Ricard Terr¨¦: momentos ¨ªntimos al descubierto
Madrid acoge por primera vez una retrospectiva dedicada al artista, cuya obra destaca como referencia dentro de la fotograf¨ªa de mediados el siglo XX por su car¨¢cter humanista y experimental
Buscaba siempre el alma humana. De ah¨ª que disparaba? de frente sin ocultar la c¨¢mara, buscando la confrontaci¨®n directa con el sujeto, intuyendo que en esa reacci¨®n se encontraba el drama m¨¢s ¨ªntimo. Su mirada precisa, con frecuencia ir¨®nica, su destreza a la hora de encontrar el encuadre, y su fuerza visual quedan sintetizadas en unas im¨¢genes que desaf¨ªan el paso el tiempo, a pesar de ser el reflejo de una Espa?a costumbrista, y evidencian una extraordinaria sensibilidad a la hora contemplar la vida.
Ricard Terr¨¦ (San Baudilio de Llobregat, Barcelona, 1928 - Vigo, 2009) destaca hoy como una figura clave dentro del movimiento de renovaci¨®n fotogr¨¢fica de mediados del siglo XX. Miembro del hist¨®rico grupo Afal; quienes dentro del pacato ambiente cultural de la dictadura, apartados de la cultura fotogr¨¢fica y respondiendo ¨²nicamente por su intuici¨®n, supieron elevar la categor¨ªa de fotograf¨ªa de reportaje a fotograf¨ªa de autor. La Sala Canal de Isabel II le dedica la primera retrospectiva que se celebra del autor en Madrid. Estructurada en torno a los grandes temas que abord¨®, recorre su trayectoria de la mano de Laura Terr¨¦, historiadora de la fotograf¨ªa e hija del artista. ¡°He procurado no rescatar nada de aquello que no se haya visto nunca. Todo lo que hay es fruto de la selecci¨®n de mi padre. Era un fot¨®grafo de pocas fotos. Ten¨ªa un sentido muy estricto de la selecci¨®n", destaca.
Podr¨ªamos decir que encontr¨® su voz art¨ªstica en la procesi¨®n de un Jueves Santo. En dos carrretes, de doce disparos realizados en 1957 con una Rolleiflex. All¨ª encontramos casi todos los temas que se van a repetir a lo largo de su carrera: la infancia; las mujeres, que se presentan como ellas mismas sin poses forzados; las m¨¢scaras; las manifestaciones, religiosas y paganas donde la gente se manifiesta libremente; la muerte, a la que observaba con tono jocoso y tambi¨¦n con v¨¦rtigo; y las cruces, que significaban para ¨¦l un elemento pl¨¢stico y estructural. Dramatizaba los negros, con el fin de conseguir un impacto visual m¨¢s directo. ¡°La fotograf¨ªa tiene que transmitir emociones, luego ya vendr¨¢n otras cosas¡±, dec¨ªa. Con frecuencia posaba su mirada en los marginados, como un testigo que se envuelve en la realidad que le rodea, identific¨¢ndose con el ser humano sin ¨¢nimo de denuncia, ni compasi¨®n.
Su afici¨®n por la pintura y el dibujo surgi¨® en su infancia. Mientras estudiaba Intendencia Mercantil trabaj¨® como caricaturista, fue por entonces cuando comenz¨® a practicar la fotograf¨ªa. En la Agrupaci¨®n fotogr¨¢fica de Catalu?a conoci¨® a Oriol Maspons, Xavier Miserachss y Ram¨®n Massats, con quienes formar¨ªa parte del heterog¨¦neo grupo Afal. ¡°Fue naciendo un colectivo en la suma de individualidades, con la sorpresa constante por el descubrimiento de cada nuevo adepto, de cada insumiso a las normas e indiferente a los premios que se repart¨ªan en los salones¡±, escribe la comisaria en el cat¨¢logo que acompa?a la muestra.
La obra de Terr¨¦ se divide en dos momentos diferenciados de 1955 a 1969 y de 1982 a 2005. Entremedias un lapso. Su causa podr¨ªa estar en el hecho de sentirse incomprendido, tal y como insin¨²a Christian Caujulle, cr¨ªtico y comisario, en el texto que incluye el cat¨¢logo. Cuando el fot¨®grafo abandon¨® Barcelona para instalarse en Galicia ¡°se encontr¨® en un territorio donde no hay nadie con quien intercambiar¡± opina la comisaria. Entonces surgi¨® el des¨¢nimo. ¡°Un fot¨®grafo nunca deja de hacer fotograf¨ªa, de mirar al mundo. La c¨¢mara no es m¨¢s que un intermediario mec¨¢nico. La c¨¢mara es la cabeza y su sensibilidad¡±. Sin embargo, en Galicia encontr¨® un rico observatorio de la vida, un sus paisajes y sus gentes, que aprovechar¨ªa en el segundo periodo de su carrera. ¡°El fot¨®grafo se iba desprendiendo de la etiqueta de reportero y parec¨ªa desviar su atenci¨®n del ser humano¡±, se?ala Laura Terr¨¦. ¡°El hermetismo de la sociedad le oblig¨® a buscar otras v¨ªas de entrada hac¨ªa el alma humana a trav¨¦s de detalle m¨ªnimos y a corta distancia¡±
Ya en la recta final de su vida Henri Cartier-Bresson, maravillado ante el descubrimiento del fot¨®grafo catal¨¢n, eleg¨ªa una de sus im¨¢genes para formar parte de una colectiva que inauguraba su fundaci¨®n.
Laura Terr¨¦ recuerda a su padre como un hombre religioso: ¡°Religioso en lo privado y bastante anticlerical en muchos aspectos¡±. De ah¨ª, quiz¨¢s, su b¨²squeda de lo perpetuo. ¡°Pretendo mostrar lo trascendente que hay en el hombre. Pensando en que esos momentos ¨ªntimos del hombre son los mismos ahora que cuando empec¨¦ en la fotograf¨ªa. Son momentos en los que el hombre se expresa con m¨¢s vehemencia y de forma m¨¢s directa¡±, dec¨ªa.
Ricard Terr¨¦. Sala Canal de Isabel II. Madrid. Hasta el 11 de noviembre
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