El Gran V¨ªa Crucis de Max Estrella

Una puesta en escena plausible, catalizada por la interpretaci¨®n esp¨ªrita de Juan Codina. ¡°Monumental edici¨®n cr¨ªtica de la sociedad espa?ola contempor¨¢nea¡±, en apreciaci¨®n certera de Alonso Zamora Vicente, Luces de bohemia parece a priori obra demasiado holgada para las magras hechuras de la escena espa?ola actual. En un espacio tan vac¨ªo como la armadura de El caballero inexistente, desplazando y haciendo rotar dos o tres espejos sobre bastidores, el director Alfredo Sanzol y su inspirado equipo art¨ªstico avivan las transiciones, multiplican la movilidad de los int¨¦rpretes y refuerzan la coralidad del montaje: ponen el azogue del callej¨®n del Gato al servicio del espect¨¢culo.

Hay en esta obra central de Valle-Incl¨¢n premoniciones de la Guerra Civil y de la revoluci¨®n orquestada por los anarquistas en la retaguardia republicana, prospecciones de calado en la miseria y la grandeza insondables del alma humana y burlas que, por su vigencia, parecen escritas por Sanzol al hilo de la actualidad, pero que figuran en el texto original, agudo siempre.

Sanzol ha dado con el tono de la pieza y con su piedra angular. Max Estrella, personaje inasible por su complexi¨®n tr¨¢gica embutida en terno grotesco, interpretado por Juan Codina tiene carnalidad t¨¢ctil, hondura sin desgarro, fatalismo ¨¦pico y una luz como la que El Greco pone en el rostro del enigm¨¢tico personaje central de Una f¨¢bula. Resultan formidables el ritmo y la expresividad precisa en la elocuci¨®n del actor, lo org¨¢nico de la ceguera iluminada de su Max Estrella, la facilidad con la cual consigue que el elaborado tropel de alusiones literarias que Valle-Incl¨¢n pone en su boca con intenci¨®n par¨®dica parezca prosa llana y monda, sin perder un ¨¢pice de musicalidad¡­

Codina es galvanizador de un trabajo interpretativo coral soberano, en el cual se singularizan la candorosa prostituta encarnada por Lourdes Garc¨ªa (la escena donde seduce a Max, con el resto de personajes oteando su intimidad, es un pleno al quince), el ramillete de personajes epis¨®dicos interpretados por Ascen L¨®pez con humor afinado y contenido, la vigorosa Madame Collet de Natalie Pinot, la afilada Pisa-Bien de Paula Iwasaki, el ret¨®rico Don Peregrino de Paco Ochoa, el achulado Rey de Portugal de Guillermo Serrano, el categ¨®rico Zaratustra de Jorge Kent¡­

El reparto es extenso, de ¨¦poca m¨¢s generosa. Chema Adeva ha asido el personaje de Don Latino por donde mejor le acomoda, con eficacia que no llega a tocar m¨¦dula. Notables la labor de caracterizaci¨®n general (Chema Noci), el espacio de Alejandro And¨²jar y la luz de Pedro Yag¨¹e, que es tambi¨¦n escenograf¨ªa. Acertados la alusi¨®n que Sanzol hace a La rosa de papel, la exposici¨®n de la teor¨ªa del esperpento entre bastidores y los gui?os al g¨¦nero chico.

Luces de bohemia. Ram¨®n del Valle-Incl¨¢n. Direcci¨®n de Alfredo Sanzol. Teatro Mar¨ªa Guerrero. Madrid. Hasta el 25 de noviembre.