Confidencias ¨ªntimas entre artistas
El archivo del cr¨ªtico de arte Sebasti¨¤ Gasch, que se podr¨¢ consultar en la Biblioteca de Catalunya, descubre las relaciones profesionales y personales de los vanguardistas
La donaci¨®n del archivo Gasch a la Biblioteca Nacional de Catalunya gracias a un acuerdo firmado recientemente, permitir¨¢ conocer importantes detalles in¨¦ditos de los movimientos de vanguardia en Espa?a, antes y despu¨¦s de la Guerra Civil. Las miles de cartas, dibujos, fotograf¨ªas que atesoraba el cr¨ªtico de arte barcelon¨¦s Sebasti¨¤ Gasch (1897-1982) sacan a la luz debates entre los grandes intelectuales y artistas de la ¨¦poca, enriquecen sus biograf¨ªas y documentan el tes¨®n, los momentos de esperanza y desespero, las penurias de los innovadores para hacer valer sus ideas en una sociedad que en general se mofaba del arte contempor¨¢neo. Dificultades que se agravaron en la dictadura, donde se persegu¨ªa utilizar a los artistas abstractos para dar una imagen liberal al r¨¦gimen. Una de las reuniones con los promotores de la Escuela de Altamira se celebr¨® en 1949 en el despacho del gobernador civil de Santander. Una de las paredes, ante el espanto de los reunidos, la presid¨ªa Hitler.
Adem¨¢s de los debates sobre surrealismo, el archivo guarda una interesante correspondencia in¨¦dita con Joaqu¨ªn Torres Garc¨ªa, el pintor uruguayo-catal¨¢n que en 1920 se march¨® de Barcelona con la promesa de no volver a pisar la ciudad. El artista hab¨ªa sido v¨ªctima de numerosos agravios, el m¨¢s hiriente cuando Puig i Cadafalch zanj¨® el contrato y tap¨® con una cortina los frescos que estaba pintando en el sal¨®n Sant Jordi del actual Palau de la Generalitat. En 1930, Torres Garc¨ªa acababa de fundar el grupo Cercle et Carr¨¦ (Arp, Kandinsky, Mondrian, Le Corbusier, L¨¦ger¡), que despu¨¦s confluy¨® con el grupo Abstraction/Cr¨¦ation (Van Doesburg, Calder¡). Mir¨® rechaz¨® de forma airada ser encuadrado en el arte abstracto, que consideraba una casa sin alma.
Torres Garc¨ªa responde el 3 de mayo de 1930 a Gasch: ¡°Nuestra posici¨®n es muy diferente, pero de todas maneras, hay quien dentro del grupo se acerca a lo que usted mismo defiende. Tambi¨¦n quiz¨¢ encontrar¨¢ que es un poco heterog¨¦neo. Tal vez, pero, poco o mucho, nos une una cosa: la voluntad de construir. Yo creo que es en eso en lo que hemos de divergir de usted y de sus amigos Dal¨ª y Mir¨®. Arp y Kandinsky son los que se acercan m¨¢s a ustedes, as¨ª como los elementaristas est¨¢n en el extremo opuesto. Yo puedo decir que hago de puente. Quiero toda la libertad, no rechazo el plano de la subconsciencia, pero me gusta el orden. Respecto al pa¨ªs de donde ustedes son, todo lo que usted pueda decir es poco. A pesar de las mostazas y sinapismos que usted y Dal¨ª pongan, no creo que logren desvelar nada vivo. ?Est¨¢n irremisiblemente perdidos, embrutecidos! M¨¢s vale dejarlos. (¡) Por aqu¨ª veo a veces a Mir¨®, que piensa que es una vedette, yo ya no le intereso. Tant pis!¡±.
Hay en el archivo una divertida carta de Alexander Calder de diciembre de 1932 en la que anuncia a Gasch su visita a Madrid y Barcelona en febrero de 1933 con nuevos dibujos similares a los que hizo en la mas¨ªa de Mir¨® meses antes y que despu¨¦s expuso el grupo Amics de l¡¯Art Nou (Adlan). La carta, encabezada con un cari?oso ¡°Cher Gassko¡±, lleva una caricatura de Calder brindando con cerveza y en ella el escultor norteamericano conf¨ªa en hacer un recorrido por tabernas y tablaos del barrio Chino al que tan aficionado era Gasch y donde vieron bailar a una quincea?era Carmen Amaya.
El 15 de marzo de 1929, es su admirado Amad¨¦e Ozenfant, tras agradecerle el art¨ªculo que Gasch le ha dedicado en La Gaceta Literaria, le dice: ¡°Es el alma lo que me interesa sobre todo, pues considero justamente que el Arte tiene como objetivo llenar el espantoso vac¨ªo que toda alma hoy, m¨¢s que nunca, siente preocupada, inquieta¡±.
Tambi¨¦n destacan tres cartas del galerista belga Camille Goemans. En la primera, de 1929, le dice: ¡°Magritte y yo hemos quedado impresionados al ver las reproducciones de los cuadros del se?or Dal¨ª. Tendr¨ªamos un gran inter¨¦s en ver m¨¢s. ?Tiene usted algunas fotos? El se?or Dal¨ª, ?viene a veces a Par¨ªs? Nos encantar¨ªa conocerle¡±. Las fotos se las hab¨ªa ense?ado Mir¨®. El 1 de mayo, Goemans le dice que ha contratado a Dal¨ª para abrir su galer¨ªa de arte en Par¨ªs, pero s¨®lo una semana despu¨¦s, el 8 de mayo, le comunica su estupefacci¨®n al leer en Cahiers de Belgique un elogio de Gasch a pintores convencionales, sin citar a Magritte. Este art¨ªculo le cost¨® una dur¨ªsima reprimenda de Dal¨ª.
El archivo contiene una postal y una carta de Foix de 1963 (le pide que escriba en el Diario de Barcelona sobre sus poemas en prosa: ¡°Los escritores catalanes no tenemos ni diarios ni cr¨ªticos, y los cr¨ªticos de ahora, j¨®venes, no se atreven a opinar sobre ciertos autores¡±. En la postal, de junio de 1932, Foix le indica que env¨ªe un art¨ªculo al director de La Publicitat. ¡°Dile que yo no lo he dicho. ?l ya sabe algo¡±. Seguramente se trata de un art¨ªculo sobre el ballet Jeux d¡¯enfants de Mir¨®, que Dal¨ª hab¨ªa criticado. El pintor hab¨ªa llegado a amenazar a Mir¨® con enemistarle con Breton y ?luard, si no romp¨ªa su amistad con Gasch.
Entre los in¨¦ditos destacan las cartas del escultor madrile?o ?ngel Ferrant, donde da detalles de su obra, opina sobre la Escuela de Altamira y refleja el ambiente de censura, miseria material y moral de la posguerra. Gasch era un hombre pr¨®ximo a los pintores. Les consegu¨ªa exposiciones y art¨ªculos, les correg¨ªa sus escritos, alentaba su ambici¨®n internacional o cumpl¨ªa sus recados. El archivo es inagotable. ¡°Ojal¨¢ investigadores de todas partes lo consulten¡±, dice Laia Gasch, nieta del cr¨ªtico, y asesora cultural del Ayuntamiento de Londres.
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