerpo enamorado (Pre-Textos), Antimanual de filosof¨ªa (Edaf) o Tratado de ateolog¨ªa (Anagrama), public¨® en su pa¨ªs una amena y novedosa "contrahistoria de la filosof¨ªa" en seis tomos, dos de los cuales aparecen ahora en castellano junto a dos libros m¨¢s recientes en los que expone su ideario de lo que seg¨²n ¨¦l deber¨ªa ser la filosof¨ªa en tanto que materia ense?able y accesible a todos los p¨²blicos, y alejada tanto de la disciplina que bajo este nombre se imparte en instituciones estatales que la encorsetan como de productos de ¨ªnfima calidad que prometen sustituir al Prozac para el alivio de las depresiones.
Onfray es un excelente divulgador de lo que tendemos a olvidar y que tanto conviene recordar
La Contre-histoire que propone Onfray es una "historia" alternativa a la tradicional de "la filosof¨ªa" tal y como suele transmitirse desde hace siglos hasta hoy; y es que, seg¨²n ¨¦l, la narraci¨®n cl¨¢sica de los avatares filos¨®ficos est¨¢ dominada por la sombra del "santo" Plat¨®n, cuya visi¨®n idealista del mundo contin¨²a vigente tanto a trav¨¦s del cristianismo imperante y convertido en "doctrina de Estado" como en Hegel y Kant. De modo que lo que se nos ofrece una y otra vez como actitudes t¨ªpicas de la filosof¨ªa son dogmas tales como el desprecio al cuerpo (la c¨¦lebre "c¨¢rcel del alma"), la demonizaci¨®n de los placeres sensuales y de la vida material, inmanente y terrena; o tambi¨¦n, que la m¨¢s elevada virtud consiste en martirizarse y sufrir en aras de la felicidad eterna tras la muerte.
Onfray reivindica la memoria de otros fil¨®sofos y pensadores que expresaron ideas opuestas a las de Plat¨®n, a los que agrupa bajo el t¨¦rmino gen¨¦rico de "hedonistas", es decir, amantes del placer, de la vida y su p¨¢lpito terreno. Decenios antes del aristocr¨¢tico ateniense, var¨®n nada jocoso y parco amante del placer, ya hubo fil¨®sofos que pensaron desde la vida y en la realidad con miradas nada idealistas. En su mayor¨ªa fueron vividores desaforados o gozadores prudentes, pero no seres metaf¨ªsicos e inclinados a la m¨ªstica, sino materialistas e incr¨¦dulos irreverentes con la religi¨®n y hasta con los legisladores pol¨ªticos. Semejantes tipos constituyeron escuelas tales como la de los atomistas, los c¨ªnicos o los sofistas, de las que derivaron corrientes de pensamiento que constituyen una historia proscrita de la filosof¨ªa. Recuperar para el gran p¨²blico a sus representantes es la tarea que se ha propuesto Onfray, para quien aquellos pensadores resultan ciertamente modernos por sus ideas transgresoras y "progresistas". As¨ª pues, Onfray vuelve a Dem¨®crito, por ejemplo, quien sentenci¨® que "una vida sin alegr¨ªas es como un camino sin posadas"; o a Anaxarco, Antif¨®n, Ant¨ªstenes y Di¨®genes, que fueron aut¨¢rquicos, desvergonzados, pobres y materialistas. Se ocupa tambi¨¦n de recordar a la estrella rutilante de la Antig¨¹edad hedonista, Epicuro: ant¨ªpoda por excelencia de Plat¨®n -quien lo conoci¨® y le tuvo man¨ªa- y fundador de El Jard¨ªn, escuela de sabidur¨ªa que Onfray opone en tanto que "comunidad fraterna real" al totalitario "Estado ideal" plat¨®nico. Los epic¨²reos profesaban el amor a la "vida buena" y consideraban que la filosof¨ªa sirve para ense?arnos a vivir mejor al curar "trastornos del alma" y liberarnos del miedo a la muerte. M¨¢s tarde, el romano Lucrecio difundi¨® la cosmolog¨ªa epic¨²rea en un amplio poema titulado De rerum natura, al que Onfray dedica un espl¨¦ndido cap¨ªtulo con el que cierra un volumen ¨¢gil y entretenido.
Con id¨¦ntico tono al libro anterior, El cristianismo hedonista recupera la filosof¨ªa descartada y proscrita tras el triunfo del cristianismo, en el siglo I, y hasta finales del siglo XVI. Una caterva de pensadores nada piadosos ser¨¢n los relegados al olvido. Contempor¨¢neos de los primeros cristianos fueron los gn¨®sticos, que cre¨ªan en el dominio absoluto del mal y culpaban a Dios del sufrimiento humano; postulaban que la salvaci¨®n no depend¨ªa de lo que se hiciera con el cuerpo, as¨ª que potenciaban el placer. Sim¨®n el Mago, Bas¨ªlides, Valent¨ªn o Carp¨®crates fueron sus mayores representantes: se mofaban de san Pablo y de su rigidez moral; uno de los principios m¨¢s respetados por los miembros de estas sectas, sostiene Onfray, era el del amor al pr¨®jimo, pero, a ser posible, "en la cama". De aquellos desvar¨ªos y alegr¨ªas gn¨®sticas naci¨® una corriente oculta que pervivi¨® en Europa durante los siglos XIII y XVI: Los Hermanos y las Hermanas del Esp¨ªritu Libre; la integraron pensadores del "aqu¨ª y el ahora", tales como Amaury de B¨¨ne, que profes¨® el pante¨ªsmo, Willem Cornelisz, Bentivenga de Gubbio, Walter de Holanda, Juan de Brno o Helwige de Bratislava, una hermana tachada de "licenciosa" por ejercer su derecho al placer. Los "esp¨ªritus libres" santificaron la vida y denunciaron la hipocres¨ªa de la Iglesia oficial; ¨¦sta los mand¨® quemar vivos a casi todos.
En el Renacimiento florecieron Lorenzo Valla, Marsilio Ficino y Erasmo; sin dejar de proclamarse cristianos divulgaron cierto epicure¨ªsmo al sostener que los goces terrenales ofrecen el atisbo de lo que ser¨¢ el goce eterno y la felicidad celestial en Dios; y que la "vida buena", aquella que aprecia los placeres corporales moderados, es compatible con la virtud.
Onfray termina este segundo volumen con Montaigne, "uno de los fil¨®sofos m¨¢s importantes de todos los tiempos", el "inventor de la filosof¨ªa francesa" y "maestro de vida", al que dedica un relato emotivo, claro y erudito que sirve de inmejorable introducci¨®n para animar a los lectores a conocer al inigualable autor de Los ensayos.
En La fuerza de existir Onfray resume su ideario filos¨®fico; tras un impactante primer cap¨ªtulo autobiogr¨¢fico en el que recuerda sus desventuras en un orfanato de piadosos salesianos pederastas de quienes aprendi¨® qu¨¦ cara tienen las ideolog¨ªas contrarias al goce y a la vida, contin¨²a aportando una recapitulaci¨®n de sus posturas y propuestas te¨®ricas y existenciales, que tienen al hedonismo y a la raz¨®n -"pero de verdad"- por sustrato. Se declara "hedonista" porque reivindica el cuerpo como centro del aqu¨ª y el ahora, un objeto que hay que cuidar y mimar, fuente de placer y acci¨®n y el ¨²nico veh¨ªculo de los logros humanos. Y recurre a la raz¨®n porque es la gran ausente en un mundo que no funciona con eficacia: con m¨¢s raz¨®n y menos ontolog¨ªa este nuestro hogar terrenal progresar¨ªa hacia metas reales. En general el libro contiene sustanciosas reflexiones sobre el amor, la est¨¦tica, el biologicismo, el ecologismo y la pol¨ªtica, que ser¨¢ "libertaria", seg¨²n la define Onfray, quien, en suma, no inventa nada nuevo, pero es un excelente divulgador de lo que tendemos a olvidar y que tanto conviene recordar.
Gedisa publica La comunidad filos¨®fica, "manifiesto" que contiene ideas ya conocidas por los seguidores del autor; destaca la propuesta "revolucionaria" de que la filosof¨ªa sea una asignatura que los ni?os cultiven en la escuela desde peque?os en lugar de a la edad en que se les imparte (con tibieza y enorme escasez) en la secundaria; una edad, como afirma Onfray, en la que han perdido el inter¨¦s por preguntar, innato y vivo en la m¨¢s tierna infancia pero que desaparece con el tiempo a causa de la abulia que invade a la mayor¨ªa de los adultos, poco interesados en contestar preguntas y en formarse como individuos pensantes.
Michel Onfray. Las sabidur¨ªas de la antig¨¹edad. Contrahistoria de la filosof¨ªa, I. Traducci¨®n de Marco Aurelio Galmarini. Anagrama. Barcelona, 2007. 330 p¨¢ginas. 19 euros. Cristianismo hedonista. Contrahistoria de la filosof¨ªa, II. Traducci¨®n de M. A. Galmarini. Anagrama. Barcelona, 2007. 340 p¨¢ginas. 19,50 euros. La fuerza de existir. Manifiesto hedonista. Traducci¨®n de Luz Freire. Anagrama. Barcelona, 2008. 228 p¨¢ginas. 18 euros. La comunidad filos¨®fica. Manifiesto por una universidad popular. Traducci¨®n de Antonia Garc¨ªa Castro. Gedisa. Barcelona, 2008. 160 p¨¢ginas. 15 euros.
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