Pepe Moral, excesiva puerta grande en el regreso de los toros de Miura
Seria, interesante y variada corrida del legendario hierro sevillano
Tres lustros despu¨¦s, los toros de Miura volvieron a Albacete. Y no decepcionaron. Ni en presentaci¨®n, ni en juego. Todos largos, altos, serios y fuertes; la mayor¨ªa cumpl¨ªa perfectamente con las caracter¨ªsticas morfol¨®gicas de la ganader¨ªa. Y, varios de ellos, sobre todo los tres ¨²ltimos, podr¨ªan haberse lidiado en cualquier plaza de primera por su imponente trap¨ªo. Una se?ora corrida de toros que, adem¨¢s, mantuvo en todo momento el inter¨¦s.
Notables en el ¨²ltimo tercio resultaron el segundo y, en particular, el tercero, manso en los primeros tercios, pero muy encastado en la muleta. M¨¢s nobles y sosos fueron los dos ¨²ltimos, que tambi¨¦n valieron. Hasta cuatro toros con opciones que contrastaron con el flojo primero, que se defendi¨® lanzando cornadas, y con el cuarto, muy complicado y peligroso, uno de los cl¨¢sicos diablos que han forjado la leyenda de esta divisa.
Por fuera y por dentro, buenos y malos, los de Miura demostraron su hist¨®rica personalidad y desmintieron a aquellos que afirman que, con este tipo de toros, el triunfo es imposible. Lo puede asegurar Pepe Moral que, tras una desigual actuaci¨®n, abri¨® la puerta grande, convirti¨¦ndose en el primer nombre propio de la feria de Albacete. Aunque, en conjunto, mereci¨® tan solo un trofeo, cort¨® una oreja a cada uno de sus oponentes y se march¨® a hombros.
A su primero lo recibi¨® con un estimable saludo a la ver¨®nica que remat¨® por partida doble con una media y una revolera. Poco despu¨¦s volvi¨® a brillar con el capote al colocar al toro en el caballo mediante un galleo por chicuelinas. Con la muleta, en cambio, aunque lig¨® numerosas tandas de muletazos -sobre todo naturales- de trazo largo, anduvo demasiado despegado y abus¨® del toque hacia afuera.
MIURA/CHAC?N, MORAL, SERRANO
Seis toros de Miura, muy bien presentados y en tipo. Serios, altos y largos, y de variado e interesante juego: nobles y encastados segundo y tercero; muy complicado y peligroso el cuarto; blando y a la defensiva el primero; nobles, sosos y justos de casta quinto y sexto.
Octavio Chac¨®n: estocada delantera y ca¨ªda (saludos); metisaca, dos pinchazos, pinchazo hondo delantero _aviso_ y estocada contraria y desprendida (saludos).
Pepe Moral: estocada baja y atravesada (oreja); estocada desprendida (oreja).
Sergio Serrano: media estocada _aviso_ (oreja); estocada corta, ca¨ªda y perpendicular (vuelta al ruedo con protestas tras leve petici¨®n).
Plaza de toros de Albacete. S¨¢bado 8 de septiembre. 1? de la Feria de la Virgen de los Llanos. Alrededor de tres cuartos de entrada.
M¨¢s corto por el pit¨®n derecho, ese segundo embisti¨® humillado con encastada nobleza y sin hacer ning¨²n extra?o al torero. El p¨²blico aplaudi¨® la mec¨¢nica labor de Moral, pero no vibr¨®. Falt¨® reposo y ce?imiento, ese paso m¨¢s que marca la diferencia entre lo correcto y lo extraordinario.
Precisamente lo que s¨ª hubo, en peque?as y salteadas dosis, en su faena al noble y soso quinto. Pese a que el trasteo no fue redondo y tuvo altibajos, en esta ocasi¨®n el sevillano se ajust¨® m¨¢s y dej¨® naturales pre?ados de profundidad y hondura.
Tras ser obligado a saludar por sus paisanos, Sergio Serrano se encamin¨® hacia la puerta de toriles. Y all¨ª, de rodillas, esper¨® al primer miura de su carrera. Gesto de entrega de un torero que, desde que tom¨® la alternativa hace nueve a?os, apenas se ha vestido de luces. Con ese escaso bagaje, el albacete?o tuvo que medirse a un animal que, tras defenderse en el caballo y dolerse en banderillas, embisti¨® con enorme recorrido y transmisi¨®n en el ¨²ltimo tercio.
Acelerado por momentos y excesivamente despegado, Serrano puso voluntad y destac¨® en una templada tanda sobre el pit¨®n izquierdo. Luego, con gran sinceridad y para asegurar la oreja, se tir¨® encima del morrillo, recibiendo un terrible golpe y dejando media estocada en todo lo alto. Ante el ofensivo sexto, deslucido y a menos, de nuevo, fue todo querer.
Con un lote imposible, Octavio Chac¨®n dio toda una lecci¨®n de profesionalidad y torer¨ªa. Sus dos enemigos, uno por falta de fuerzas y otro por intr¨ªnseca maldad, se quedaron cort¨ªsimos, lanzaron tornillazos a diestro y siniestro y buscaron sin cesar el pecho del torero. Muy firme, sin arrugarse nunca, Chac¨®n los prob¨® por ambos pitones y volvi¨® a reivindicarse como el lidiador del momento.
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