¡°El desencanto es uno de los signos de nuestra sociedad actual¡±
El periodista musical Yahv¨¦ M. de la Cavada publica su primera novela 'El deseo de repetir', una obra generacional donde la m¨²sica es el motor
"Hace cuatro a?os me divorci¨¦. Muchas veces me pregunto por qu¨¦ me cas¨¦ en primer lugar, c¨®mo y cu¨¢ndo lo decid¨ª, si es que lo decid¨ª". Esta es una de las primeras reflexiones que Pablo hace en las distintas historias entrelazadas que se recogen en El deseo de repetir (Aloha!), la primera novela del periodista musical Yahv¨¦ M. de la Cavada, colaborador de EL PA?S. Junto a Pablo est¨¢n Oliver y Adriana. Los tres viven entre la apat¨ªa y el conformismo, dando forma a unos personajes que laten con dudas, frustraciones y miedos similares a los de cualquier persona que, como reza otro pasaje del libro, viven sabiendo que han tomado decisiones err¨®neas o "las circunstancias las han tomado por ti". El deseo de repetir, que prepara ya su segunda edici¨®n, es una notable novela sobre la crisis de la mediana edad, donde las canciones juegan un papel fundamental en una existencia donde el futuro prometedor se ha convertido en un presente ins¨ªpido.
Pregunta. La m¨²sica es el hilo conductor de la novela. ?Por qu¨¦?
Respuesta. M¨¢s que un hilo conductor, consider¨¦ que la m¨²sica era el mejor marco para situar a los personajes. La vida los ha llevado a puntos diferentes, pero la m¨²sica sigue siendo una forma de conexi¨®n para todos ellos: ha estado siempre all¨ª, como algo importante, un b¨¢lsamo, una pasi¨®n o incluso un refugio, tanto cuando sal¨ªan de la adolescencia como ahora, dos d¨¦cadas despu¨¦s. Al mismo tiempo, cada personaje tiene una forma diferente de pesadumbre, dudas, proyectos fracasados o situaciones vitales que no consiguen controlar, y la m¨²sica es un lugar acogedor que nunca les ha fallado. Algo con lo que pueden contar al final del d¨ªa.
P. Los tres protagonistas no salen del desencanto.
R. S¨ª, ese es, en gran parte, el motor de la novela. Quer¨ªa dibujar una historia en la que confluyesen varios personajes a los que las cosas no les han ido como esperaban porque, ?a qui¨¦n le ha ido todo como ten¨ªa planeado cuando ten¨ªa 20 a?os? Yo acabo de cumplir 41, y a mi alrededor veo a mucha gente que no acaba de encontrar su sitio, o que no acaba de reponerse de un divorcio, de un despido¡ Estamos bombardeados constantemente por im¨¢genes de ¨¦xito, por un lado, y por grande dosis de frustraci¨®n social, por otro. El desencanto es uno de los signos de nuestra sociedad actual.
P. ?Tiene el libro una aspiraci¨®n generacional?
R. Claro, es que yo quer¨ªa escribir una novela generacional. Yo me cri¨¦ en los noventa siendo parte de aquella cosa que vino a llamarse Generaci¨®n X, y quer¨ªa escribir una novela sobre la Generaci¨®n X, pero 20 a?os despu¨¦s, cuando los ni?atos dispuestos a comerse el mundo se han convertido en tipos amargados y emocionalmente disfuncionales cuyas expectativas no se han visto colmadas.
P. ?Crees la generaci¨®n de los noventa dej¨® que las circunstancias decidieran por ellos?
R. Creo que, al menos en Espa?a, somos la primera generaci¨®n a la que se le dijo de manera frontal que pod¨ªamos ser lo que quisi¨¦ramos. Somos la generaci¨®n de los ¡°JASP¡±, aquel acr¨®nimo (?J¨®venes aunque sobradamente preparados?) que vend¨ªa a una nueva hornada de juventud de ¨¦lite en un anuncio de coches; todos ten¨ªamos que ser universitarios, todos ¨ªbamos a ser triunfadores. Promesas que no pod¨ªan cumplirse y que han derivado en nuevas generaciones que parten de una perspectiva desencantada y que cuentan con que la precariedad laboral sea la norma, y no la excepci¨®n. As¨ª que no estoy seguro de si hemos dejado que las circunstancias decidan por nosotros o si no hab¨ªa otra opci¨®n que adaptarnos a esas circunstancias.
P. ?Te da miedo que el libro quede anclado en una generaci¨®n determinada?
R. He pensado en ello, la verdad, pero aunque mi intenci¨®n era que la novela tuviese ese esp¨ªritu generacional, las emociones de los personajes son bastante universales. Todos hemos tenido miedo, a todos nos han roto el coraz¨®n, todos nos hemos sentido perdidos en alg¨²n momento y todos nos hemos visto atrapados en alguna situaci¨®n de la que quer¨ªamos salir. Conf¨ªo en que, con los a?os, la novela sea un fresco generacional de otra ¨¦poca y, al mismo tiempo, se sostenga desde la perspectiva literaria.
P. Adriana es un personaje muy inquieto musicalmente.?
R. Es un personaje que hace de esa inquietud una m¨¢xima personal, y personalmente me siento muy identificado con ella. Adriana tiene mucho de m¨ª, y esa inquietud musical pasa por asumir que si hay mucha m¨²sica que amas en un g¨¦nero, es bastante probable que haya mucha m¨²sica que puedes amar en otros g¨¦neros, otros sonidos, otras propuestas creativas. Adriana tiene claro que, como dec¨ªa aquel libro de Calvin & Hobbes, en todas partes hay tesoro.
P.??Quer¨ªas demostrar a trav¨¦s de este personaje c¨®mo hay gente que no evoluciona con la m¨²sica y se queda encerrada en su nicho o tribu musical?
R. Mi idea no era tanto denunciar ese reduccionismo que, efectivamente, existe, sino proyectar la idea de que la m¨²sica son lenguajes: los hablas o no, pero si te horroriza el death metal o el flamenco, por ejemplo, no es porque sean una mierda, sino porque utilizan c¨®digos que te son ajenos. No hay ning¨²n problema en esto, a cada uno le gusta lo que le gusta y est¨¢ bien, pero, de la misma forma que un esquimal distingue docenas de diferentes tipos de blanco, el aficionado a la m¨²sica electr¨®nica, el trap o la m¨²sica tradicional iraqu¨ª diferencia mil matices de un artista a otro, aunque a un oyente que no est¨¦ metido en esos g¨¦neros le suene todo similar.
P. La m¨²sica que suena en el libro no parece que sea la m¨²sica que m¨¢s te llena o de la que te muestras especializado en prensa. ?Por qu¨¦ decidiste incluir esta m¨²sica en el libro?
R. Bueno, yo estoy muy especializado en jazz, que fue mi primera gran pasi¨®n, pero amo con la misma intensidad m¨²sicas muy diferentes, desde Bach hasta Camar¨®n. Y en la novela quer¨ªa evitar casi totalmente el jazz porque El deseo de repetir es una obra literaria, una novela pura y dura, y tem¨ªa que si la enmarcaba en el jazz se entender¨ªa como ?una novela de jazz que ha escrito el cr¨ªtico de jazz?. Esta no era la idea: la m¨²sica est¨¢ presente porque me serv¨ªa para trabajar con los personajes, pero es la obra de un escritor, no de un cr¨ªtico. As¨ª que era importante que la m¨²sica que se iba desgranando en la historia tuviese que ver con las personas que la protagonizan, que crecieron escuchando a Alice In Chains o a Dinosaur Jr. y ahora escuchan a M. Ward, Spoon, Ryan Adams o The Wave Pictures, entre otros. Todos ellos, como toda la m¨²sica que hay en la novela, son artistas que personalmente me encantan, pero ante todo son bandas que tienen que ver con la evoluci¨®n musical y emocional de los personajes.
P. ?C¨®mo es de importante la m¨²sica en tu vida?
R. La m¨²sica es totalmente transversal en mi vida. Aunque la literatura me interesa al mismo nivel, la m¨²sica es, no solo mi mayor pasi¨®n, sino mi modo de vida, con lo que ocupa la mayor¨ªa de horas de mis d¨ªas, tanto en el plano personal como en el laboral. Lo primero que hago al levantarme o al llegar a casa es poner m¨²sica, trabajo en el mundo de la m¨²sica, escribo sobre m¨²sica¡ La m¨²sica est¨¢ presente en cada aspecto de mi vida. Como escritor, lo que m¨¢s me interesa es la forma, que lo que acaba en el papel est¨¦ contado como yo quiero; pero, como cr¨ªtico, no hay nada que me haga tan feliz como que un lector me diga: ?Adoro este disco, y lo descubr¨ª gracias a esto que escribiste?. Eso lo es todo; lo que da sentido ejercer la cr¨ªtica musical.
P. ?Qu¨¦ libros te inspiraron para esta primera novela?
R. Hubo tres libros importantes en la g¨¦nesis de la novela. El primero, P¨®rtate bien, de Noah Cicero, una novela fabulosa que me ayudo a decidir que, al igual que Cicero en su libro, quer¨ªa escribir una novela generacional. Las leyes de la atracci¨®n de Bret Easton Ellis, una novela extraordinaria, me inspir¨® algunos aspectos de la estructura polif¨®nica. Por ¨²ltimo, Matando dinosaurios con tirachinas, de Pedro Maestre, que me fascin¨® cuando la le¨ª hace 20 a?os, y que volv¨ª a releer antes de escribir El deseo de repetir. Uno de los personajes de mi novela, Elia, se llama as¨ª por la novela de Maestre.
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