Calasparra, un oasis torista en plena regi¨®n de Murcia
Seis novilladas de distintos encastes conforman cada a?o la Feria del Arroz
Septiembre, en el mundo del toro, es el mes de los novilleros. En Arnedo (La Rioja), Villaseca de la Sagra (Toledo), Arganda del Rey (Madrid) o Algemes¨ª (Valencia), los principales integrantes del escalaf¨®n menor compiten cada a?o en los cert¨¢menes novilleriles m¨¢s importantes. Hu¨¦rfanos de oportunidades, estas localidades son su ¨²nica esperanza. La meta: entrar en las escas¨ªsimas novilladas que se programan en las grandes ferias y llegar con cierto ambiente a la alternativa.
Pero en esta lista de pueblos que apuestan por los m¨¢s j¨®venes destaca uno muy particular: Calasparra, un municipio de poco m¨¢s de 10.000 habitantes que se encuentra en el interior de la Regi¨®n de Murcia. Dos son sus se?as de identidad: el arroz, de los mejores del pa¨ªs, y los toros. O mejor dicho, sus novilladas. Desde hace casi 30 a?os, durante la primera semana de septiembre, en Calasparra se celebra la Feria del Arroz, un ciclo taurino compuesto por media docena de festejos menores.
El novillero franc¨¦s Adrien Salenc, formado en la Escuela Taurina de El Juli, ha sido el ¨²ltimo ganador de la Espiga de Oro, el m¨¢ximo galard¨®n de este certamen por el que compiten cada a?o 18 j¨®venes. Los toreros son importantes, obviamente, pero en Calasparra el verdadero protagonista es el toro. Desde por la ma?ana, en los encierros que atraviesan el centro de la localidad, hasta bien entrada la noche, varias miles de personas participan de unas fiestas eminentemente taurinas.
Al contrario que en la mayor¨ªa de pueblos y ciudades espa?olas, en Calasparra no se ha roto el v¨ªnculo entre la sociedad, el pueblo, y la tauromaquia. La fiesta se vive como algo propio, una tradici¨®n sin ideolog¨ªa. Actualmente, en la poblaci¨®n gobierna el PSOE. Su alcalde, Jos¨¦ V¨¦lez, se sube cada tarde al palco para presidir las novilladas. Y, como la mayor parte de los aficionados del lugar, es exigente.
Esa es precisamente otra de las caracter¨ªsticas de esta feria. La mayor¨ªa de ejemplares que se lidian lucen un trap¨ªo espectacular que nada tiene que envidiar al de las plazas de primera categor¨ªa; en Calasparra gusta el tercio de varas y se presiona para que se ejecute en todo su esplendor; adem¨¢s, rara vez se concede un trofeo no merecido ni bien ganado.
De ello se ocupa el alcalde-presidente y, sobre todo, la afici¨®n. Una afici¨®n capitaneada por la Asociaci¨®n El Quite, nacida en el a?o 2003 y de marcado acento torista. Su lema lo dice todo: ¡°El toro-toro, base de nuestra fiesta. No al fraude¡±.
Aunque reconocen que no ha sido f¨¢cil, su lucha contra el sistema taurino en favor de una fiesta ¨ªntegra con el toro encastado como protagonista ha dado sus frutos. Solo hay que echar un vistazo al elenco ganadero de esta ¨²ltima Feria del Arroz: Miura, Adolfo Mart¨ªn, Prieto de la Cal, Valdell¨¢n, Villamarta y Castillejo de Huebra. Seis novilladas, seis encastes diferentes.
Una diferencia abismal con Murcia, la capital, que tambi¨¦n celebra estos d¨ªas su feria taurina. All¨ª, bien escogidas para uso y disfrute de las figuras, las divisas elegidas han sido Parlad¨¦, Daniel Ruiz y Victoriano del R¨ªo. Tres corridas, misma procedencia. Eso, por no hablar de la ¨ªnfima seriedad de las reses rese?adas.
Pero es que, adem¨¢s, la Feria del Arroz no se reduce a lo acontecido cada tarde en la plaza de toros; durante todo el d¨ªa, las distintas asociaciones y pe?as organizan numerosos actos culturales con los protagonistas del festejo. Tertulias, charlas, exposiciones¡ Todo con el objetivo de seguir sembrando afici¨®n. Y, a tenor de la afluencia de p¨²blico y de la pasi¨®n con la que viven la fiesta j¨®venes y mayores, lo est¨¢n consiguiendo.
Como los galos que resist¨ªan ante la dictadura romana, Calasparra resiste a contracorriente frente a un sistema poderoso y en medio de un desierto en el que reina el triunfalismo y el fraude. Por todo ello, su caso es especial. Por ello Calasparra es un oasis, un milagro.
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