Los fabulosos Lehman Brothers
Una saga ¨¦pica, una lecci¨®n de econom¨ªa, una comedia musical y un circo ambulante con seis actores descomunales a las ¨®rdenes de Peris-Mencheta: Lehman Trilogy, en Madrid
Me vuelve Lehman Trilogy como un sue?o claro, intenso y zumb¨®n, y con los mismos ecos que me llegaron mientras la ve¨ªa en Madrid: el ritmazo narrativo de E. L. Doctorow en Ragtime; el juego m¨ªtico y circense de Indians, de Arthur Kopit (que Altman llev¨® al cine), y una rociada de la ¨¦pica burlesca de Brecht, pero con menos acidez. La obra del dramaturgo Stefano Massini triunf¨® en su estreno (2012) en el Rond-Point de Par¨ªs, y revalid¨® gloria a las ¨®rdenes de Luca Ronconi (2015: fue su ¨²ltimo montaje) en el Piccolo de Mil¨¢n, del que ahora Massini es director art¨ªstico. En 2016, Roberto Romei hizo una estupenda versi¨®n catalana en la Villarroel, y ahora han coincidido el montaje de Sam Mendes en el National londinense, con sensacional acogida, y la puesta en el Teatro del Canal a cargo de Sergio Peris-Mencheta y su Barco Pirata, que va camino de convertirse en otro merecido ¨¦xito.
Lehman Trilogy cuenta la saga, a lo largo de m¨¢s de un siglo, de una familia de jud¨ªos b¨¢varos que desembarca en el puerto de Nueva York en 1844, y la creaci¨®n, ascenso y lenta ca¨ªda de un imperio que empieza con una tienda de algod¨®n en Alabama y acaba comerciando con activos financieros. El capitalismo moderno como una carrera sin l¨ªmites: acumulaci¨®n, especulaci¨®n, ca¨ªda en el vac¨ªo. Los ?Lehman pronto aprenden a lucrarse o a salir adelante con todo tipo de sacudidas: la guerra de Secesi¨®n, la ley seca, la Gran Guerra, el crash de 1929, la Segunda Guerra Mundial, y as¨ª hasta 1969, cuando Bobbie Lehman muere sin dejar herederos y la empresa pasa a manos de otros amos, griegos y h¨²ngaros, manteniendo el apellido original por su prestigio, su leyenda.
Volvamos a la etapa mitol¨®gica. Los Padres Fundadores son Henry (Litus Ruiz), alias La Cabeza; Emmanuel (Leo Rivera), alias El Brazo, y Mayer, El Mediador (Pepe Lorente) y m¨¢s inteligente, al que enviaron a Am¨¦rica ¡°para separar a los otros dos en caso de necesidad¡±. Tan potente es ese tr¨ªo que cuando la ley de vida les aparta del foco se les echa bastante de menos, aunque no les falta fuerza a los siguientes ?Lehman: Philip (V¨ªctor Clavijo), el rey de la palabra; Herbert (Aitor Beltr¨¢n), el pol¨ªtico, y Bobbie (Dar¨ªo Paso), el tentacular bisnieto. Los actores (espl¨¦ndidos, rebosantes de poder¨ªo) encarnan a m¨¢s de 120 personajes. Mascu?linos y femeninos, viejos y j¨®venes, pobres y ricos. Seis Magn¨ªficos que adem¨¢s cantan, bailan, tocan viol¨ªn, piano, guitarras, bater¨ªa, acorde¨®n. Y cuando no protagonizan, dan un paso al lado para narrar o cambiar de apariencia a velocidad endiablada y convertirse en invitados sorprendentes, como Dylan o los Beatles. ¡°Y podr¨ªan ser vendedores de crecepelo¡±, como dice su director, con gracia certera.
Tres actos, de unos 50 minutos cada uno, m¨¢s dos descansos. En su versi¨®n original duraba cinco horas. Peris-Mencheta la ha subtitulado Balada para sexteto en tres actos y la ha trufado de canciones: una partitura jubilosa, con pasajes de ragtime, coros yidis (la emotiva joya que cierra la primera parte), m¨²sica klezmer, espirituales, rhythm and blues, que firman Xenia Reguant, Ferran Gonz¨¢lez, Marta Solaz y Litus Ruiz, que tambi¨¦n se encarga de la direcci¨®n musical. Sobre un escenario circular, giratorio, Curt Allen Wilmer ha levantado una caja de sorpresas con aire de circo ambulante o barraca de feria, donde pueden brotar todas las ¨¦pocas y todos los espacios. Las luces de Juan G¨®mez-Cornejo, con tonalidades entre marr¨®n y sepia, sugieren daguerrotipos en movimiento para las estampas decimon¨®nicas o de comienzos del veinte. Y vaya otro bravo para el deslumbrante y m¨²ltiple vestuario de Elda Noriega.
El gran logro de Massini es que hace amena una compleja historia financiera, y logra una mirada cr¨ªtica y a la vez emp¨¢tica
?Mis escenas favoritas? Elijo solo cuatro porque se me acaba el espacio. Por orden de aparici¨®n: 1) el incendio de la plantaci¨®n (que convierte a los Lehman en intermediarios); 2) la terrible idea de calificar por puntos (¡°40, de lo espiritual a lo dom¨¦stico¡±) a las aspirantes a esposas; 3) el coche Ford T fabricado en 10 minutos; y 4) la ca¨ªda de t¨ªtulos y agentes de bolsa del crash de 1929 mientras la compa?¨ªa canta la muy brechtiana ¡°canci¨®n de los suicidios¡±.
Los grandes logros de Massini y de Barco Pirata son hacer amena una compleja historia financiera y conseguir una mirada cr¨ªtica y emp¨¢tica a la vez: los Lehman, que obviamente no son unos santitos, nos atraen porque tienen la fuerza de los pioneros. Y en su madurez esquivan parecerse a una mezcla entre el se?or Burns y el T¨ªo Gilito.
?Que la historia se pod¨ªa haber contado en menos de tres horas? Muy posiblemente. Siempre hay algo que sobra, y yo propondr¨ªa un recorte en la escena de la escuela hebraica. Pero ahora me contradigo, porque echo de menos que Massini se hubiera detenido un poco m¨¢s en el relato de la bancarrota de 2008, aunque esa ya ser¨ªa otra historia, con otros personajes. Creo que todav¨ªa hay que clarificar alg¨²n pasaje (el arranque dual de la tercera parte), pero lo verdaderamente importante, en mi opini¨®n, es que el trabajo, artesanal, cosido a mano y rebosante de alegr¨ªa, da gusto verlo. Espectaculazo al canto: no se lo pierdan.
¡®Lehman Trilogy¡¯, de Stefano Massini. Director: Sergio Peris-Mencheta. Int¨¦rpretes: Litus Ruiz, Pepe Lorente, Aitor Beltr¨¢n, V¨ªctor Clavijo, Dar¨ªo Paso y Leo Rivera. Teatros del Canal (Madrid). Hasta el 23 de septiembre.
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