Europa, hace 20.000 a?os

No se hacen, ni se han hecho, demasiadas pel¨ªculas ambientadas hace 20.000 a?os en lo que ahora llamamos territorio europeo. Primer punto. Tampoco se componen demasiadas pel¨ªculas hist¨®ricas con mensaje ecologista que no caigan en lo melifluo, en una visi¨®n puramente contempor¨¢nea y sin matices de lo que siempre fue la lucha entre el ser humano y la naturaleza. Segundo punto. Y son a¨²n menos las pel¨ªculas de aventuras de Hollywood cuya apuesta por la imagen y no por el texto lleven a que en su versi¨®n original se huya del ingl¨¦s, con todo lo que ello conlleva de riesgo comercial en el mercado anglosaj¨®n, para abrazar unos di¨¢logos en idioma incompresible y ancestral: el indio americano. Tercer punto.

Desde luego, en Alpha, primera obra en solitario de Albert Hughes sin la habitual compa?¨ªa de su hermano Allen, se ha perdido la oportunidad de haber clavado a¨²n m¨¢s la reconstrucci¨®n idiom¨¢tica, y bien se podr¨ªa haber optado por una de las lenguas europeas m¨¢s remotas, pero la pel¨ªcula, al menos en su versi¨®n original subtitulada, est¨¢ cargada de virtudes, pese a que su fuerza visual est¨¢ a veces empeque?ecida por el tufo digital de determinadas tomas.

Dividida claramente en dos mitades, Alpha cuenta en su primera parte los ritos inici¨¢ticos para la caza y la guerra del joven hijo del jefe de una tribu prehist¨®rica. Y, en su segundo trecho, ya sin apenas texto, la relaci¨®n de este con un lobo que comienza como enemigo y termina como aliado en su lucha por la vida. Es decir, y por entroncar con dos pel¨ªculas de Jean-Jacques Annaud: un segmento est¨¢ en la l¨ªnea de En busca del fuego (50.000 a?os arriba o abajo, que se dice pronto), y otro en la ¨®rbita de El oso. Aunque, ojo, siempre en un sentido menos adulto y trascendente, y m¨¢s enfocado hacia la platea juvenil.

Con unos efectos visuales quiz¨¢ mejorables en las secuencias de grandes manadas y estampidas, sobre todo cuando se trata de una superproducci¨®n, pero con unos logrados momentos de interactuaci¨®n ser humano-animal, la narraci¨®n ofrece un compacto relato de supervivencia que nunca resulta dulz¨®n. E incluso lo suficientemente feroz como para que alg¨²n cr¨ªo de los m¨¢s peque?os salga del cine de un modo distinto al que entr¨®: endurecido o aterrado.