Dorothea Tanning , una artista surrealista contra el patriarcado
Fue mucho m¨¢s que la esposa de Max Ernst. El Reina Sof¨ªa reivindica la inquietante obra de la creadora en la primera gran retrospectiva dedicada a su figura
Si el surrealismo es el ¨²ltimo destello de la inteligencia europea, como dijo Walter Benjamin en 1929, Dorothea Tanning mantuvo ese fulgor hasta bien entrado el siglo XXI. Pero no brill¨® durante su centenaria existencia (1910-2012) como merec¨ªa su obra, ensombrecida por la alargada figura de Max Ernst, su pareja durante 34 a?os ¡ªentre 1942 y la muerte de ¨¦l en 1976¡ª, y por su c¨ªrculo de amigos.
Pese a que su nombre figura en los manuales de arte contempor¨¢neo como representante del llamado segundo surrealismo, la estadounidense Tanning fue y es una gran desconocida para el p¨²blico. Tanto, que la primera gran retrospectiva mundial que se dedica a esta creadora ¡ªquien se ganaba la vida haciendo ilustraciones para los grandes almacenes Macy¡¯s hasta que en 1936 qued¨® impactada al ver la exposici¨®n Arte fant¨¢stico. Dad¨¢, Surrealismo¡ª se inaugur¨® ayer en el madrile?o museo Reina Sof¨ªa.
Contemplar los cuadros de Dal¨ª o Tanguy en aquella ic¨®nica muestra organizada por Alfred H. Barr en el MoMA de Nueva York supuso para ella como la puerta de entrada a esa inteligencia europea de la que hablaba Benjamin, citado este martes por Manuel Borja-Villel, director del Reina Sof¨ªa, en la presentaci¨®n de Dorothea Tanning. Detr¨¢s de la puerta, invisible, otra puerta, que comprende piezas creadas entre 1936 y 1997 y se clausurar¨¢ el 7 de enero, antes de viajar a la Tate Modern londinense.
Aquel impacto tambi¨¦n la introdujo en la exploraci¨®n de su inconsciente hasta descubrir las posibilidades de su arte a trav¨¦s del surrealismo, en palabras de la comisaria Alyce Mahon. Tanning zarp¨® hacia Par¨ªs en busca de los surrealistas, pero el estallido de la Segunda Guerra Mundial frustr¨® sus planes.
De vuelta a Nueva York, fue Ernst, el surrealista que lleg¨® del dad¨¢, quien la encontr¨®. Se qued¨® encantado con un autorretrato de Tanning de 1942, que abre el recorrido expositivo madrile?o, integrado por 150 obras entre lienzos, esculturas blandas, bocetos e ilustraciones. Decidi¨® incluirlo en la exposici¨®n de su entonces esposa Peggy Guggenheim, 31 mujeres, de 1943. Tres a?os despu¨¦s, Tanning y Ernst se casaban en Hollywood en una boda conjunta con Man Ray y Juliet Browner, y con invitados como Marcel y Tenney Duchamp, entre otros miembros de la escogida grey que dio paso al arte contempor¨¢neo.
La complicidad entre Tanning y Ernst, 19 a?os mayor que ella, fue personal y art¨ªstica, adem¨¢s de compartir afici¨®n por el tan surrealista (por su recurrente uso) juego del ajedrez, como demuestra el cuadro Max en un bote azul, presente en la exposici¨®n. Pero Tanning no dej¨® de transitar su camino propio, siempre jalonado, aunque a veces cambiara de rumbo estil¨ªstico, por ¡°la expresi¨®n del deseo que no debe ser confinado¡±, en palabras de la comisaria.
Deseo expl¨ªcito hasta en sus ¨²ltimas pinturas, que reivindican la sexualidad en la tercera edad. Deseo que empieza a anidar en la preadolescente, en la ni?a mujer a punto de ser consciente de su sexualidad. Este fue otro de los focos de su inter¨¦s art¨ªstico, como recoge una de las salas de la antol¨®gica, aportando una nueva dimensi¨®n al surrealismo en un momento en que Andr¨¦ Breton aconsejaba que la sociedad ¡°desgarrada por la guerra¡± necesitaba buscar ¡°inspiraci¨®n¡± en lo femenino. El surrealismo fue mucho m¨¢s que un movimiento masculino previo a la Segunda Guerra Mundial.
Alicia tras la puerta
La referencia a Alicia en el pa¨ªs de las maravillas resulta inevitable ya desde el t¨ªtulo de la muestra, Detr¨¢s de la puerta, invisible, otra puerta. No obstante, su elecci¨®n obedece a unas declaraciones de la artista en una entrevista en 1974, donde dijo que su primer arte exploraba ¡°este lado¡± del espejo, de la puerta, mientras que el posterior se dirig¨ªa al ¡°otro¡±, ofreciendo ¡°un v¨¦rtigo perpetuo¡± en el que la puerta, visible o invisible, conduc¨ªa a otra puerta. Su discurso se plasma en sus lienzos de puertas que se interrogan sobre la identidad.
Pintora, ilustradora, escultora, narradora y poeta, fue una de las artistas que abrieron paso a una generaci¨®n de mujeres rebeldes que se negaban a formar parte de ¡°lo que se esperaba de ellas¡± y quisieron crear su propio lenguaje. ¡°Cuestion¨® y critic¨® a la familia patriarcal¡± en un momento en el que la imagen de la mujer se proyectaba m¨¢s ¡°como musa que como creadora¡±, explic¨® Mahon, quien ha trabajado tres a?os en este reivindicativo proyecto que se inscribe en la l¨ªnea del Reina Sof¨ªa de explorar una historia alternativa al discurso hegem¨®nico del arte. El cuadro Retrato de familia (1954) resulta muy ilustrativo de esa cr¨ªtica al patriarcado.
Tambi¨¦n cuestiona la identidad de g¨¦nero en sus sorprendentes, d¨²ctiles, fetichistas y a veces siniestras esculturas blandas, realizadas en los sesenta con m¨¢quinas de coser y emparentadas con las obras de otra mujer extraordinaria que vivi¨® pr¨¢cticamente los mismos a?os que Dorothea Tanning, Louise Bourgeois (1911-2010), cuyo ¨¦xito le lleg¨® al final de su vida.
Un encuentro trascendental con Balanchine
Dorothea Tanning particip¨® tambi¨¦n en el dise?o del vestuario y los decorados de cuatro ballets y de un montaje teatral. As¨ª como el movimiento de la danza resulta perceptible sobre todo en sus esculturas, las piezas para el escenario compart¨ªan similitudes con su obra pl¨¢stica, ¡°con sus atm¨®sferas enigm¨¢ticas y sus escenas intimistas, inspiradas en la novela g¨®tica¡±, apunta Idoia Murga en el cat¨¢logo de la muestra. Tanning trabaj¨® en EE?UU con Georges Balanchine. As¨ª describi¨® la propia pintora su primera cita con el c¨¦lebre core¨®grafo ruso: ¡°Un encuentro trascendental, ya que fue el inicio de una colaboraci¨®n que, literalmente, me levant¨® del suelo¡±.
Algunos de estos dise?os se pueden ver tambi¨¦n en la exposici¨®n, que ha sido organizada por el Museo Reina Sof¨ªa, con el apoyo de The Destina Foundation y patrocinada por la Comunidad de Madrid.
Los fondos proceden de colecciones privadas y de instituciones como el centro Pompidou de Par¨ªs, la Tate Modern de Londres o el Museo de Arte de Filadelfia. La muestra tambi¨¦n incluye la inquietante instalaci¨®n Hotel du Pavot, chambre 202, realizada en 1973.
Babelia
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