Emmanuel Carr¨¨re: ¡°Vivimos en el mundo que imagin¨® Philip K. Dick¡±
Coincidiendo con la reedici¨®n de su biograf¨ªa, el autor franc¨¦s reivindica al genio de la ciencia-ficci¨®n, al que compara con Dostoievski, y alaba su capacidad prof¨¦tica
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
Recuerda Emmanuel Carr¨¨re (Par¨ªs, 1957)?que sus dos escritores favoritos murieron en 1982, con un d¨ªa de diferencia. Uno de ellos era Georges Perec. El otro, Philip K. Dick, el beatnik c¨®smico, el rey de la pulp fiction filos¨®fico existencial, el creador de la ciencia-ficci¨®n pop, el tipo que habit¨® una realidad que siempre supo alternativa, alguien que fue poco m¨¢s que un escritor del mont¨®n hasta que en 1963 se hizo con el Premio Hugo por su intento m¨¢s serio de encajar en el star system del g¨¦nero: El hombre en el castillo. Fue poco despu¨¦s de eso que Carr¨¨re empez¨® a leerlo, y no tard¨® en convertirse en ¡°la figura central¡± de su juventud. Segu¨ªa vivo por entonces, pero de ¨¦l se hablaba como se habla de cualquier escritor no serio, esto es, de cualquiera que prefiera escribir sobre marcianos y otros planetas, por m¨¢s que lo que escriba est¨¦ no solo retratando (dur¨ªsimamente) el mundo en el que vive y anticipando el a¨²n m¨¢s duro en el que se vivir¨¢ en el futuro.
Su vida fue puro tormento ¨Cse cas¨® cinco veces y cada uno de sus matrimonios fue un peque?o infierno, lleg¨® a escribir cinco novelas por a?o para mantenerse a flote, perdi¨® la cabeza, se sinti¨® perseguido por ojos del tama?o de edificios, no pudo jam¨¢s superar la culpabilidad por no haber sido ¨¦l quien muri¨® al nacer, como ocurri¨® con su hermana gemela¨C, y muri¨® sin llegar a sospechar el tremendo ¨¦xito que Ridley Scott tendr¨ªa con la adaptaci¨®n de ?Sue?an los androides con ovejas el¨¦ctricas?, la historia de Rick Deckard, el cazarreplicantes enamorado de la idea de cuidar de algo vivo que Scott transform¨® en el cl¨¢sico Blade Runner. Muri¨® sin saber que aquello iba a convertirle en algo as¨ª como el padre de la ciencia-ficci¨®n cinematogr¨¢fica ¨Cpues a la gran cantidad de adaptaciones se suma el hecho de que sus ideas est¨¢n por todas partes: hay incluso en Maniac, la pen¨²ltima serie sci-fi de Netflix¨C , y que su nombre se agigantar¨ªa a?o tras a?o.
¡°Dick es un escritor may¨²sculo, comparable a Dostoievski. Lo pensaba entonces y sigo pens¨¢ndolo ahora¡±, dice Carr¨¨re, sentado en lo que parece una postura de yoga en una butaca de la terraza del Hotel Formentor. Carr¨¨re public¨® en 1993 una biograf¨ªa del genio de Chicago, que llevaba por t¨ªtulo Yo estoy vivo y vosotros est¨¢is muertos (reci¨¦n reeditada por Anagrama), para escapar a un bloqueo creativo. ¡°Es muy probable que fuese en ese libro que di con la voz por la que se me conoce hoy¡±, admite el m¨¢s admirado de cuantos autores se dedican hoy a la llamada autoficci¨®n, ese g¨¦nero que juega a deformar la realidad, a abrillantarla, a ficcionarla. En una ¨¦poca en la que a¨²n a Dick se le miraba por encima del hombro, desde el establishment literario, Carr¨¨re le dio la bienvenida al mismo y qui¨¦n sabe si al hacerlo empez¨® a normalizar la posibilidad de que pasara a formar parte del canon norteamericano sin distinci¨®n de g¨¦nero, lugar que hoy empieza a ocupar. ¡°?Lo que m¨¢s me fascina de ¨¦l? Lo prof¨¦tico de su obra¡±, dice el autor de Lim¨®nov, puesto que hoy, a?ade, ¡°vivimos en el mundo que imagin¨®¡±.
Dick es un escritor may¨²sculo, comparable a Dostoievski. Lo pensaba entonces y sigo pens¨¢ndolo ahora
Carr¨¨re ya vio trazos de ¨¦l en la Ruman¨ªa de Nicolae Ceau?escu. De hecho, fue una visita a Bucarest, como periodista, el detonante de que regresara a Francia y llamara a su editor para decirle que quer¨ªa escribir una biograf¨ªa de Dick. ¡°Ceau?escu acababa de huir y el pa¨ªs se sum¨ªa en el caos total, en un no mundo, proliferaban las fake news, y la idea de que la realidad se hab¨ªa escindido y ten¨ªamos ante nosotros una realidad alternativa estaba en el aire. Era como un cap¨ªtulo de La dimensi¨®n desconocida¡±, recuerda. El mundo de hoy no es muy distinto. ¡°El mundo de Dick es nuestro mundo¡±, insiste, ¡°lo que Dick vio en su ¨¦poca est¨¢ hoy aqu¨ª¡±. ?A qu¨¦ se refiere exactamente? ¡°A que Dick predijo la desaparici¨®n de la realidad¡±, contesta. Por eso, cree, ¡°su figura es cada vez mayor¡±. ¡°Hace 25 a?os que publiqu¨¦ su biograf¨ªa y desde entonces no ha hecho m¨¢s que crecer¡±, a?ade. Respecto a la biograf¨ªa y su responsabilidad en tanto bi¨®grafo de la imagen que dio de Dick ¨Cun escritor atormentado al que nunca le dejaron encajar en ning¨²n lugar¨C se apresura a apostillar que en ning¨²n momento pens¨® en escribir ¡°algo can¨®nico¡±.

El autor franc¨¦s tuvo en sus manos, asegura, el manuscrito de The Search for Philip K. Dick, el memoir que Anne R. Dick, la tercera mujer del autor de Doctor Moneda Sangrienta, escribi¨®, y en el que relataba lo complicado e incluso peligroso que era vivir con ¨¦l. ¡°Existe una biograf¨ªa cl¨¢sica estupenda, en la que se cuenta todo eso. La escribi¨® Lawrence Sutin. Lo que yo pretend¨ªa hacer era distinto. Quise leer toda su obra en orden cronol¨®gico para intentar descubrir si pod¨ªa leerse su vida a trav¨¦s de lo que hab¨ªa escrito, por m¨¢s marciano que esto fuera¡±, dice.
Y no solo eso. ¡°Mi pretensi¨®n era la de recoger su universo mental, aunque mi sensaci¨®n es que us¨¦ todo lo que sab¨ªa, solo que mezclando realidad con ficci¨®n, lo que dio lugar a un objeto un tanto extra?o, que asumo como tal¡±, asegura. ?Y si tuviera que se?alar una, dos, o tres puertas de entrada, a los no iniciados, al universo Dick, cu¨¢l de entre sus 36 novelas y 121 relatos se?alar¨ªa? ¡°Mis favoritas, sin duda: Ubik, Los tres estigmas de Palmer Eldritch y Una mirada a la oscuridad¡±.?
?Y qu¨¦ me dice de hoy en d¨ªa? ?Alg¨²n escritor de ciencia-ficci¨®n al nivel de Philip K. Dick? "No. De hecho, la ciencia-ficci¨®n de hoy no me interesa. Tuve la suerte de crecer en un momento en que el g¨¦nero era radical y experimental", contesta. "Aunque me interesa mucho lo que est¨¢ haciendo Michel Houellebecq. En su caso, no se trata tanto de una dimensi¨®n prof¨¦tica como enormemente amplia del momento que vivimos. Hay algo en ¨¦l, como hay algo en Enrique Vila-Matas y Roberto Bola?o, que me recuerda a la manera en que Dick estaba en el mundo, y es algo propio, ¨²nico, genial", remata.?
Lo pr¨®ximo: dirigir a Juliette Binoche
La actriz?Juliette Binoche encarnar¨¢ a Aubenas, en este viaje que, a?la manera del hist¨®rico G¨¹nter Wallraff? ¨Cel periodista alem¨¢n que se hizo pasar por un inmigrante turco en su pa¨ªs durante un a?o con el fin de destapar los abusos a los que se les somet¨ªa¨C, le llev¨® de oficina de empleo en oficina de empleo hasta que por fin dio con el ¨²nico trabajo al que pod¨ªa aspirar: mujer de la limpieza del ferri que une Francia con Inglaterra.
Su intenci¨®n era la de demostrar que la crisis no se ha ido a ninguna parte, y que empezar de cero hoy es casi misi¨®n imposible."Ser¨¢ una pel¨ªcula de mujeres, y la ¨²nica actriz profesional ser¨¢ Juliette", adelanta el escritor a EL PA?S. El rodaje, dice, comenzar¨¢ este invierno.
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